"Veremos, veremos", masculle Vidal Celis. Mirada serena la suya mientras sentado, entre las ruedas del desvencijado coche, improvisado centro de operaciones del le Tua Malasia y el de su nueva bicicleta a estrenar para la ocasión, dice, explica y reflexiona sobre su romance de amor-odio con el ciclismo. Relación intensa, radical la de Vidal Celis con los dos pedales. O la ama del todo, la desea más que a nada, o la envía directa a la alcoba, que no quiere más disgustos, se excusa. Mirada plena de inquietudes se mezcla en su rostro con la tranquilidad que le caracteriza. Impasible aquel que no sabe o prefiere no saber, hacer oídos sordos ante lo que parece que se avecina: el final. Un mar de dudas tan grande como los más de 15.000 kilómetros que le separan de Europa, de España. Tanto terreno para apenas cuatro meses en los que la vida le ha dado un empujón para provocar un giro, otro más de 360º. Del Footon-Servetto PRO-Tour, del Tour de Flandes y el Eneco Tour al paro. Un idilio finiquitado por una ruptura dolorosa, como toda separación precedida por un noviazgo intenso. Corto pero apasionado.
El poder de Facebook
Tanto que, a pesar de no contar en los planes de Gianetti y Matxin, de no tener zapatillas para caminar con el maillot del GEOX al que su mapa para caminar por las grandes carreras se estrecha, a Vidal Celis aún le quedaba una pequeña ansia guardada en el recoveco del alma para seguir adelante con la tortuosa galantería sobre la bicicleta: "Soy hábil" dice. No solo pedaleando, también para encontrar un rayito de luz alrededor de la plena oscuridad sobre la que vagaba, fue cuestión de teclas. Porque amigos hay que tener hasta en el infierno o mucho más allá, en Malasia. Y si están adjuntados en facebook, mejor. "Hablé con Yong Li, nos intercambiamos varios mensajes y me decía que querían buscar corredores de garantías para el Tour de Langkawi y estaban interesados en mi", narra Celis. Cada vez que pulsaba el 'enviar mensaje' su romance se tornaba más real. Cada click le acercaba más a Malasia.
La fama le precede. Vidal Celis es el tercer español que corre en el Le Tua Malasia. Edgar Nohales Alexis Rodríguez, hasta el año pasado en amateurs, abrieron el camino entre esa nieve virgen que era huir de Europa para encontrar una oportunidad. Ponerse un dorsal. Ambos, junto a Yong Li fueron sus patrones para traerlo hasta Malasia. "En el equipo me tratan bien", resalta. A pesar de que no ha sido hasta la salida de la primera etapa cuando ha despertado Vidal Celis del yet lag que ha supuesto para él esa huida. Desfase horario que le ha hecho despertar también de golpe ante la situación que se le avecina, pues su contrato con le Tua Malasia expirará cuando la carrera sobrepase las Torres Petronas en Kuala Lumpur y concluya esta edición que tiene a Emmanuelle Sella como gran favorito.
El sueño de correr en la ONCE
"No sé lo que pasará", apunta. Incertidumbre. "Estoy en conversaciones con dos equipos pero aún no sé nada seguro". Lo explica casi alicaído, sabedor de que "ya están todas las formaciones hechas, las plantillas cerradas". Aún así siempre hay un rayo que ilumina en una habitación oscura. Basta encontrarlo. "Espero que sea así". No piensa mucho en el fatídico momento en el que su dorsal 196, el que luce a partir de hoy por las carreteras malayas, caduque. Porque la turbulenta relación amorosa no puede aún terminar, se dice. Tantos años. Tanto sacrificios. Un parón y una vuelta a empezar que casi ni esperaba, ni siquiera se preocupaba. Celis creció subido en una bicicleta, dando vueltas en Valles, su pueblo. Siete kilómetros le separaban de Torrelavega, donde cada mañana empezaba Freire sus entrenamientos. "En él y en Iván Gutiérrez me fijaba cuando empecé a crecer". Pero eso fue tarde, se apuñala.
"No empecé hasta cadetes, entonces, cuando salía a entrenar a veces me encontraba con Herminio Díaz Zabala que me pasaba entrenando y aunque no le aguantara la rueda ni un kilómetro, y durante ese tiempo me llevara con el gancho para mi era la leche". Sonríe Vidal ante los recuerdos. Por Torrelavega correteaba también buscando a Manolo Sáiz en los grandes años de la ONCE-EROSKI. Dejándose ver, llamando la atención. "Mi sueño era correr en ese equipo". Lo consiguió, aunque fuera en su filial, después de pasar dos años en el Iberdrola. Pronto regresó de nuevo al País Vasco. De la ONCE al Olarra. Carcajadas ante más recuerdos. "Mira lo que hice, al filial del Euskaltel llegado desde la ONCE. Encima eran todos vascos menos yo". No importó para que le construyeran el puente del salto a profesionales con el Orbea en el 2005 en donde empezó a destacar con su tercer puesto en la 2ºetapa del CTT Correios portugués y un sexto en el Trofeo Alcudia, de la Challenge e Mallorca. "Contra Freire, Zabel, Galvez...". Le viene la imagen como si fuera hoy.
Orbea y recalificación
Un año después, Celis se vio como uno de los damnificados del cambio en la estructura directiva el Euskaltel-Euskadi. "No me renovaron". Así de simple. "Fue un palo pero se me juntó con problemas personales por los que atravesé ese mismo año y entonces lo que menos me importaba era que no me renovasen. Ni siquiera me molesté en buscar equipo". Con la temporada empezada, en marzo del 2007 decidió regresar, retomar su romance roto tres meses antes. "Me recalifiqué con Camargo, entrené una semana y gané la primera carrera". Besos y flores. Noviazgo recuperado. "Recuperé la ilusión". Acabó rozando la decena de triunfos y despidió el año con un contrato bajo el brazo, el del Barbot Siper. "¡Qué bien me lo pasé en Portugal! Coincidí con Pacheco y Bernabéu y entre los tres teníamos muy buen ambiente".
En Portugal cambió también la marcha. Tanto que, dice Celis, "he corrido carreras PRO-Tour en las que no se va tan rápido cono allí". Dos años en el país luso para que su teléfono por fin sonara con la llamada entrante de Joxean Fernández 'Matxin' para formar parte del Footon-Servetto. "Como cántabro, siempre tienes la esperanza de estar en ese equipo, por lo que es y ha sido, por los corredores que han pasado por ahí, como David de la Fuente, Cobo...". Debutó en las clásicas, su gran sueño. Probó el sabor de las piedras, especialmente en la Van Het Groene, una de la antesala del Tour de Flandes, donde se coló entre los 20 primeros. "En Flandes iba bien pero rompí el cambio en la parte final y no pude hacer nada", se lamenta.
De ahí en adelante, cuesta abajo. Su calendario le esperaba para septiembre, "pero en el ENECO Tour cogí una bronquitis". La Vuelta a España tuvo que verla desde la cama, "aunque tres días antes de que empezara vinieron a hacerme un control antidoping. Y yo estaba con 40 de fiebre". Hubiera sido un escaparate definitivo. "O no", replantea. "Si hubiera hecho las cosas antes, si hubiera ganado carreras en los meses anteriores no tendría problemas para encontrar equipo". Sacó todas sus dotes de habilidad Vidal Celis para terminar flirteando con el Le Tua Malasia la semana del Tour de Langkawi. Contrato breve pero intenso, como todo su amorío ciclista. "El año pasado corrí aquí, hice dos segundos y un tercero, aunque las etapas no son las mismas, pero espero estar disputando las etapas". En el primer sprint de la ciudad que da nombre a la isla donde ha comenzado la carrera luchó por encontrar su espacio, "No había casi sitio para poder hacer nada. Ha sido una locura, me enganché con un corredor e intenté frenar par ano irme al suelo". Hábil Vidal Celis, destreza que espera no perder el equilibrista cántabro para que su idilio ciclista no termine. Al menos, por ahora.