Desde su tercera edición de 2019 cuando se impuso Gorka Izagirre, el Tour de La Provence -toma el nombre de un diario llamado como la región- viste al líder de la general con un llamativo jersey decorado con un estampado de rectángulos de color y marcado recuerdo al pasado reciente de este deporte. Quien busque imágenes de grandes citas de mediados de los ochenta, distinguirá fácilmente otro similar usado por figuras de la época de la talla de Hinault, Lemond o Jeff Bernard, todos corredores de una misma estructura sostenida por firmas entre las que La Vie Claire primero, y Toshiba después, serían las principales. La explicación a esta llamativa reedición se simplifica conociendo la identidad del dueño del periódico que financia la prueba, y de las empresas patrocinadoras de aquellos equipos, Bernard Tapie. Este parisino es una poliédrica y destacada personalidad en Francia, donde con sus claroscuros viene siendo desde hace tiempo a la par celebridad y noticia por sus actividades como empresario, político, dirigente deportivo, presentador, actor e incluso cantante, faceta donde adoptó el pseudónimo de Bernard Tapy en sus primeros años. Iván Sosa vistiendo el colorido maillot de líder del Tour de La Provence. Foto: Bettini Photo Especialista en reflotar sociedades en crisis, Tapie llegaría al ciclismo a la caza de la promoción y notoriedad que pudiera reportarle culminar un trabajo similar con un Bernard Hinault en horas bajas. Tras su lesión posterior a La Vuelta de 1983 y ser baja en un Tour que serviría de lanzamiento de su entonces compañero Laurent Fignon, el bretón se veía fuera del liderato que había ostentado hasta entonces en el conjunto Renault. Con el apoyo de su tejido empresarial, configuraría un equipo que se mostraría rompedor en muchos campos. Con él, se dice que la modernidad aterrizó en un deporte exageradamente arraigado a costumbres que le impedían el avance. El propio bretón todavía halaga su figura con rotundidad años después. "Me hizo sentir parte integrante y no un número, lo que fui siempre con Guimard y Renault". La Vie Claire, su primera formación, innovaría en campos como preparación, material, entrenamiento... y también en imagen gracias a su equipación ahora revivida. Se cuenta que fue desde el departamento de diseño de Mic-Mac, una de sus compañías dedicada a moda femenina, donde tras varias tentativas se propuso un conjunto inspirado en una conocida composición cubista de Piet Mondrian. Cada marca tendría su sitio en una parcela correspondiente con su color y, si no era el caso, como Wonder -una firma de pilas-, se superponía una imagen de estas en la trasera del maillot simulando ser la fuente de energía de sus ciclistas, aunque la armonía de aquella equipación universalmente aclamada y reconocida quedase en duda. Con motivo de su vuelta al ciclismo, Tapie no ha dudado en asomarse puntualmente a su carrera y de paso, como es marca de la casa, regalar titulares para la galería. "Habrá que destronar pronto a la París-Niza", decía en la salida de la crono de 2019 realizada desde el coso taurino de Saintes- Maries-de-la-Mer, un escenario ciclista muy en la línea de lo que siempre ha sido su personaje; icónico y simpar.