Fernando Gaviria, triunfo patrio para desatar la pasión en el Tour Colombia

El colombiano del Movistar Team es el primer líder después de imponerse a Davide Persico, rozando la descalificación en Duitama, donde Olano llegó pinchado para vestirse de arcoíris en el mundial del 95.

Desde Duitama (Colombia), Ainara Hernando. Foto: Ilario Biondi (Sprint Cycling Agency)

Fernando Gaviria, primer líder del Tour Colombia
Fernando Gaviria, primer líder del Tour Colombia

En Duitama, a más de 2.500 metros de altura, el aire es un bien preciado. Cuesta respirar. Lo cuenta Cavendish, que estuvo una semana en Medellín y al llegar a tierras boyacenses y subirse a la bicicleta, el esfuerzo para pedalear se le hizo supremo y le cuesta, también, ese golpe de pedal final en la resolución de la primera etapa del que se queda totalmente fuera, eliminado a 100 metros de la meta cuando Fernando Gaviria cierra ligeramente a Davide Persico pero no cambia del todo su trayectoria, lo que le salva de la descalificación y le otorga el triunfo que no saboreaba desde finales de abril en el Tour de Romandía.

Gaviria no alza los brazos ni suelta un puño al aire como 29 años atrás hizo aquí mismo, sobre este mismo asfalto donde acaba la primera etapa del Tour Colombia Miguel Induráin, segundo y feliz en aquel mundial inolvidable. Minutos antes Abraham Olano se había proclamado campeón del mundo entrando en esta misma meta con la rueda pinchada y con el beneplácito de su majestad Induráin y su frenazo para que el guipuzcoano se llevara el arcoíris. Historia.

llegada
Fernando Gaviria no alza los brazos ni suelta un puño al aire pese a llevarse la victoria en Duitama. Foto: Tour Colombia

Aún resuenan esos ecos aquí, en Duitama, donde al visitante le recibe una estatua de Oliveiro Rincón, ganador de etapas en las tres grandes vueltas y que pasó por el Kelme, el Amaya Seguros, la ONCE y el Vitalicio. En el 2000, las FARC lo secuestraron y también el Ejército de Liberación Nacional. Un rescate muy jugoso, el suyo. De ambas salió airoso con presteza. Secuestro express.

Pero Colombia y ésta Boyacá por la que transcurre los primeros días del Tour es mucho más. Es la tierra de la pasión por el ciclismo. Las pintadas y los murales, la cantidad de gente que se puede ver montando en bici por cualquier carretera dan fe de ello. En Paipa, donde arranca la carrera a las diez de la mañana está el Restaurante El Pobre Antonio. En la entrada, decenas de fotos de ciclistas invitan a entrar. Por ahí ronda un ciclista vestido con un maillot teñido de los colores del ciclismo montado en su bici. Es Nemesio, el hijo del pobre Antonio. “Mi padre tenía muy poca plata y montó un bar al lado de éste, todos en Paipa lo llaman el pobre Antonio y así se quedó”.

Restaurante El Pobre Antonio
Foto: Ainara Hernando

A Nemesio le va mejor. Todas las fotos de la entrada a su bar resultan ser suyas. Con Froome, con Egan Bernal…y con Nairo Quintana, su gran ídolo. En el centro de su álbum particular está la imagen del colombiano del Movistar escalando los Lagos de Covadonga en la Vuelta del 2016, la que ganó. “¡Mira, mira! Ese soy yo”, señala a un seguidor que desde la cuneta grita desgañitado en la foto al paso de Quintana. “¿ves cómo Nairo se gira y me sonríe? ¡Ese día me subí tres veces los Lagos en bici!”. La pasión colombiana.

Unos pasos más allá, cerca del arco de salida que ya está abarrotada de público y desata su fervor con la llegada de sus locales, de Quintana y de Gaviria, de Egan Bernal, llega un aficionado pedaleando sobre una Bianchi y vestido con los colores del Mercatone Uno. Calvo y con perilla. Es la viva imagen de Marco Pantani. Es, también, un imán para todos, hasta Alejandro Valverde, que no puede evitar mirarle ya desde el asiento de copiloto del coche del Movistar que dirige Pablo Lastras al otro lado de la valla. “Ya me he hecho una foto con él, es alucinante lo que se parece”. Tallaje escalador y la misma cantidad de pelo. Solo le falta el pendiente. “Es que se me acaba de caer de camino hacia aquí en la bici”, se lamenta.

El Pantani santandereano
El "Pantani santandereano". Foto: Ainara Hernando

El “Pantani santandereano” así se llama, se le desborda la emoción cuando saluda a Giovanni Lombardi y los periodistas se le acercan. “Mi sueño es aprender italiano y poder ir a ver el Giro al menos una vez en la vida. ¡denme un trabajo!”, se ofrece, “yo sé hacer de todo: limpiar bicicletas, arreglarlas, conducir carros”. Lo que sea. Las banderas colombianas relucen bajo la lluvia horas después en Duitama, donde Gaviria se impone pidiendo disculpas a Davide Persico, “pero mi trayectoria era esa, tanto uno como otro queríamos buscar el hueco y ese hueco a veces no existe”. Los sprinters son ciclistas guiados por el corazón más que por la razón. Aunque no haya hueco, ellos lo buscan. La pasión.

Gaviria con el maillot de lider
Fernando Gaviria, vistiendo el maillot amarillo de lider. Foto: Luis Barbosa / Prensa Telefónica Colombia 

Declaraciones Fernando Gaviria

"Cuando se gana, uno siempre puede decir que está bien... y estamos de maravilla (sonríe). Una etapa bastante dura por la altura y por la rapidez de todo el tramo final. Al final, por fortuna, contamos con fuerzas. Creo que hicimos un buen trabajo como equipo y tuvimos que enfrentar rivales fuertes. Todo el mundo quería buscar las opciones, pero pienso que lo hicimos bien. He buscado desde el momento de lanzar el sprint la dirección de las vallas y es cierto que tanto Persico como yo nos hemos encontrado ahí; le he pedido disculpas pero mi trayectoria era esa, tanto uno como otro queríamos buscar el hueco y ese hueco a veces no existe. Contento por empezar así el año y agradecido a mis compañeros por el gran trabajo".

 

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