Tener licencia profesional y apellidarse 'campeón ciclista' suena más a broma de un despreocupado que a una improbable casualidad de la heráldica. Esto viene sucediendo desde la pasada temporada y el responsable es Gabriel Muller, un francés que ha cumplido su quinto año enrolado en equipos UCI y que tras adoptar la nacionalidad turca decidió cambiar también tanto su nombre por Mehmet, de los más populares en la población, como su apellido por Sampiyonbisiklet, campeón ciclista en lengua otomana, una ocurrencia aceptada contra pronóstico por las instancias legales de su nuevo país, y por extensión y pese a la incredulidad generada, por los estamentos federativos.
Seguro que este episodio del apellido no será el último en el culebrón vital de Muller, ciclista únicamente desde la treintena. Tras una intensa juventud llena de viajes, aventuras y de llegar incluso a protagonizar por diversión un reality televisivo, decidió centrarse en el deporte en un momento en el que su trabajo al mando de una compañía desarrolladora de Apps le proporcionaba generosos ingresos, pero además el tiempo libre suficiente para dedicarse a fondo a otras cosas.
Sobre la bici, y a imagen de lo realizado en su vida, tampoco se puso barreras y de inmediato soñó alto y se propuso correr el Tour de Francia algún día. Al poco tiempo de empezar a entrenar en serio, y pese a no haber llevado nunca dorsal, conseguía una licencia en la categoría continental con el Differdange luxemburgués. Le seguiría otra en el Cambodia Cycling, afiliado en el sudeste asiático y lleno de controversia en su única temporada, y en 2021 finalmente aterrizó en el Burgos-BH, donde viviría dos discretas campañas en las que afrontó un calendario con debut incluido en el World Tour en la Bretagne Classic.
A este episodio fallido en la formación burgalesa le seguiría otro en la plurinacional Global 6, y de allí, y ya mediada la recién finalizada temporada, uno más en el Vini Monzon-Savini Due rumano, donde le brindaron unas cuantas oportunidades de competir en el calendario centroeuropeo. El duodécimo puesto en la Vuelta a Serbia y el octavo en el Campeonato nacional turco como hitos más destacados en todo este tiempo son signo inequívoco de que su fama ciclista le seguirá llegando por vía extradeportiva.
Sus inversiones inmobiliarias en Turquía le permitieron arrancar en paralelo a su carrera ciclista un proceso de nacionalización culminado el año pasado con los resultados mencionados. "Esta es mi penúltima broma -afirma divertido cuando se le pregunta-. Y no sé lo que tardaré en recuperarme. De este país conozco poco, sólo sus aeropuertos, hoteles y los lugares que atravesamos compitiendo. De su lengua cero, y su comida apenas la he probado". Nada en él resulta extraño a poco que sepamos de sus antecedentes.
Su padre, Jean Manuel Da Costa, destacado ciclista aficionado, viraría a 'Muller' primero para ocultar su origen luso y más adelante, y con motivo de la publicación de un libro sobre su relación con su mejor amigo Bernard Sainz -más conocido como el Doctor Mabuse-, pasó a ser... ¡Gaspard-Melchior de Javanellos!