Alex Carera, mánager de Franco Pellizotti está que trina, y no es para menos. Uno de sus corredores estrella por el que lleva batallando desde hace casi un año acaba de ser sancionado por espacio de dos años sin por parte del Tribunal Antidopaje y ni siquiera él puede explicárselo. "Es difícil encontrar una respuesta", dice el procurador italiano. "Si un corredor que da positivo recibe una sanción más pequeña, ¿por qué con Pellizotti por valores anómalos recibe una pena de este tipo?", se pregunta Carera.
Ni el manager ni su equipo de abogados del ciclista italiano no aceptan la sanción, a pesar de que aún no han recibido la sentencia al completo, que esperan les sea tramitada en los próximos días para continuar luchando en favor del corredor.
"Han transmitido la sanción pero nosotros no tenemos la sentencia al completo", protesta. "Esperamos recibirla en dos o tres días, la estudiaremos y si hay posibilidad, recurriremos al Tribunal de Derechos", avanza. "Es un caso sin certeza de ningún tipo y cuando no la hay, hay que luchar hasta el final". Carera pone el grito en el cielo no solo por ver a su corredor directamente afectado, si no por el daño que al ciclismo hace el caso de Franco Pellizotti.
"Hoy le ha tocado a él pero mañana puede ser otro. Ha podido defenderse porque ha tenido los medios para hacerlo, de ir a la Federación Italiana y ganar la batalla para terminar yendo al TAS y perder la guerra, pero otros no pueden hacerlo. Los ciclistas no pueden permitir esto, esto es muy grave", avisa.
"¿En qué deporte estamos? Esto es una locura", opina Carera, al interrogarle por la sanción de Pellizotti, que en total suma tres años, pues lleva sin correr desde el pasado año y además se le despojarán de su tercer puesto en el Giro 2009 y su maillot de la montaña en el Tour del mismo año. "A cualquier ciclista que da positivo se le sanciona con menos". Y Pellizotti no lo ha dado. "El TAS y la UCI también quedan en entredicho con esta resolución. Tienen que pararse a pensar que por dinero no se puede arruinar la vida de un corredor", prosigue, "pero todos tienen un precio, incluso los jueces", concluye.