La Farrapona, donde el ciclismo será mágico

Se le podrá llamar la ruta del oro, la puerta del cielo o la carretera asfaltada más alta de Asturias, pero sí será desde ahora el nuevo gran escenario del deporte español en la Vuelta 2011

admin

La Farrapona, donde el ciclismo será mágico
La Farrapona, donde el ciclismo será mágico

Texto y fotos Osvaldo Menéndez

Periodista, ex director de Prensa del Mundial Madrid 2005, Vuelta Ciclista a España y director de Comunicación de las Jornadas Ciclistas Parlamentarias

 

 

El Parque Natural de Somiedo, sus espectaculares Lagos y su condición de Reserva de la Biosfera completan los datos del nuevo puerto de montaña asturiano que entra con fuerza en el ciclismo mundial.

Hay sueños, metas y esperanzas que siempre se pueden alcanzar. Son muchos los que aseguran que estamos creados para vencer y que no fuimos concebidos para la derrota. Tal vez por ello, éste es un buen momento para decir que tras muchos años de esfuerzo e insistencia por parte de los que pensamos que primero hay que creer en lo que se persigue y luego buscarlo, el deporte español ha recibido como premio el disponer de un nuevo escenario que ha de darle a partir de este instante muchos días de gloria, felicidad y satisfacción.

Por el mismo camino por el que los romanos transportaron camino de León para su Imperio el oro que de las entrañas de la tierra sacaron los astures han de entregar toda su ilusión, ansias y ganas de triunfo todos aquellos que en su condición de ciclistas profesionales el 3 de septiembre luchen por la gloria en la decimocuarta  etapa de la Vuelta Ciclista a España.

Nunca una cumbre fue más paciente pese a su grandiosidad, nunca unas rampas fueron mimadas con tanto esmero sabiendo quienes lo hacían que algún día recibirían el más justo premio. Ellos, y los que viven a diario en la grandiosidad del Parque Nacional de Somiedo, declarado por la UNESCO Reserva de la Biosfera  en el año 2000, sabían perfectamente que tarde o temprano La Farrapona iba a brillar con luz propia cuando entrasen en ella sus próximos conquistadores.

Como puerta del cielo asturiano o como cumbre de oro, La Farrapona y los Lagos de Somiedo ya pasarán a la historia del ciclismo como la más alta cumbre ciclista de un Principado que conquistó el mundo entero con Covadonga, que estremeció a los humanos con las rampas del Angliru y que aportará tanta belleza con sus "inmensos espejos de agua pura y cristalina" que hará, sin duda, mucho más grande y hermoso todo cuando sobre sus curvas de herradura puedan hacer los que lleguen a su cima en busca de la victoria o simplemente a realizarse como cicloturistas.

La Vuelta 2011 entrará en Asturias el 3 de septiembre por el Puerto de Ventana, se hará grande en San Lorenzo y descubrirá su majestuosidad en los diecinueve kilómetros que llevan desde la Central Hidroeléctrica de la Malva al cartel que anuncia que La Farrapona está a 1.730 metros de un mar Cantábrico que se siente y respira muy cercano.

Los Duendes y las Xanas

Si los Dioses controlan el Angliru, los míticos duendes lo hacen  de las gentes y de las tierras del occidente asturiano. Desde hoy y hasta ese 3 de septiembre todos han de mimar más que nunca al Nuberu, para que ese día los cielos estén despejados y el sol en lo más alto. Dicen que el Nuberu es bueno con aquel que lo cuida, con aquel que mima la naturaleza y sus tierras. Pues nadie mejor que la bicicleta y sus gentes para hacerle feliz.

Subiendo las apretadas rampas de La Farrapona, que parecen destaparse de forma panorámica en sus últimos kilómetros, no sólo descubrirán los que lleguen hasta ella que les acompañarán los robles, los hayedos o los acebos, sentirán también que en cualquier curva, tras el más simple matorral, los ojos de la osa o de sus crías estarán contemplando su figura o también que el lobo, el jabalí, el zorro, el ciervo, el corzo o el rebeco entenderán su esfuerzo.

Y lo que aún es más hermoso, que en una tierra mágica donde los duendes y las Xanas son protagonistas todo el año, no sólo el Nuberu le dará color y vida a La Farrapona, sino que el Busgosu, dueño de los bosques, estarán presente y entusiasmado durante todo el camino, de la misma forma que lo estarán el Trasgu, los Mouros o el Cuelebre. Porque las tierras de Belmonte y Somiedo son mágicas y están repletas de magia e historias.

Un lujo antes que el Angliru

Pero como La Farrapona desde hoy será ciclismo y del más grande, es bueno recordar ahora que un buen político de nuestros días que ama la bicicleta y disfruta de ella escribió que el Angliru "está en esa frontera entre lo imposible para los mortales y lo posible sólo para los dioses". Hoy ese mismo "ciclista" podría decir que La Farrapona es un puerto de lujo para el espectáculo.

Que a nadie le extrañe si a partir de este momento decir La Farrapona, nombre que más de uno con humor dirá que procede de Gijón donde todo se agiganta como El Molinón, La Escalerona o La Muyerona,  será como decir ciclismo o como decir Asturias.

Para que esto suceda hay que dar unos cuantos pasos hacia atrás y recordar que antes que Madrid se vistiera de fiesta para representar el Mundial del 2005, ya un informe de un puerto que necesita siete kilómetros de asfalto para alcanzar el cielo llegó a las manos de quienes dirigían con acierto la Vuelta. El informe y la constancia fue aumentando el volumen de dicho dossier, gracias a la insistencia de los que, además  de llevar en sus venas sangre de esa tierra, sabíamos que  merecía muy mucho la pena. Algo, que en sus muchísimos viajes de inspección, descubrieron con el corazón  mis amigos Paco Giner y Abraham Olano.

Y fue hace tres años cuando por fin el asfalto cubrió el camino, la ruta pasó a manos del Ayuntamiento de Somiedo y el primer objetivo se cumplió. La constancia recibió su premio en forma de etapa. No para demostrar que La Farrapona es un gran puerto, sino para decirle al mundo que El Parque Natural de Somiedo, sus lagos, sus gentes y sus encantos necesitaban disponer del escaparate que ofrece el ciclismo.

Somiedo está  cuatro pasos de Oviedo y a cinco de León, donde se recogía el oro romano. Ya sólo en veinte minutos se llega de la capital del Principado a los márgenes del río Narcea. Desde ahí, siempre pegados a las aguas del salmón y la trucha se acompaña al Pigüeña, se entra en el Parque por Belmonte de Miranda, se llega a Aguasmestas, y cuando las piedras rosas de la Central de la Malva en La Riera nos sorprende,  se recibe el camino que baja del puerto de San Lorenzo. Ahí comienza la ascensión a La Farrapona.

 

La sensación de estar clavados

Los túneles, marcados por el hombre como con un cincel, nos descubren el camino que se ha de seguir a la izquierda dejando la ruta del Puerto de Somiedo. El camino hacia la cumbre nos lleva entre el río Saliencia y el Cordal de la Mesa. Los números dicen que por delante hay 18,8 kilómetros, un desnivel de 1.078 metros, una altitud final de 1.708 metros y curvas y rampas que en muchos tramos superan el ocho por ciento y que incluso llegan al nueve.

Aunque las primeras sensaciones no sean de sufrimiento, muy rápido se descubre camino de La Farrapona que lo fácil se complica y el cuerpo recibe la sensación de estar clavado al asfalto cuando la pendiente es prolongada.

Pasar de los cuatrocientos noventa metros de la Riera a los mil setecientos ocho se puede hacer con el convencimiento de que el placer mágico se encontrará en la cumbre y que bicicleta y tripulante serán una misma forma. Las curvas de herradura del pueblo de Arbeyales aportarán el primer golpe de dolor en las piernas y la mirada se clavará en los cabañas de Teito o en las hermosas brañas que "gigantes" segadores cortaron muchos años atrás con sus guadañas y donde las vacas roxas de los Valles pastan en libertad.

La subida a La Farrapona se hace más bella tras cruzar el pueblo de Saliencia. A partir de ese instante las estrellas tendrán que brillar con su propia luz. Una carretera estrecha pero perfecta y casi "de paquete" les llevará hasta la cumbre rondando muchas veces el ocho o el nueve por cierto de pendiente. Serán esos kilómetros los más grandiosos de una etapa que por primera vez podrá observarse en toda su integridad, como si estuviésemos en un palco vip, desde el mirador de los lagos de Saliencia.

Si las imágenes de Covadonga condujeron hasta nuestro país a miles y miles de amantes de la naturaleza, incluido Juan Pablo II,  muchos más vendrán si El Nuberu pone de su parte ese día todo su amor, porque la ruta, el paisaje y el enorme sacrificio y esfuerzo que sólo los ciclistas saben darle a su deporte será suficiente para que el espectáculo ese día sea el mejor del mundo.

 

Pensando en los cicloturistas

Pero no sólo los grandes protagonistas de la Vuelta Ciclista a España 2011 podrán escribir en su libro personal esta aventura, hay más. Muchos de los que viven en torno a los lagos de Somiedo y hacen grande el Parque están trabajando desde hace cuatro meses para ofrecerles a los amantes de la bicicleta y del ciclismo un segundo premio.

Los hosteleros, que pueden ofrecer unos establecimientos primorosos en todo el Concejo, en todo el Parque,  y que disfrutan ofreciendo los mejores manjares, le darán a los cicloturistas de todas las edades y sexo varias oportunidades para que vivan también ellos a lo largo del año esta experiencia de la mano del Ayuntamiento y de los que un día apostaron por Somiedo y por su progreso.

De la mano de la Federación de Ciclismo del Principado de Asturias  y de su gente, un plan para cicloturistas está a punto de florecer en Somiedo. Cuando las nieves regresen al mar y la carretera esté limpia, los cicloturistas de todo el mundo podrán descubrir La Farrapona, los Lagos y Somiedo y darle durante muchos años el protagonismo que profesionalmente le ofrecerán los que hagan grande la próxima Vuelta Ciclista a España.

   * Al referirnos a "la carretera asfaltada más alta de Asturias", se toma en consideración la definición de carretera como vía asfaltada perteneciente a la red autonómica, desestimando pistas de servicio o particulares que no forman parte del conjunto víal oficial autonómico o estatal.