Allá por el norte de
la Península Ibérica, entre Cantabria y Navarra, por encima de La
Rioja, rozando Castilla y León, se encuentra un territorio, una zona,
un lugar, en el que que ese aparato llamado bicicleta es un símbolo de
una historia en la que ésta, la bicicleta, ha ocupado alguna de las
páginas más hermosas, más bellas. Allí el ciclismo es una pasión, casi
una religión. Allí la afición por ese deporte de los pedales se asemeja
a la que se vive en Bélgica, en Holanda. Allí, cada mes de abril,
cientos y cientos de personas cogen su mochila, su camiseta naranja, su
maillot del Euskaltel, y se acercan a las carreteras, acampan en las
cunetas y esperan, horas y horas, a que pasen esos héroes vestidos de
ciclistas.
Ese territorio es Euskadi, donde se disputará, entre el 4 y el 9 de
abril, la 51ª edición de la Vuelta al País Vasco, la carrera que alguna
vez ganaron Gino Bartali y Jacques Anquetil, Luis Ocaña y José Luis
Laguía, Julián Gorospe y Sean Kelly, Stephen Roche y Claudio
Chiapucchi, Tony Rominger y Laurent Jalabert, Denis Mechov y Alberto
Contador. Corredores ilustres que un día lucieron su nivel por las
rampas y las curvas vascas, las que nunca faltan, las que jamás fallan
a la cita. En 2011, como en 2010, como en 2009, como siempre, la Vuelta al País
Vasco será un paraíso del espectáculo, una competición en la que lo
verde y las cuestas empinadas serán las protagonistas. Una carrera acta
sólo para valientes, para los explosivos, para los que lleguen con un
buen estado de forma. Le necesitarán para hacer frente a un recorrido
que sigue fiel a las líneas del modelo que triunfó en ediciones
pasadas. Si algo funciona, para qué cambiar.
Arrancará en Guipúzcoa, en Zumárraga, el pueblo de Iñaki Urdangarin.
Para comenzar, para que los protagonistas entren en calor, para que se
vayan acostumbrando, se ha diseñado una etapa de 149,5 kilómetros, con
la barbaridad de siete puertos, dos de segunda categoría, cinco de
tercera. Cuando el olor de la pancarta de meta ya pasee por el pelotón,
cuando se huela el final, cuando los nervios aparezcan, cuando la ansia
por ser el mejor, por ser el primero, por llegar antes que nadie,
llegue, se toparán con la subida a la Ermita de 'La Antigua', la que
fuera parroquía de Zumárraga, en el Macizo de Izaspi, en la media
ladera del Monte Beloki. Entre olmos y caseríos, por una vía estrecha y
empinada, a tres kilómetros de que todo acabe, deberán afrontar la
primera batalla.
La segunda llegará enseguida, sin tiempo para el descanso, sin tiempo
para la recuperación. Lekumberri acogerá la llegada
de un día en el que, otra vez, qué pesadilla dirán los ciclistas, siete
ascensiones se cruzarán en el camino. Una de ellas, la de Azpiroz, de
primera, les llevará, tras una pequeña bajada, a la meta. Fue el
escenario que, en 2004, eligió Denis Menchov para alejar del triunfo a
dos locales, a dos vascos, Iban Mayo y David Etxebarría. Rampas para
gente con chispa, con fuerza. Rampas pequeñas pero durísimas. Un
clásico de la Vuelta al País Vasco.
Despues de dos días de desgaste, de emoción, de demarrajes, o eso, por
los menos, se espera, tocará un día para, en teoría, descansar o, mejor
dicho, no cansarse más de la cuenta, para guardar fuerzas. Dos puertos
de segunda, uno de tercera, 177 km de distancia, son los ingredientes
del tercer capítulo de la ronda vasca, el que les conducirá desde
Villatuerta a Zuia-Murgia.
Pronto volverán a la guerra, a las carreteras sinuosas, al asfalto
quebrado, viejo, a las rampas que parecen muros, a los trayectos de
película. Toca el turno de Arrate, del Santuario de la Vírgen de
Arrate, sobre Eibar, la marca que quedó de la fusión con la Euskal
Bizikleta. Como cada año, como cada vez que una competición ciclista
sube allí, la fiesta se apoderará de la carrera. La fiesta a la que el
año pasado se unió un Samuel Sánchez pletórico, enrabietado por haberse
quedado fuera de la pelea por la general.
De la tierra conquistada por Samuel marcharán a la quinta etapa, a la
de Urkiola, Bikotzgane y otras cinco dificultades más. Terminarán en
Zalla, donde, un día más tarde, se disputará la crono que todo
decidirá, la crono que dirá quién es el ganador, quiénes ocuparán el
podio. 24 kilómetros para saber el nuevo vencedor, el relevo de Chris
Horner, si a éste no le da, claro, por repetir.
La Vuelta al País Vasco, fiel a su tradición
Tendrá lugar entre el 4 y el 9 de abril y constará de seis etapas

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