Seguro que en las retransmisiones de clásicas flamencas muchos han reparado desde hace tiempo en la presencia en las cunetas de un espectador muy particular. Su nombre y apellido, Luc Van Steenberge, dicen poco, pero si nos referimos a él como el aficionado ataviado ahora con ropa del equipo Intermarché- Wanty-Gobert, y que lleva una pancarta con la inscripción LUC en grandes letras verdes, la cuestión resulta más familiar. Año tras año, desde hace casi dos décadas, se ha convertido en un elemento más del microcosmos de estas pruebas, donde acude apasionadamente y sin pausa tanto a ver como a dejarse ver. La celebración del Campeonato belga de ciclocross en 1998 en Geraardsbergen, localidad donde reside, marcaría el nacimiento del icono gracias a una idea para promocionar la floristería regentada por su entonces esposa. Tras asistir ese día con una pancarta en la que aparecía el nombre del comercio en grande, comprobó cómo la afluencia y las ventas subían. Por ello, desde entonces se decidió a ser un habitual en las pruebas de su región, portándola. Cinco años después se separaba, pero el hecho de dejar de publicitar el negocio no sería impedimento para continuar algo que ya se había convertido en su pasión. Luc, su nombre de pila, pasaría a ocupar ahora ese espacio y, con el tiempo y el aumento en la difusión de estos eventos, a proyectarle a niveles internacionales e incluso a ser contactado por la actual estructura del Intermarché-Wanty- Gobert, que buscando notoriedad quiso tenerle como un miembro más, en funciones de animador oficial a pie de carretera. Su familiaridad con el entorno, una exhaustiva planificación que incluye los reconocimientos y ensayos previos y, cómo no en estos tiempos, a Google Maps, hace que los espectadores acabamos viendo a Luc en numerosas ocasiones durante el desarrollo de cualquier clásica de su zona. El Tour de Flandes, la reina de todas, es su campo máximo de expresión. Allí, y aunque el aumento en la afluencia de público y de control policial le han ido poniendo las cosas más difíciles con el tiempo, ha llegado a alcanzar dobles dígitos, teniendo en el antiguo trazado con meta en Ninove su mejor registro con once. Tras cada competición, Luc revisa en su domicilio la retransmisión y añade a una estadística particular el número de apariciones en pantalla, algo que no esconde realizar con orgullo, "sobre todo porque desde hace algún tiempo me he dado cuenta de que hay algunos a los que mi presencia no les gusta, sobre todo a los directores. Tengo la impresión de que me perciben como algo irritante", afirma sin rubor. Durante una temporada, este funcionario del Ministerio de Educación de Flandes cubre unas cuarenta competiciones repartidas por su país, Francia y los Países Bajos. Tanta ida y venida buscando el paso de los ciclistas no está lógicamente exenta de contingencias, multas incluidas. "Recuerdo dos; una por aparcar en el arcén en la Lieja-Bastoña-Lieja y otra en un Tour de Flandes donde corrí más de la cuenta para llegar al Kapelmuur. Lo logré, pero me salió caro".