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La estrategia ha sido buena y el nuevo seleccionador nacional, José Luis de Santos, había planificado bien la carrera, pero un exceso de "gallos" en cabeza de las dos últimas vueltas al circuito de Mendrisio han convertido los kilómetros finales en una batalla de ataques contenidos de los que se ha beneficiado el que mejor lo ha hecho: Cadel Evans. Para él ha sido un premio a la perseverancia, al trabajo duro y al esfuerzo deportivo. Se le han resistido las tres grandes, de las que ha llevado en algunas etapas el maillot de líder, pero Cadel ha mostrado estar entre los más fuertes del mundo y, por encima de todo, hacer lo que se debe hacer en un Campeonato del Mundo: atacar en el momento apropiado, cuando tus principales rivales piensan que todavía hay margen para neutralizarte y te dejan ir unos metros, pero con la distancia justa para que, una contrarreloj individual de 3 kilómetros, después de haber machacado las piernas durante 260, permita no mirar hacia atrás y pedalear con la convicción de ser el ganador final.
La selección española de lujo
Alguno puede haber que critique la actuación del cuarteto Rodríguez/Freire/Valverde/Sánchez, pero no seríamos justos. Lo han hecho bien, a la altura de lo que se podía esperar de ellos, incluso más: meter a tres españoles entre los diez primeros no ha sido gratuito. La estrategia ha sido buena y en las escapadas previas a las 3 vueltas finales siempre ha habido españoles en las escapadas. Purito ha dado un concierto de pundonor y valentía, incluso algunos pueden llegar a pensar que sin acordarse de sus compañeros podría haber conseguido otras rentas mejores, pero él ha sido durante muchos kilómetros el espíritu vivo de nuestra selección y ha trabajado para un equipo; el destino ha sido generoso y le ha premiado con un bronce, por el que ha luchado hasta el sprint final con el inteligente Kolovnev, quien le ha arrebatado la plata.
La locomotora Cancellara
El primer ataque serio lo ha lanzado el incombustible Vinokourov, a falta de más de dos vueltas al circuito de Mendrisio, pero era demasiado peligroso para dejarle escapar y ha sido neutralizado enseguida. El protagonista ha pasado a ser otro: de no ser por el comportamiento rocoso de los cinco componentes de las selecciones española e italiana en los compases finales, Fabian Cancellara podría haber conseguido un doblete en Mendrisio, en su casa. Cuando, a dos vueltas del final, el pelotón ha quedado definitivamente fraccionado, el suizo ha sido quien ha desatado las hostilidades. Y no disparaba con pólvora mojada: sus ataques, hasta 5 consecutivos, han elevado la media por vuelta a más de 43 km/h, cuando en los 17 giros anteriores no se llegó a los 38 km/h. Pero estaba luchando con los mejores y no ha tenido demasiado margen de maniobra. Aun así su pundonor le ha llevado a ocupar el quinto puesto final que, sumado a su oro en la contrarreloj, completa un palmarés de auténtico lujo para el potente corredor suizo en 2009.
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