No se gana hasta que se cruza la Castellana

Alberto Contador sufrió una caída a 50 kilómetros de meta sin consecuencias

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No se gana hasta que se cruza la Castellana
No se gana hasta que se cruza la Castellana

Foto: Tim de Waele

Nunca es creíble el repetido dicho en el argot ciclista que reza que nunca se gana una carrera hasta que se cruza la línea de la última meta. Frase sabia. Alberto Contador la tomó como bandera tras su incontestable triunfo en el Angliru y su posterior demostración de fuerza y dominio en el puerto de San Isidro, allí donde las Fuentes de Invierno se tornan en estación de esquí. Nadie le creyó. Camino de Ponferrada hizo buenas sus palabras ante una grieta que quiso comerle. A él y a su maillot. "Íbamos tranquilos, yo estaba bien situado antes de empezar a subir el Alto de Ocero y en un cruce se me ha metido la rueda delantera en una grieta". Explicaba el madrileño, con las dos piernas llenas de magulladuras. Heridas de guerra. "Cuando yo digo que hasta la meta de Madrid no se sabe qué pasará". Erudito.

 

"No me imaginaba que pudiera haber una grieta ahí, ha sido totalmente inesperado". Sorpresa. Ahora tiene un rival más. Él mismo, como señaló en el Angliru, un utópico desfallecimiento y los agujeros del suelo. Pero no dejó que la tierra le tragase. Amarró su oro y se lanzó a por el pelotón, que frenó ante el impacto del madrileño. "Cuando te caes no piensas en nada". No se le pasó por la cabeza ninguna lesión. Correteó hacia el coche de los médicos para ser atendido. Diagnóstico tranquilo. "Ha sido chapa y pintura". Miró a la cámara. Sonriente, como siempre. Le vistieron las heridas con tiritas, pero el sudor de sus piernas las despegó de su fino cuerpo escalador. Después habló con Bruyneel. Y con Chechu Rubiera."Estoy magullado, pero no es nada". Y para arriba. Al pelotón.

 

Su costado izquierdo llegó tocado a León. No importa. Es diestro. "Hoy me tocará dormir del lado derecho y  boca arriba", aseguraba. Del mismo lado por el que ayer atacó a Ezequiel Mosquera, y mirando al mismo horizonte. Siempre en ascenso. Hacia arriba. Se consoló al llegar a meta "menos mal que se formó una escapada por delante porque el final era muy complicado, me recordaba a las etapas del Giro de Italia, con Danilo Di Luca y Ricardo Riccó, que eran una auténtica locura". Aquel Giro que también ganó.

 

Zanjó también la polémica tras las declaraciones de Álvaro Pino exigiendo profesionalidad al Astana. "Ya he hablado con Ezequiel Mosquera y no tenemos ningún problema. Ayer la situación me beneficiaba para coger bonificaciones y desde el coche me dijeron que no desaprovechara la oportunidad". Nunca lo hace. A la mínima pega su tiro de gracia y deja agonizante la carrera. No muerta. Porque no se gana hasta que se cruza el Paseo de la Castellana/> madrileño. ainara@ciclismoafondo.es