Hace más de diez años que la Crono de las Naciones marca el final de la temporada profesional de carretera en Europa. Las sucesivas desapariciones de pruebas de referencia como la Firenze- Pistoia italiana o nuestra Escalada a Montjuic acabaron dejando como epílogo estacional a esta contrarreloj individual disputada en Les Herbiers, al este de Francia en el departamento de Vendée. La competición no se ciñe únicamente a los profesionales. De hecho, ni siquiera las siete cronos que la componen son el único evento, sino que integran la conocida como Fête du Chrono –Fiesta de la Contrarreloj-, un conjunto de actos populares celebrados desde el martes previo hasta el lunes siguiente con cabida para partidos de fútbol, caminatas, una cena de gala, cabaré e incluso un concurso de belleza donde no son premiadas personas, sino vacas de raza Blonde Aquitania. Pese a encuadrarse en la categoría punto 1, a la carrera nunca le han faltado nombres de entidad dando lustre a la inscripción, y en la mayoría de los casos al palmarés. Kiryienka, Chavanel, Tony Martin, David Millar, Vinokourov o el ucraniano Honchar aparecen dentro de una lista de ganadores donde también tiene sitio gracias a su doblete (2000 y 2001) Jean Nuttli, ex corredor suizo olvidado por casi todos, pero cuya llegada y trayectoria en este deporte se merece una reseña por su escasa ortodoxia. En agosto de mil novecientos noventa y seis, y tras haber dejado de correr como aficionado hacía un par de años, Nuttli pesaba ¡ciento veinticinco kilos! La báscula, y sus problemas para acceder al primer piso de su casa, le recordaban a diario una realidad de la que quiso escapar de modo radical. Un autoimpuesto régimen de quinientas kilocalorías diarias, más sesiones de cinco o seis horas de rodillo, obraron en pocos meses el desaconsejable milagro, dejándole por debajo de los setenta kilos y listo para correr. Lo haría destacando desde muy pronto en las contrarrelojes y, con el paso de los años y los resultados, el equipo Phonak de su país llamó a su puerta para ofrecerle un contrato profesional de cara a 2001. Ya en la máxima categoría consiguió triunfos casi de inmediato, destacando un Campeonato de Suiza de crono frente a un entonces bisoño Fabian Cancellara. Varias etapas del mismo formato en numerosas pruebas europeas, una clasificación general y el referido doblete de Les Herbiers adornaron el palmarés de sus cinco temporadas al máximo nivel, donde también intentó sin éxito asaltar el Récord de la Hora a finales de 2002. Sobre una bicicleta convencional y sin acoples se quedó a casi dos kilómetros y medio de la marca que ostentaba por entonces el británico Chris Boardman. También en el Mundial de la especialidad completó cinco dignas apariciones, con dos plazas entre los quince primeros (11º y 13º) y tres entre los treinta (21º, 23º y 29º). La mejor fue curiosamente la primera en Plouay, allí rozó el top10 tras un calamitoso periplo previo que le llevó a perderse en el Aeropuerto de París y quedarse sin reconocer el circuito el día anterior a la crono, caerse la mañana de la prueba tras romper su cadena y, para colmo, ser confundido en su recorrido por la motocicleta que le precedía. "Es Míster Bean hecho ciclista", llegaron a decir bromeando sobre Nuttli en los medios helvéticos.