Desde su creación, en 1986, ningún corredor alemán había logrado inscribir su nombre en el palmarés de la Clásica de Almería, la gran prueba de un día andaluza donde año a año acuden muchos de los grandes nombres de la velocidad. En la de 2019, edición 32, el teutón Pascal Ackermann acabó con esa curiosidad estadística. Ackermann, jovencísimo corredor del Bora, actual campeón nacional de su país, estrenó paralelamente su palmarés de este año en el que era su tercer día de competición del curso.
#ClásicaAlmería19. Así fue la victoria de Pascal Ackermann (@Ackes171) en la @Clasica_Almeria 2019. La estética belleza del sprint.
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A sus 25 años, Ackermann es uno de los talentos de la velocidad actual después de sus triunfos de 2018 en el Tour de Romandía, el Criterium Dauphiné, la Vuelta a Polonia o dos pruebas de un día como la Brussels Classic o el GP de Fourmies. En la línea de salida de Almería era uno de los candidatos al triunfo final junto a su compatriota Marcel Kittel (Katusha) o el italiano Matteo Trentin (Mitchelton-Scott), campeón de Europa. Y en el sprint con el que se resolvió esta edición, acabó batiendo a Kittel, a Luca Mezgec (para el que en esta ocasión trabajo Trentin) y a la dupla Movistar Carlos Barbero y José Joaquín Rojas. El mano a mano entre Ackermann y Kittel fue sensacional.
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El siempre previsible sprint no fue, empero, algo automático. La trigésimo segunda edición contó con una fuga de seis ciclistas que, una vez que fue neutralizada (Carlos Verona, su último exponente, fue cazado a 88 kilómetros del final), acabó deparando la constitución de dos grupos que mantuvieron un tremendo pulso durante muchos kilómetros, alimentado atrás con un trabajo formidable del Mitchelton-Scott y el Katusha, las dos formaciones con los principales aspirantes a la victoria final.