Ya se le empezaba a notar risueño a Franco Pellizotti en la noche del miércoles. Algo pasaba, o iba a pasar para que su sonrisa, sus jocosos comentarios, su alegría, fuera diferente. O la misma más bien, la de siempre. La que le robaron hace casi medio año. El jueves 21 de octubre estaba marcado en su calendario con doble cruz roja, para que lo viera todo aquel que le visita en su casa de Bibione, el hogar que no ha cerrado las puertas a todo el que en estos meses oscuros le ha llenado de rayos de luz. Era el día de la verdad después de que la resolución de procedimiento, el que le dejó sin correr el Giro de Italia cinco días antes de viajar a Amsterdam por unos supuestos 'valores anómalos' en su pasaporte biológico. La hora del todo o nada llegaba el 21 de octubre a mediodía, retrasada, pues el juez que debía resolverlo cogió vacaciones a mediados de septiembre, cuando estaba ya afilada la hoja de la guillotina para enviarle a la tumba. Así va el ciclismo, dejando los deberes para después.
"Y si sale bien, ¿qué hacemos?", retaba Pellizotti, sonriente, bromista, la tarde anterior. Cena, amigos y risas, charla distendida para desconectar pero sin evitar un roce con la cruda realidad. "Habrá que celebrarlo a lo grande". A ninguno de los presentes se le ocurría cómo, qué, cuándo organizar una fiesta porque a nadie se le pasó por la cabeza una absolución a pesar de la injusticia del caso. Unos valores anormales detectados en agosto del 2009, tras el Tour de Francia, en su pasaporte biológico, el revolucionario sistema de control sobre los ciclistas que dio comienzo precisamente al inicio del 2009, y que se ponen en conocimiento del corredor en marzo, cuando Pellizotti acude a la UCI a dar explicaciones justificadas de los valores encontrados. Dos meses después, un sinfín de metros de desnivel acumulados de entrenamiento en altura, cinco kilos de peso perdidos para una preparación rígida, rozando la perfección para ganar el Giro de Italia, justo dos días antes de partir hacia Amsterdam el ciclista italiano fue desposeído de su licencia ciclista. Sin Giro, sin Tour, sin Vuelta. Sin nada.
"Estoy más que contento"
Ahí comenzó un infierno que acaba ahora. Hoy. En el día de la doble X roja del calendario de Pellizotti. El día en el que esa felicidad adelantada estalló en euforia, casi incredulidad por verle, por verse a sí mismo ya casi muerto. El Tribunal Antidopaje Italiano ha decidido, después de dos horas de reunión, absolverle de toda sospecha y levantar la inhabilitación que el amenazante CONI, con Ettore Torri a la cabeza había propuesto para él: dos años de sanción sobrevolaban su cabeza como espada de Damocles que ahora se esfuma. "Estoy más que contento, no puedo decir nada más porque no sabría cómo expresar mejor esta alegría tan inmensa. Al final todo ha salido bien", dice Pellizotti, con una sonrisa todavía más marcada. Vuelve a ser el mismo otra vez. "Me lo han hecho pasar muy mal, me han dejado sin temporada pero puedo volver a correr el año que viene, y eso es lo que ahora pienso, mejor nada más. Todo este sufrimiento ha merecido la pena con el resultado, pero se podía haber evitado", añade. Quiere olvidar, pasar página, a otra cosa, a otro año que le saque del infierno por el que ha respirado desde mayo.
El Tribunal Antidopaje Italiano ha considerado que no existen "los elementos suficientes para probar una manipulación", por lo que Pellizotti queda completamente absuelto. Y no solo eso. La UCI deberá pagarle 5000 euros por todos los costes del procedimientos que los llevó a cabo el propio corredor de su bolsillo que terminará recuperando. Lo que no le devolverá la UCI, ni el CONI a Pellizotti es una temporada perdida en la que partía con los objetivos de luchar por el Giro de Italia y revalidar su título de mejor escalador del Tour de Francia conquistado en el 2009. "Nadie me lo va a devolver y por eso voy a exigir los daños a la Unión Ciclista Internacional", apunta el corredor. "Nadie se imagina los malos momentos que he pasado", subraya.
Pasados todos. Borrón y cuenta nueva para Franco Pellizotti que tras hacerse pública su absolución ha visto la pantalla de su teléfono inundada de llamadas, entre ellas, de los dirigentes del Liquigas. "Han sido los primeros en llamarme para decirme que el puesto que tenían guardado para mi se mantiene". Así pues, el equipo italiano restablece su hueco que nunca ha sido sustituido y por el que habían esperado hasta hoy para cubrir su plantilla, que contará con tres puntales: Ivan Basso, Vincenzo Nibali y Franco Pellizotti. De nuevo.