Todos tuvimos un sentimiento especial, entre la perplejidad y la fascinación, cuando contemplamos que Peter Sagan, en menos de un minuto, había pasado en la prueba de Mountain Bike de los Juegos Olímpicos de la última plaza en la que partía a los puestos de cabeza.
Not quite the PeterSaganCam but good enough! He is sooooo fast!#MTB #Rio2016 pic.twitter.com/Evt4VXJHvB
— CyclingHub (@CyclingHubTV) 21 de agosto de 2016
El exótico reto de cambiar la bicicleta de carretera por las ruedas gordas estaba dando resultado y durante una vuelta el ciclista del Tinkoff se codeó con la élite mundial de la especialidad, a la que parecía plantar batalla con cierta facilidad. Desafortunadamente, la mala fortuna o quizá la menor pericia, dada la falta de costumbre a descender entre piedras, provocó que pinchara la rueda trasera y se viera obligado a descolgarse del grupo cabecero. “En el inicio me sentía bien y estaba entre los tres primeros, pero sufrí un pinchazo y tuve que rodar con él durante más de media vuelta hasta poder llegar a la zona de boxes y cambiar la rueda. Con todo el tiempo que perdí, era imposible contactar de nuevo con la cabeza”, comentó Sagan tras la conclusión de la prueba, que no llegó a terminar dado que los problemas mecánicos le persiguieron durante todo el transcurso de la misma. “Tuve otro pinchazo en la vuelta tres o cuatro. Era pequeño pero la rueda parecía un chicle. Estos dos pinchazos fueron muy duros a nivel mental. Hice todo lo que pude pero así era imposible conseguir el top 10”.
Tras el primer infortunio mecánico y la posterior reparación, Sagan inició una remontada que le llevó de nuevo hasta el undécimo puesto antes de volver a pinchar y perder un tiempo ya insalvable. Aun así, el eslovaco terminó satisfecho pues cree que “podría haber terminado en el top 10” de haber tenido una carrera sin inconvenientes. “Después de siete años, he regresado al Mountain Bike y estoy contento de haberlo intentado. Ha sido una experiencia increíble a pesar de los problemas mecánicos”.
