Fotos: Tim de Waele Las estrellas también brillan cuando luce el sol. Fenómeno a contrasentido pero empírico. Tendrá lugar todas las tardes a partir del próximo día 4 de julio, prodigio que se alargará en tres semanas y que relucirá por toda Francia hasta irradiar los Campos Elíseos de París. Y es que, a excepción de Alejandro Valverde, todos los grandes nombres del pelotón internacional estarán presentes, éste año, a diferencia del 2008 con el veto al Astana, sí en la línea de salida de la ronda gala más sofisticada de los últimos años y no solo por su flamante punto de partida de Mónaco y la contrarreloj inicial por las calles de su exquisita capital. Ningún favorito fallará a esta edición de la ronda gala que reúne a los vencedores de los últimos diez Tours de Francia y que serán los hombres que llevarán el gran peso del favoritismo desde el mismo pistoletazo de salida. Lance Armstrong (199-2005), Óscar Pereiro (2006), Alberto Contador (2007) y Carlos Sastre partirán como las grandes referencias de una carrera en la que, como siempre, la segunda fila de favoritos buscará romper pronósticos para decantar la balanza de su lado. Empeño complicado éste, pues el aguerrido bloque del Astana será la referencia en todos los terrenos clave del Tour de Francia. Contrarreloj y montaña. Los hombres de Johan Bruyneel son, de largo, la escuadra más potente y con mayores y más variadas opciones. Entre ellas sobresale la figura de Alberto Contador. El madrileño es, a las claras, el gran favorito para adjudicarse el Tour de Francia. A su buen estado de forma se añade la impresionante mejoría que ha protagonizado en las pruebas contra el crono. Lo dejó entrever en la Vuelta a Castilla y León, donde solo su compañero y gran especialista Levi Leipheimer pudo superarle. Después, el madrileño confirmó sus progresos en País Vasco con la etapa final en Zalla que sirvió para adosar su triunfo final y lo certificó sobremanera en los Campeonatos de España. Más de medio minuto le restó al anterior campeón, Luis León Sánchez para vestirse con el maillot rojigualda. Con ello, Alberto Contador no hace si no ganar puntos como potencial ganador del Tour de Francia. Las dos pruebas contra el reloj individuales, la inicial de Mónaco y la de Annecy, de 40 kilómetros parecen incluso más adaptadas para sus características que el trazado de los Campeonatos donde se impuso aunque los rivales que tendrá el madrileño serán totalmente diferentes. Empezando por su compañero en el Astana Lance Armstrong, que en el Giro de Italia ya demostró su fondo intacto para una gran vuelta de tres semanas. El americano llega a la cita con el Tour de Francia después de haber estado totalmente ausente tras su participación en la corsa rosa. Un mes largo sin competición pero de largos entrenamientos que le harán llegar en las mejores condiciones posibles teniendo en cuenta su edad y los tres años en el dique seco. Pero u nombre y apellido sigue intacto. Y sus siete victorias en el Tour de Francia, también. Son estos dos aspectos los más intimidadores y con los que Armstrong tiene un hándicap respecto al resto de corredores. Y nadie duda de que la rivalidad con Alberto Contador será el gran aliciente de la primera semana de carrera...y quizás también tras la primera incursión, leve, pero montañosa al fin y al cabo de los Pirineos. Por condición física, Contador tiene todo a su favor. Edad, corpulencia y un estado óptimo que ya se dejó ver en la Dauphiné Liberé y que en el último mes ha pulido al máximo para mejorarlo. En ese aspecto, Armstrong es una incógnita. La misma interrogativa que desprende su papel dentro del equipo. Galón de líder intacto o gregario sacrificado para el futuro, y presente del Astana y del Tour de Francia, la carrera pondrá, como siempre, a cada uno en su sitio. La brea francesa será la mejor juez posible, tanto de las actitudes y el empeño laborioso como, más determinante, del estado de forma de cada uno. Las opciones de Sastre Parece, pues, una guerra anunciada entre el heptacampeón del Tour y el madrileño, batalla de la que muchos ciclistas pueden salir beneficiados. Entre ellos el ganador de la anterior edición. Carlos Sastre será, después de la pareja del Astana, la segunda gran referencia del este Tour de Francia. Cierto es, desventaja, que el abulense no parte con un bloque tan fuerte como el que contaba el año pasado en el CSC reconvertido en Saxo Bank pero su triunfo en 2008, impolutamente individual acrecentan su optimismo, al igual que el plato fuerte del Mont Ventoux en la penúltima jornada. Su mejoría en la contrarreloj se dejó patente el año pasado cuando aguantó a un especialista de la talla de Cadel Evans un día antes de llegar a París por lo que, en esta edición, a Sastre, al igual que a Contador les beneficia la explosividad de la vigésima etapa y la prueba contra el reloj alejada de las últimas y siempre jornadas en la ronda gala. En su intento, Sastre contará con la inestimable compañía de José Ángel Gómez Marchante, que vuelve por fin al Tour de Francia tras sus problemas de salud de los últimos años, e Iñigo Cuesta, su gran compañero y sacrificado gregario. Especial atención deberá prestar el líder del Cervélo a la contrarreloj por equipos que, aunque temprana, puede dejar a la escuadra suiza fuera de combate antes de la montaña y obligar a esforzarse al máximo en los Pirineos para recuperar el tiempo perdido frente a los favoritos.
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Tour 09: El análisis de los favoritos
La batalla que se presupone entre Armstrong y Contador marca el inicio de una carrera plagada de estrellas en la que Alejandro Valverde será el único gran ausente de los principales nombres del pelotón internacional
