“¡Yo soy escalador, no soy explosivo!”, Vincenzo Nibali se resigna cuando se sienta en una de las sillas de playa que ha preparado su Astana para los ciclistas en medio de la carretera de Al Quriyat y habla del segundo puesto al que le ha abonado Boasson Hagen en la impresionante rampa que el Tour de Omán había guardado, inédito y desconocido para el final de la segunda etapa. Una cuesta impresionante de dos kilómetros y 800 metros de carretera ancha pero plagada de curvas, de esas que la Vuelta a España tan acostumbrados tiene a los espectadores. “En una llegada así yo poco puedo hacer”, se defiende Nibali. De hecho, asegura, “el único que me podía ganar de los que estábamos delante era él”.
Así ha sido. “Cuando ha atacado ni le he visto”, confesaba Nibali, mientras su masajista Michele Pallini le extiende una toalla por los hombros para protegerle del fresco que se ha instalado en la meta cuando el sol se esconde tras las nubes y el desierto de Omán ya no es un lugar tan asfixiante. En efecto que no lo es, “había bastante viento en el final”, cuenta el Tiburón del Estrecho, “por eso era muy importante estar delante. Grivko, Fuglsang y Agnoli me han protegido muy bien”.
Poco más pudo hacer Nibali. “Un segundo puesto que está muy bien en esta llegada”. Y un aviso en toda regla de que el Tiburón viene a por todas en Omán. “Me encuentro muy bien pero no me meto ninguna presión aquí. Quiero hacerlo bien. La Green Mountain la conozco bien, ya he ganado allí y si las piernas me responden, me gustaría probarlo. Omán no es un objetivo pero ganar siempre es bonito”. No se esconde Nibali: “Ganar sería la mejor satisfacción para mi y para el equipo” y no duda que “si tengo piernas lo intentaré”.
En su ambición seguro no se topará con Richie Porte. El tasmano del BMC ha vuelto a dejarse más de tres minutos en la etapa y ya está a más de seis en la general. “Lo vimos fuerte en el Tour Down Under, y quizá aquí esperábamos más de él pero no puedo decir nada más”, opina el siciliano.
El que sí puede ponerle en apuros es su compatriota Davide Rebellin. Camino de los 45 años, el ciclista del CCC ha sido hoy quinto en la etapa y en la general está a solo 10 segundos del liderato –a seis de Nibali-. “Es un ejemplo de gran profesionalidad”, afirma el líder del Astana, “cuando no está entrenando siempre está buscando cualquier cosa con la que trabajar o mejorar. Es un estímulo para todos ver que con esa edad aún es competitivo”. A Nibali ni se le pasa por la cabeza hacerlo. “¡¡Noooo!!”, exclama en alto y entre risas, “quizás en MTB como mucho, pero a ese nivel seguro que no”.