Vuelta a Castilla y León, 2ª etapa: José Joaquín Rojas vuelve a lo grande

Un mes después de romperse dos huesos de la mano en París-Niza, fue el último hombre junto a Winner Anacona en preparar el ataque de Valverde

Ainara Hernando

Vuelta a Castilla y León, 2ª etapa: José Joaquín Rojas vuelve a lo grande
Vuelta a Castilla y León, 2ª etapa: José Joaquín Rojas vuelve a lo grande

El Mont Ventoux es un camino de ida pero sin retorno. Es la culminación, los fuegos artificiales del final. Toda la emoción contenida entre los vientos que azotan la montaña desnuda de vegetación. Aquello parece la luna. Es el final del camino. Pero la París-Niza es el banco de pruebas. El termómetro de la ronda gala. Este año ASO colocó el Ventoux en la París-Niza de subida y también cuesta abajo. Y a más de 100 kilómetros de meta. Una profanación, dijeron muchos.

El caso es que allí, en pleno descenso, José Joaquín Rojas se dejó la palma de la mano. El hueso ganchoso y e trapecio. Fractura. Rojas es un hombre de equipo. De la velocidad que tanto le gustaba y los sprints que ganaba pasó a dedicarse a proteger el alma y las piernas de sus líderes. De su paisano y amigo Alejandro Valverde, principalmente. Por eso cuando Rojas se cayó, lo primero que le hizo retorcer el rostro más que el dolor era el miedo a perderse el Giro de Italia donde este año va a debutar igual que su jefe.

Poco más de un mes después, José Joaquín Rojas ha vuelto a la competición y lo ha hecho a lo grande. En el alto de Fermoselle, fue junto a Winner Anacona, el último hombre que lanzó a Alejandro Valverde antes de que atacara. “A última hora, Alejandro iba con muchas piernas y me ha dicho en el primer kilómetro del puerto que se iba. Cuando dice eso, amén”.

Amén puede venir a ser que se acabó la carrera. Que el resto no tiene nada que hacer. “Yo me he puesto a tope, porque él sabe que tengo un kilómetro bastante explosivo y queríamos jugar esa baza”, explicaba en meta Rojas. “Después se ha ido con Barbero, lo ha soltado y luego, pues su exhibición normal y corriente”. Una más de su estelar carrera.

El propósito de Valverde y de todo el Movistar no era otro que “reducir el grupo y quitarnos rivales. Hemos ido todo el día tirando y cuando hemos visto la ocasión, hemos acelerado. Ayer Pello Bilbao cogió algo de ventaja y había que soltarlo. No podíamos esperar a mañana”, contaba Rojas, que aprovechaba para eludir al gran trabajo de las nuevas jóvenes perlas del Movistar: “Tenemos dos chavales, Antonio Pedrero y Jorge Arcas que vienen andando muchísimo y se han portado muy bien. Todo el equipo ha sido perfecto”.

De su mano, dice Rojas que con la alegría por ver a su paisano y amigo triunfar y exhibirse al final, queda en un segundo plano, cuenta que “progresa adecuadamente. Ayer en la primera etapa con el frío y la lluvia sufrí más pero estoy bien para lo que esperaba que me iba a doler. Me sigue molestando pero me quedan tres semanas para el Giro, que es lo importante. Mi reto de ayudar a Alejandro”. A que vuelva a exhibirse en la ‘corsa rosa’, claro.