Vuelta al País Vasco: Todo se decidirá en la contrarreloj de Zalla
Las últimas referencias de etapas contra el reloj benefician a Alberto Contador, pero en Zalla, el escenario que determinará el vencedor, el madrileño ya perdió una Vuelta al País Vasco
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Vuelta al País Vasco: Todo se decidirá en la contrarreloj de Zalla
Euskadi es tierra de tradición y hábitos. De referencias históricas que perduran a lo largo de los años. A las que se recurre con frecuencia y se imitan en apego. La Vuelta</personname /> al Pañis Vasco, para no cortar el arraigo también tira de sus propias raíces. Usanza biblíca. Historia muerta de la carrera más viva. De ella, y también de referencias más próximas se nutren ahora los equipos que mañana se juegan el maillot amarillo decisivo. El oro más preciado. Historia y números. Polos opuestos. Reñidos. Levantan bulla en las carnes de Alberto Contador. La contraposición de los antecedentes, segundos y centésimas agolpados en clasificaciones contra el crono, las que le favorecen y se le sitúan como ganador más factible de la Vuelta</personname /> al País Vasco. Optimistas. Y la efemérides, obituario de hundimiento. Necrológica.
Hagiografía mortífera. No es Zalla paraje de buen recuerdo para Alberto Contador. Calumnioso. Aquí, el madrileño se subió hace apenas tres años a la misma rampa desde la que mañana se lanzará a por su segunda general en la Vuelta</personname /> al País Vasco para disputar los idénticos 24 kilómetros</metricconverter /> con el halo de favoritismo recorriendo el traje del Liberty Seguros que entonces vestía. Aquel soleado ocho de abril del 2006, Contador estaba empatado a tiempos con Samuel Sánchez, que tomó la salida dos minutos después que él, vestido de amarillo líder. Candente. Ambos parecían ser los únicos actores protagonistas de la película que debía superar Beci, crítico jurídico. Antes que ellos, pusilánimes y con, sobre el papel, muy poco que decir, habían tomado la salida Alejandro Valverde, con diez segundos de diferencia respecto al líder, José Ángel Gómez Marchante, a nueve y Toni Colom, con ocho segundos que recuperar para vestirse de amarillo Tímida amenaza. La mayor bestia se concentraba en las piernas del canguro Cadel Evans, quinto clasificado en la general, a dos segundos de Samu y Contador cuando Zalla asistió a la victoria de Thomas Voeckler, el día previo a la jornada determinante de la Vuelta. La</personname /> que siempre espera a sentenciar la ronda vasca. Tradición.
Vuelco en 2006
Aquella fue una tarde de sobresaltos. Abril soleado. Atípico en el País Vasco, en la vuelta de las lluvias torrenciales. Apareció Lorenzo, amarillento y sus rayos depararon solo en el Saunier Duval de José Ángel Gómez Marchante, que partió con ocho segundos de desventaja respecto a Alberto Contador y Samuel Sánchez. Descalabrado. Eliminado casi. Impensable su victoria con los zapatos especialistas de Cadel Evans, quinto a solo dos segundos entonces. Sucedió lo impensable. Samuel Sánchez líder entonces y con las ruedas pisando su propia tierra, la de Beci, a mitad de etapa y con la cercanía de Güeñes, el cobijo que le vale como licencia vasca acabó a 51 segundos la contrarreloj. Inconcebible pero cierto. Contador paró el reloj 29 segundos más tarde que José Ángel Gómez Marchante. Otra fantasía irrealizable en apariencia.
Ni Toni Colom, tercero a ocho segundos, ni Alejandro Valverde, segundo, a seis segundos pudieron con el impresionante y sorpresivo golpe de pedal del madrileño que ahora engrosa la línea militar de Carlos Sastre en el Cervélo. La clasificación general que cerró también esa tarde la Vuelta</personname /> al País Vasco del 2006 dejó a Marchante con siete segundos de ventaja sobre sus compañeros en el podium, Colom, entonces en el Caisse d’epargne y Valverde. Contador se hundió hasta la quinta plaza, seguido de Samuel Sánchez y Cadel Evans, otro de los favoritos mañana, se perdió en la octava posición de la general final.
Referencias favorables
Pero más que a la historia reciente de la Vuelta</personname /> al País Vasco, olvidada en los anhelos de la memoria, Alberto Contador recurre a los últimos relojes que han establecido sus marcas en este tipo etapas. Las matemáticas, lógicas y siempre sensatas le señalan como favorito indiscutible. Sin altercado ni disputa viable. Contador ha ganado dos contrarreloj esta temporada, y en situaciones bien diferentes. La primera, en la Vuelta</personname /> al Algarve, con una distancia total de 33 kilómetros</metricconverter /> y la segunda, en la prólogo de la París-Niza</personname />, donde nueve kilómetros le valieron para demostrar que era el hombre más fuerte y colocarse al frente de la clasificación general. El más cercano precedente es el de la Vuelta</personname /> a Castilla y León. Favorable también.
En Palencia, plató de la segunda etapa, huérfana de Lance Armstrong por su huida el día anterior, Contador dio muestras de su progresión en contrarreloj al quedarse a tan solo dieciséis segundos de Levi Leipheimer. Acarició a su verdugo indemne en la modalidad. Lo palpó cercano. No pudo ser en tierras del Cid. País Vasco es su nuevo escollo. La historia no le favorece pero Contador no es hombre que se aferre a las referencias pasadas. Con 26 años, y las tres grandes vueltas ya ganadas, lo suyo es el presente. Y el futuro, claro. El más inmediato pasa por Zalla, en la contrarreloj con sabor añejo, al 2006. Mismo escenario, pero con diferentes protagonistas. Exceptuando a su rival más directo, Samuel Sánchez y a Toni Colom, el resto de corredores que le batieron no se colocarán mañana el casco aerodinámico. Se rompe la historia. Aguantan solo las estadísticas. Pero en los 24 kilómetros</metricconverter /> de la contrarreloj que determinará la Vuelta</personname /> al País Vasco, solo cuentan las piernas. Frescas. Nada de números. Inútiles. Al igual que la historia. Pasada. ainara@ciclismoafondo.es