Así es el Monte Oiz, que hoy se estrena en la Vuelta

El Balcón de Bizkaia, puerto tradicional en las pruebas ciclistas vizcainas, cuenta con un terrible añadido de 5 km que a buen seguro nos deparará una gran jornada de ciclismo. Ascendimos la gran novedad de la Vuelta 2018, que aquí te presentamos

Sergio Palomar. Fotos: Rafa Gómez.

El Monte Oiz, que hoy se estrena en la Vuelta, examinará a los favoritos al triunfo final.
El Monte Oiz, que hoy se estrena en la Vuelta, examinará a los favoritos al triunfo final.

En su búsqueda de nuevas metas y ascensiones imposibles que atraigan al gran público la organización de la Vuelta a España ha llegado hasta el Monte Oiz (ascensión de 8,4 km al 9,7% de media con rampas de hasta el 28%) en el que se ubicará la meta de la 17ª etapa que hoy se disputa, tras un recorrido que es una buena muestra del quebrado terreno de Euskadi.

Esta cima, si bien es recordada en las hemerotecas por el trágico accidente ocurrido en 1985 al colisionar un avión contra una de las antenas de su cima, se trata de uno de los cinco montes bocineros -junto a los montes Kolitza, Ganekogorta, Gorbea y Sollube- desde los que se anunciaba a las gentes de Vizcaya, haciendo sonar grandes cuernos y encendiendo hogueras, la celebración de las juntas generales bajo el árbol de Gernika. Una tradición que se remonta a la edad media y que hoy en día se sigue recordando cada año en el denominado “Día de los montes bocineros" que reúne en una de las cumbres a montañeros y amantes de las tradiciones vascas.

Así es el Monte Oiz, que hoy se estrena en la Vuelta

Tortura sobre hormigón

La principal vía de acceso a la cima del Monte Oiz es una estrecha pista cementada que parte desde la carretera del puerto de Balcón de Bizkaia por lo que en nuestra ascensión tenemos que distinguir dos partes: la subida a este puerto y el tramo final que nos conduce hasta la cumbre. La que veis reflejada en el gráfico que acompaña estas líneas es la opción que asciende desde Munitibar y por donde se realizará el ascenso final en la Vuelta a España. según los perfiles publicados por la organización.

La primera parte se inicia justo a la salida del pueblo en el punto donde la carretera continúa en dirección a Markina mientras nosotros giramos a la derecha siguiendo las indicaciones de Zugastieta, Bilbao, Balcón de Bizkaia. Esta primera parte, salvo un par de rampas sueltas, es una subida muy agradable que se sitúa en torno al 6% de pendiente media atravesando un denso pinar. Nada hace suponer lo que nos espera tres kilómetros adelante cuando, en mitad de una pequeña bajadita, cuando tan sólo resta un kilómetro para coronar el Balcón de Bizkaia, aparece a nuestra izquierda una pista forestal de hormigón con un cartel que indica ‘Oiz Medira’.

Así es el Monte Oiz, que hoy se estrena en la Vuelta

Altimetría del Monte Oiz, 8,4 km al 9,7% de media con rampas de hasta el 28%

Rápido se acaba la inercia con la que entramos y toca meter el desarrollo más suave que llevemos ya que tan sólo 400 m después de tomar el cruce nos damos de bruces contra una de las zonas más duras de la subida con una inhumana rampa que va a alcanzar el 25% de pendiente máxima. La superficie de hormigón claramente deteriorada es el mejor indicativo de la tremenda inclinación y dificulta aún más nuestro pedaleo. La tortura dura unos 300 metros hasta que una curva a derechas nos da un brevísimo respiro, apenas una docena de pedaladas, antes de empalmar con otro par de duras rampa aunque esta vez más cortas y que desembocan en un falso llano que recibimos como maná.

En la mitad del mismo la pista continúa recto para regresar al valle mientras nosotros optamos por el desvío que aparece a la derecha donde volvemos a las descomunales rampas de dos dígitos tras el exiguo descanso. Una curva de herradura nos hace cambiar la orientación pasando la pista a rodear el monte que ahora se alza a nuestra derecha. La inclinación vuelve a crecer progresivamente hasta aparecer frente a nosotros una recta descomunal en la que el tiempo parece detenerse durante aproximadamente 500 m en los que nuestro clinómetro llegó a marcar hasta un 28% y el cemento de la superficie asemejándose al pavés.

El peligro del viento

De hecho, si tienes la suficiente habilidad para mantenerte en un espacio estrecho la mejor alternativa es el vierteaguas que jalona la pista a la derecha del mismo modo que vemos a los profesionales afrontar algunos muros de Flandes. Nueva curva de herradura que nos saca del pinar que nos protegía desde el inicio para ir vislumbrando ya la parte superior del monte, algo que ya íbamos intuyendo por el sonido de los aerogeneradores ubicados sobre nuestras cabezas. La pérdida del manto vegetal supone la aparición de un nuevo enemigo: el viento que va a ser determinante tras alcanzar la siguiente curva de herradura que nos deja en la cresta del Monte Oiz.

Así es el Monte Oiz, que hoy se estrena en la Vuelta

Ver que alcanzábamos la parte superior de la montaña nos hacía suponer que el final estaba cerca, pero al llegar aquí nos damos cuenta de nuestro error. Frente a nosotros la desoladora visión de la carretera que serpentea siguiendo la línea de molinos sobre la cuerda del monte hasta culminar en las antenas de televisión de su cima en un tramo de algo más de dos kilómetros que, aunque se mantienen en porcentajes duros, resultan mucho más pedaleables que la parte anterior. Por lo pronto, tenemos un pequeño descanso, seguido de rampón y otro pequeño descanso en que te tendremos que tener precaución al atravesar un paso canadiense.

Tras el mismo una dura rampa de 500 metros que precede a otro descanso en el que se ubicará el final de etapa según nos informaron fuentes de la organización. A nosotros aún nos queda un kilómetro más hasta alcanzar la antena más alta para lo cual, en los últimos metros tendremos incluso que practicar el gravel al desaparecer el hormigón. Llegar hasta el mismo vértice geodésico nos permite gozar de una de las panorámicas más impresionantes que recordamos, con Gernika y la ría de Urdaibai al noroeste, la costa guipuzcoana al noroeste.

Hacia el este la sierra de Aralar, al sur bajo nuestros pies la localidad de Durango y los montes Anboto y Gorbea mientras que oeste la vista alcanza hasta Bilbao y mucho más lejos las nevadas cumbres de los Picos de Europa. Sólo por ello bien merece la pena el tremendo esfuerzo.

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