Esperando entre el bochorno la llegada de los ciclistas están siempre los masajistas mirando las televisiones que retrasmiten el final de etapa. Uno de los fijos entre ellos es Josue Arán. En cada meta, fiel con su mochila y nevera llena de bebidas para los corredores que irán llegando famélicos y deshidratados, el auxiliar del Trek-Segafredo es además el masajista de Bauke Mollema. El hombre de confianza del holandés. Le conoce ya tanto, ha pasado por tantas situaciones como esta resolución de la etapa en la que su chaval está a punto de jugarse el triunfo que, junto a su carácter tranquilo que también ayuda, asegura, “yo ya no me pongo nervioso".
A Josue, alicantino de Calpe y corredor de ultramaratones, Mollema no solo le confía su espalda. También sus secretos y confesiones. “Ayer en Granada ya estaba convencido de que se iba a meter en la fuga para ganar la etapa de hoy". Él ya lo sabía. Comenzó la etapa en Granada con una lucha sin cuartel por coger la fuga y entre los 22 allí estaba Bauke. Pedaleando sobre la Trek Madone. Sí. La Madone. La bicicleta que el equipo tiene para sus rodadores. La máquina con la que Cancellara consiguió sus más grandes éxitos, la que destroza Markel Irizar con cada una de sus potentes pedaladas. Hecha para hombres de peso. Gente ‘tocha’.
Y no. No es que se hubiera equivocado Bauke Mollema. Estaba todo pensado. Ayer, con esa idea clara de disputar la etapa y “sabiendo que los últimos 20 kilómetros eran de bajada y ahí podía hacer la diferencia ha buscado la bicicleta más aerodinámica", explicaba Arán. De hecho, incluso corrió sin el potenciómetro buscando mayor velocidad.
Bauke Mollema pedalea normalmente encima de la Emonda, la bici escaladora y más fina y ligera que tiene la marca Trek. Perfecta para sus espigadas piernas. Pero en esta Vuelta a España que ha decidido olvidarse de pelear por la clasificación general y va a convertirse, ha prometido, en un cazaetapas, toda ayuda es poca. La Emonda pesa 6’8 kilos frente a los casi 7 de la Madone. La diferencia es de apenas 200 gramos en el peso, pero la ganancia aerodinámica de la segunda es muy grande y compensa.
En etapas rápidas y con un descenso previo a la meta como ésta que acabó disputando, la ganancia aerodinámica es mayor que lo que se pueda perder por esos pocos gramos de más. La bicicleta cumplió y Mollema también pero en el sprint final, Simon Clarke pudo con él. “El final ha sido muy táctico. Nadie quería tirar. Creo que a mi no me tocaba hacerlo. Estaba esperando que Clarke se pusiese un poco nervioso", comentó después.
Hubo momentos en que incluso fueron parados. “Ha sido divertido", afirmaba. “Ha sido una pena porque si los de detrás hubiesen estado más cerca, Clarke se hubiera puesto más nervioso. Pero no he podido con él y le doy la enhorabuena", aceptaba el holandés. Mollema confirma que en esta Vuelta no correrá pensando en la general. “Me gusta correr así, agresivo, y luchar por las fugas. Es una forma bonita de lucirme y de que el equipo se deje ver en las escapadas. Hoy no ha podido ser", se lamentaba, “pero habrá más oportunidades en los próximos días".