Igor Antón vive pegado a una botella de agua en este inicio de Vuelta a España. No solo él. Todo el pelotón. El fuerte calor de las primeras etapas unido al alto porcentaje de humedad que se está viviendo hace que los ciclistas se deshidraten con mayor rapidez y facilidad. Y en esta era del control absoluto de los valores, los números y las potencias, cada detalle cuenta. Todo suma. Cuenta Antón que en la etapa del Caminito del Rey se dejó por el camino “tres kilos de peso y en la tercera etapa, en torno a dos kilos seguro. Que en realidad", explica, “no es peso real, si no líquido que se recupera bebiendo de nuevo mucho". Por eso tras cada etapa los auxiliares y directores se afanan en tener a los corredores hidratados y recordarles la importancia de recuperar los líquidos.
En la tercera etapa, cuenta, “bebí dos botellines por hora. Eso suma unos ocho o nueve en toda la etapa". Y nada más llegar a la meta, “una coca cola y en el bus otra vez agua. Tenemos botellas grandes de dos litros mientras vamos camino al hotel. El maillot al llega a meta estos dos primeros días parecía que lo había hundido en un cubo de agua. O que nos hubiese caído un diluvio encima de lo empapado que estaba".
Beber, beber y volver a beber. Es el único secreto para recuperar el peso y también, la potencia. No solo inmediatamente después de la etapa. Durante el masaje, más de lo mismo. “En la habitación tenemos más botellas y tenemos que ir bebiendo aunque sea a sorbos. Te obligas incluso si no tienes sed".
Igor ya es de los veteranos del pelotón. Conoce su cuerpo a la perfección. “No puedes despistarte y no beber porque luego se paga". Y añade que, incluso bien hidratado, “ayer –por la etapa que ganó Viviani en Alhaurín de la Torre- no iba tan fino, me notaba que no estaba al cien por cien. Estas primeras deshidrataciones no son nada buenas". El ciclista vizcaíno del Dimension Data apunta que “se suele recuperar ese peso en uno o dos días. Siempre se pierde algo de peso, en torno a un kilo o kilo y medio pero con estos calores aún más". Y él no fue el ciclista que más se ha dejado. Su compañero Ben King, cuenta “perdió cuatro kilos el día del Caminito del Rey".
El choque con el calor andaluz es fuerte. Más en el caso de ciclistas como Igor que no están habituados a las altas temperaturas. Antón ha estado preparando la Vuelta, 25 días, en la Pierre Saint Martin, en el Pirineo vascofrancés, la subida donde Chris Froome asestó su golpe de gracia al Tour de Francia del 2015. “Y allí por las mañanas había siete u ocho grados al máximo. Cuando salía a entrenar iba de largo". A ciclistas como él, ese cambio puede afectarle en exceso.
“Hay que tener también en cuenta", prosigue, “que si pierdes más de un 4% del agua de tu cuerpo se empieza a perder porcentaje de vatios". El rendimiento se resiente. “Pero también es cierto que todo ese peso que no tienes de agua, en una etapa con puertos te hace subir más rápido pero te falta la potencia para dar pedales, así que es mejor estar siempre bien hidratado", concluye.