Estrenando el maillot rojo de líder de la Vuelta, Nairo Quintana pasó por la conferencia de prensa y, de manera inevitable fue preguntado por los periodistas acerca del gesto de enfado que Marc Soler ha tenido a falta de tres kilómetros cuando el Movistar le ha mandado parar a favor del colombiano, que venía por detrás junto a Pogacar. “La orden era que se parara, que tirara y gastara lo que pudiera. Ha parado y ha tirado lo que ha podido o lo que ha querido. De mi parte quedaba tirar hacia delante para sacar la mayor ventaja a los rivales".
Soler echó mano del freno aunque no pudo ocultar su más que visible enfado agitando los brazos. El catalán acató las órdenes y cuando llegó hasta la posición de Quintana, éste se quedó ligeramente descolgado ante el ataque de Pogacar. “Soler ha tirado lo que ha podido y luego he seguido yo hacia delante. Lo que intentaba era alejar a los rivales y poder tomar el mayor tiempo que pudiese", señaló Quintana.
Muy enfadado, Marc Soler apenas se dejó ver. Cruzada la meta, el catalán se puso un chubasquero y dio media vuelta en la misma línea de meta. La organización de la Vuelta a España habilitó una carpa para que los corredores se cambiaran de ropa pero Soler optó por marcharse lo antes posible. Se dirigió al funicular que desde Cortals d’Encamp sirvió para evacuar a los corredores. Él fue el primero que lo cogió, bicicleta en mano.
Al bajarse en el pueblo de Encamp, se volvió a montar en la bici para ir hasta el autobús, donde entró con gesto serio y se duchó rápidamente. Poco después aparecieron también José Joaquín Rojas y Antonio Pedrero. Soler bajó a saludar a sus familiares y se metió rápidamente en uno de los coches junto a Pedrero, antes incluso de que llegasen al autobús Nairo Quintana y Alejandro Valverde. Preguntado si quería valorar la etapa, Soler respondió: “Mejor que no".