Línea de meta del Alto de la Pandera. Llega Rafal Majka, un grito fuerte, un abrazo tremendo con sus masajistas que le esperan y hasta hace pocos minutos se comían las uñas en la estrecha y curveada llegada. Como para no estar alegres. A Majka este triunfo bien le vale para salvar la temporada. Y al Bora-Hansgrohe, la Vuelta a España. Poco después llegan Froome, Nibali, Supermán López, Zakarin y Kelderman. Poco después, seis segundos transcurridos, llega Alberto Contador. Son los gigantes de esta Vuelta, los corredores para los que hay espacio en las grabadoras. Preguntas que hacer.
Pero luego están otros que, observando los detalles o el simple devenir de la carrera, se convierten en clave. Y uno de ellos ha sido Pello Bilbao. El ciclista vizcaíno se ha sentido hoy con unas piernas excelentes y las ha aprovechado. “Me he quedado a gusto, ya que me han dejado tirar y estoy con piernas quería demostrar que las tengo”, decía al poco de cruzar la línea de meta. Unos 25ºC en la cima de la Pandera. Pello, tranquilo, respirando y tomando aire y con el chubasquero puesto.
“Después me he arrepentido un poco de haber tirado tan pronto porque en el final había bastante viento. Siendo un poco listo y yendo a rueda también había posibilidades para disputar o tirar un poco antes más fuerte, para intentar disputar con Miguel pero bueno, estamos los tres fuertes y había que gastar todo lo que teníamos”.
La siguiente pregunta a Pello era “Pero cuando tú tirabas, Aru estaba sufriendo, ¿sabías que se estaba descolgando?”. No ha habido tiempo a formularla. A mitad de la cuestión, el jefe de prensa personal de Fabio Aru y también del Astana ha ordenado a Pello Bilbao que se marchara, que se estaba enfriando, cuando ni el corredor tenía prisa ni visos de marcharse. Y ha dejado a los periodistas presentes con la boca abierta y alucinados. “No lo puedo tener 10 minutos en la meta, se enfría”. Llevaba 52’’ hablando. 25ºC. Pello tranquilo y con un chubasquero puesto.
No es difícil sacar conclusiones. A Pello no le importaba seguir hablando pero en el seno del equipo no querían que lo hiciese. Porque lo visto en televisión minutos antes era una evidencia de, quizá, una guerra interna dentro del Astana o algo más ha comenzado. Igual que es una evidencia que Miguel Ángel López comienza a dar visos de que está más fuerte que Fabio Aru, que teóricamente era el líder del equipo. Igual que es un secreto a voces que el sardo tiene todas las papeletas de abandonar el equipo kazajo a final de temporada.
En las últimas etapas lo han dejado claro. El Astana ha puesto toda su confianza en Miguel Ángel López. De lo contrario, sería inútil que tiraran mientras su líder se estaba quedando. La jugada les sale redonda. Mucho mejor ganar etapas y hacer la mejor clasificación posible con un ciclista que el año que viene seguirá vistiendo los colores del Astana antes que uno que seguramente no lo hará. No es el primer caso en el pelotón ni será el último de equipos que dejan en casa a ciertos corredores que en teoría deberían correr el Tour o la Vuelta pero que saben que se marchan del equipo al año siguiente, o de ciclistas a los que el equipo no les brinda el apoyo que en teoría merecen.
Pero la carrera habla por sí sola. La carretera pone a cada uno en su sitio y en la subida a la Pandera quedó claro por quién apuesta el Astana. Que no es un juicio ni una crítica. Es un hecho que todo el que haya visto la etapa ha podido comprobar. Aunque haya preguntas a las que prohíban responder.