“¿Qué cómo he visto a Chris Froome?”, le preguntan a Valverde cuando asoma por la meta su perfil enrojecido por el sol de la semana andaluza que lleva la Vuelta, tostado el murciano tanto que parece un inglés castigado por su descuido con la protección solar y brillante por el sudor que chorrea de sus entrañas, tanto que se le escurriría al más pesado de los pesos pesados amarrándolo con fuerza. Qué cómo ha visto a Chris Froome. “Pues no lo he visto”, suelta Valverde, “porque iba siempre detrás”.
Es en ese momento, justo en ese momento, a menos de dos kilómetros para la meta de la Alpujarra, la mole de rocas que forman la espectacular sierra granadina de donde cuelgan pueblos blancos. Es en ese momento, justo en ese momento en el que nadie, ni Valverde, ni Quintana ni el líder Chaves lo ven cuando Fabio Aru despega. A él tampoco lo va a ver nadie.
Froome, como Valverde también parece inglés. Lo es. Está tostado. Por dentro y por fuera. En ese momento, justo un poco antes de ese momento, Froome ya está rojo. Y no puede más. Él no ve a Aru, ni a Valverde ni a Chaves. En realidad no ve nada. Se le nubla la vista más allá de su potenciómetro. A dos kilómetros y medio, Nicolas Roche, se acerca a Mikel Nieve y se lo dice. “Se está quedando”. Pero ni uno ni otro se quedan junto a él para llevarlo hasta la meta, quién sabe por qué.
Mientras Aru a lo suyo. Nadie le sigue. Ni Majka, que segundos antes había puesto a su Tinkoff-Saxo a tirar ni Quintana o Valverde ni el líder Chaves. Aru busca respuestas. Es de Villacidro, al sur de Cerdeña. De calor, como el que hace en la Alpujarra y de ingleses invadiendo sus cristalinas playas está ya de sobra acostumbrado. Por eso se marchó de allí, para hacerse ciclista de verdad. Escapó de Cerdeña, el sueño de cualquiera de sus compatriotas y se marchó a Bérgamo. Voló. Igual que en la Alpujarra. “Buscaba respuestas”, masculla desde su gigante boca coronada por una dentadura prominente cuando cruza la meta. Ya las tiene. A Valverde, Quintana, Chaves y Majka les mete siete segundos más los cuatro de premio por la bonificación de ser tercero. Once. Y a Froome 38.
Aru se cayó a los pies del Caminito del Rey, igual que su compañero Nibali. Pero en el Astana solo se preocuparon por él. El coche de Martinelli llegó enseguida para cambiarle de bicicleta y que entrara en el pelotón. El siciliano tuvo que esperar al segundo, el de Sheffer. Para cuando llegó, Nibali ya estaba perdido. Y optó por la trampa, agarrarse al coche cuando pensó que nadie le veía. Error. El mundo fue testigo de la farsa. Nibali cayó en el cepo. Fuera.
Con esa carga tendrá que convivir Nibali el resto de su vida. Aru, en cambio, de aquel día ha llevado el dolor a las espaldas hasta hace un par de días. “Me ha dolido mucho, tenía muchas molestias por el golpe”, contaba. Los fisioterapeutas del equipo estrujaron sus huesos de un lado hacia el otro para recolocarlos pero Aru, alto y espigado, frágil ha necesitado varios días para volver a sentirse bien. La Alpujarra le dio las respuestas a sus preguntas. Y le hizo sufrir a Froome. “Yo he hecho mi carrera, no he pensado en nadie”. Pero nadie le siguió.
En la Alpujarra hace calor. Nairo Quintana está que arde pero no es por las altas temperaturas. Su Movistar trabajó en la parte inicial de la subida final hasta que Alejandro Valverde dijo basta. Se hartó el murciano. Es raro verle enfadado a él, siempre tan campechano y tan feliz. Pero esta vez sí. Mandó a sus hombres parar cuando la fuga de Txurruka, Lindeman, Koshevoy y Cousin estaba a tiro de piedra. “Tenemos que cambiar de estrategia”, avisaba después Quintana, “todos los equipos corren alrededor nuestro y se aprovechan. Tenemos que empezar a aprovechar: un día atacar uno, un día otro para sacar tiempo a los demás”. Quintana tampoco vio a Froome pero supo de sus debilidades. Y eso le anima.
A él y a Aru pero sobre todo a Chaves, que cada día que pasa su sonrisa es más grande si cabe. Ganó Lindeman ante el hundimiento de Txurruka, la valentía prematura de Koshevoy, lo intentó demasiado pronto, y los nervios de Cousin que lo hicieron volar por los aires cuando perseguía la rueda del ciclista del Lotto. Y el colombianito radiante aguantó. Un día más. Un día menos. ¿Hasta dónde llegará? Las montañas y su sonrisa lo dirán.
Perfil de la etapa de mañana:
Etapa 8 / Puebla de Don Fadrique - Murcia, 182'5 km
Vuelta a España 2015 - Etapa 7
- Bert-Jan Lindeman (LottoNL/HOL) 5.10.24
- Ilia Koshevoy (Lampre/BIE) 0.09
- Fabio Aru (Astana/ITA) 0.29
- Jerome Cousin (Europcar/FRA) 0.34
- Rafal Majka (Tinkoff/POL) 0.36
- Johan Chaves (Orica/COL) m.t
- Alejandro Valverde (Movistar/ESP) m.t
- Nairo Quintana (Movistar/COL m.t
- Louis Meintjes (MTN/RSA) m.t
- Nicolas Roche (Sky/IRL) m.t
Vuelta a España 2015 - Clasificación General
- Esteban Chaves (Orica/COL) 27.06.13
- Tom Domoulin (Giant/HOL) 0.10
- Dan Martin (Cannondale/IRL) 0.33
- Nicolas Roche (Sky/IRL) 0.36
- Alejandro Valverde (Movistar/ESP) 0.49
- Purito Rodríguez (Katusha/ESP) 0.56
- Nairo Quintana (Movistar/ESP) 0.57
- Fabio Aru (Astana/ITA) 0.57
- Daniel Moreno (Katusha/ESP) 1.18
- Domenico Pozzovivo (Ag2r/ITA)1.19