Llevar un apellido ilustre es algo terrible. El orgullo, el honor y todo eso debe ser una maravilla. Pero el peso que acarrea…el peso que acarrea es insoportable. Que se lo digan a Danny Van Poppel. Hermano pequeño de Boy, que también es su compañero de equipo y, lo que es peor –o mejor- padre de Jean Paul Van Poppel el imponente esprínter holandés que ganó nueve etapas en el Tour, siete en la Vuelta y cuatro en el Giro. 25 carreras ganadas entre 1988 y 1999. Ser su hijo y encima ciclista profesional tiene que ser un suplicio. Siempre las comparaciones. Siempre los ‘¡eh, tú! ¡¡Tú eres el hijo de Van Poppel!!”.
Con eso ha tenido que vivir siempre el pequeño Danny, sprinter como su padre y ciclista precoz. Alumno aventajado. 22 años, tres como profesional. Fue tercero en el primer sprint del Tour en el que debutó. Una carrera prometedora. Pero siempre con la sorna de tener que aguantar que todo lo que haga será menos que lo que logró su padre. En Lleida ha empezado a construir los cimientos de su figura.
Lo hizo Van Poppel esperando primero. A Degenkolb. Él es el rey de los sprints, el nombre por excelencia de las llegadas masivas de la Vuelta. Pero el alemán no tiene la puntería que acostumbra. Parece que hasta se le ha olvidado colocarse como debe, tan bien como lo ha hecho siempre. “Me puse a su rueda y esperé, pero cuando me di cuenta de que estaba en el lugar equivocado y que no se movía, reaccioné. Sentía que tenía potencia suficiente para ganar”. La tuvo.
Ninguno contaba con el pequeño de los Van Poppel a pesar de lo que pesa su apellido. “Nadie sabía que yo era bueno”. Tampoco dio tiempo a pensarlo con lo que costó cazar a la fuga. Alexis Gougeard (Ag2r-La Mondiale), Miguel Ángel Rubiano (Team Colombia), Maxime Bouet (Etixx-Quick Step), Jaco Venter (MTN-Qhubeka) y Bert Jan Lindeman (LottoNL-Jumbo) se escaparon cuando la Vuelta regresaba a España y casi llegan a la meta jugándose el triunfo ante la permisión de un pelotón que necesitó de tiempo para respirar después de la salvajada de etapa del miércoles. Del Principado salieron todos menos Chris Froome.
Al del Sky le vetaron el paso por la frontera andorrana porque su pie no le dejaba ni siquiera caminar. Normal, estuvo roto desde que en el kilómetro 2, subiendo Ordino se lo partió al caerse. Y aún así, acabó la etapa. Enorme. Froome, ciclista grande y persona inmensa, subió los seis puertos de la etapa más dura de la historia de la Vuelta con el hueso navicular de su pie izquierdo roto, desgarrándose a cada pedalada. Y no pensó en retirarse. Esa gesta le ha engrandecido casi más que haber ganado dos Tours, porque se ha ganado el cariño de todos los aficionados y el respeto del pelotón entero.
Ése que busca el pequeño Danny Van Poppel. Quiere ganárselo en la carretera. “Y no por hacer tercero en el primer sprint de mi primero Tour ni por ser hijo de quien soy”. Reclama su puesto en el sprint, su especialidad. La misma que la de su padre, más de veinte años después de que dejara el ciclismo y se dedicara a vivir. “Está bien que me comparen, pero yo soy Danny, no Jean Paul. Y ahora el ciclismo es diferente, es más profesional”. Desde luego que lo es. Jean Paul ya no tendría cabida en este ciclismo. Decían que en sus últimos años se volvió un vago. Que no entrenaba. Lo llamaban tío Gilito. Ganaba una millonada y apenas corría. Solo salía de casa para ir al Tour de Francia. Danny en cambio, quiere correr donde sea. “Quiero ser el mejor esprinter del mundo”. Tiene 22 años y ya suma su primera victoria en una grande, la de Lleida, donde el descontrol se apoderó del pelotón y los fugados respiraban un halo de esperanza.
Entonces, en esos dos últimos kilómetros de anarquía, Danny Van Poppel regresaba al pelotón tras el calentón que trae una avería mecánica y el consiguiente retraso. “Estaba notando que perdía presión en la rueda”. El equipo Trek, con la mala noticia de la baja definitiva de Cancellara también para los Mundiales a las espaldas lo devolvió al pelotón. “Hoy estaba convencido de que podía ganar y eso que sufrí mucho ayer, pero cuando hay una oportunidad, tienes que aprovecharlo”.
Lo hizo Van Poppel. “Esta es mi victoria más importante”. La de una remontada espectacular y luego la espera, eterna, a la rueda de Degenkolb que trazó mal, como despistado, como desubicado, como si ese, que ha sido su hábitat natural no fuera ya su sitio. Golpeó varias veces el manillar al entrar en meta. Cabreo. “Puedes ser el mejor esprínter del mundo y no ganar”, explicó Dumoulin. Él es ahora el mejor contrarrelojista de la Vuelta. Y puede ganarla con los 40 kilómetros de lucha individual que se le presentan en Burgos. “Pero aún queda mucho, yo prefiero tomarme la carrera día a día y no mirar tan lejos”, defiende su puesto el líder Fabio Aru.
Perfil de la etapa de mañana:
Etapa 13 / Calatayud - Tarazona, 177 km
Vuelta a España 2015 - Etapa 12
- Danny Van Poppel (Trek/HOL) 4.34.54
- Daryl Impey (Orica/RSA) 1.22
- Tosh Van der Sande (Lotto/BEL) 1.40
- Nikolas Maes (Etixx/BEL) 1.57
- John Degenkolb (Giant/ALE) 1.59
- Jean-Pierre Drucker (BMC/LUX) 2.10
- Tom Van Asbroeck (Lotto/BEL) m.t
- Kristian Sbaragli (MTN/ITA) 2.59
- José Joaquín Rojas (Movistar/ESP) m.t
- Leonardo Duque (Team Colombia/COL) 3.02
Vuelta a España 2015 - Clasificación General
- Fabio Aru (Astana/ITA) 47.14.30
- Purito Rodríguez (Katusha/ESP) 0.27
- Tom Domoulin (Giant/HOL) 0.30
- Rafal Majka (Tinkoff/POL)Nicolas Roche (Sky/IRL) 1.28
- Esteban Chaves (Orica/COL) 1.29
- Alejandro Valverde (Movistar/ESP) 1.52
- Daniel Moreno (Katusha/ESP) 1.54
- Mikel Nieve (Sky/ESP) 1.58
- Nairo Quintana (Movistar/ESP) 3.07
- Louis Meintjes (MTN/RSA 4.15
