A mediados de octubre de 2017 trascendía en la prensa regional del departamento de los Pirineos Atlánticos que la Vuelta a España visitaría la localidad de Pau en su edición de 2019. Josy Poueyto, diputada por departamento de Pyrénées-Atlantiques en la Asamblea Nacional Francesa, confirmaba entonces un principio de acuerdo con la organización de la carrera para acoger un final de etapa. Los contactos habían arrancado un año antes. Ya en diciembre Javier Guillén señalaba en una entrevista con La Republique des Pyrenees que un final en Pau, una de las poblaciones con mayor vinculación al Tour de Francia, sería fantástico.
Sin desvelar ubicaciones concretas, Guillén recalcó esta semana que la Vuelta 2019 tendrá “un perfil más internacional" y que se visitará Francia. “La Vuelta tendrá un perfil internacional en 2019. Desde la etapa del Aubisque (2016) la Vuelta tiene gran vocación por Francia, y la salida de Nimes (2017) fue un éxito. La relación con el Tour y con Francia es excelente y hay que seguir entrando en ese país", señalaba Guillén. Ese final en Pau, en tal dirección se han expresado desde las autoridades galas que incluso pretendían su inclusión en el recorrido de 2018, apunta a etapa cronometrada, dentro de un periplo de dos jornadas por el otro lado de los Pirineos.
Desde que ASO se hizo con la mayoría accionarial de Unipublic, algo de lo que en junio se cumplieron diez años, la ronda española ha visitado (incluyendo la confirmada, aunque no definida, visita futura de 2019) en cuatro ediciones. Una revitalización de los cruces de frontera que, no obstante, fueron bastante habituales en las primeras ediciones de la Vuelta a España organizada por El Correo de Bilbao. Ya durante el primer año que el rotativo vasco recuperó la carrera, en 1955, Bayona acogió una salida y una llegada de la carrera.
Precisamente Bayona, con cinco finales de etapa y cuatro salidas, ha sido la localización francesa más habitual dentro de la Vuelta a España en su historia. Su última aparición, empero, se remonta a 1965, cuando se impuso el belga Rik Van Looy. Habría que esperar hasta 1992, cuando la Vuelta llegó a Luz Ardiden previo paso por el Tourmalet en una etapa de 144 km que partió desde Vielha, para que la Vuela regresase a Francia. Y desde ese año, dos experiencias más: 1995 (Luz Ardiden) y 2003 (Cauterets); y otra fallida: el diseño de la marcha cicloturista Quebrantahuesos previsto para 1998 que finalmente fue abortado tras los acontecimientos del Tour de Francia de ese año y las evoluciones del Caso Festina.
Después de la Gran Salida desde Nimes y la etapa con meta en Gruissan del día siguiente, la Vuelta ha tenido doce finales de etapa en suelo francés desde su nacimiento en 1935. Hasta 22 etapas han transcurrido total o parcialmente al otro lado de la frontera.