Irizar: “Alberto no pierde el ánimo ni las ganas de luchar”

Markel Irizar corre junto a Contador la última grande del madrileño y confía en su recuperación. “Lo ha encajado bien y eso le honra".

Ainara Hernando / Foto: BettiniPhoto

Irizar: “Alberto no pierde el ánimo ni las ganas de luchar”
Irizar: “Alberto no pierde el ánimo ni las ganas de luchar”

Unas horas antes de la salida en Benicassim, un mensaje al teléfono móvil. Markel, ¿te importa bajar un poco antes del bus para hacerte unas preguntas?. Él encantado, claro. Todo lo que sea hablar. “¡¡Claro!!”, responde rápido y efusivo, a su estilo. “Espero que no haya tanta gente como otros días”, sigue escribiendo. “Dios, no soy de aglomeraciones. Yo soy de montaña, de ir a mi rollo y con mi casita a cuestas”. Es lo que Markel peor lleva, la diferencia más grande desde que Alberto Contador fichó por el Trek-Segafredo. El tremendo revuelo que se forma alrededor del autobús cuando llegan a cada salida y toda la gente se agolpa para verlos. Para ver al pinteño.   

La de Benicassim es la primera salida en territorio español después de la de Andorra y las de Nimes. La Vuelta regresa a casa. Y Markel no sabe la que se le avecina a partir de ahora. El gentío que se acumulará a pelotones para ver a su jefe de filas. “Pero es bonito. Quiere decir que la gente está con él”. Y todo, a pesar del gran palo que supuso la etapa de Andorra, el primer contacto con la montaña que dejó a Contador fuera de combate. “No tuvo su mejor versión, pero el ciclismo es así, hay que intentar recuperarse”.

Cuenta Markel que, cuando Contador llegó al hotel esa tarde “estuvimos hablando, sabíamos que tuvo problemas de estómago. Nos dijo que no se encontró bien y que lo más importante era recupere. Que esté bien de salud para dar el máximo”.

No es la primera vez que Irizar es testigo de un revés así junto a Contador. Le sucedió también en el Tour de Francia, cuando por una caída se quedó sin opciones de luchar por la general demasiado pronto. “Las dos veces las ha encajado con bastante deportividad. Han sido por circunstancias diversas, uno por una caída y otro por salud. Las cosas han ido mal pero lo ha encajado bien y eso le honra”. Y no tiene dudas Markel de que levantará el vuelo. “Alberto no es una persona que pierda el ánimo o las ganas de luchar. Está con moral y ganas. Nosotros creemos en él”.

Y el sentimiento es mutuo. Porque Contador no dudó en manifestar antes de comenzar la Vuelta que el equipo Trek es uno de los mejores en los que ha militado de toda su carrera por lo arropado que se ha sentido esta temporada. “Si lo cree así es un halago para todos los que estamos en este equipo. Este equipo es diferente  porque es muy familiar, viene de dos familias y ese carácter nos lo trasladan a nosotros. El ambiente es muy hogareño”.

Eso hace que las penas se lleven más fácil. “Prefieres que las cosas vayan mejor, que se ganen carreras pero somos profesionales para los momentos buenos y para los malos. La labor de Pantano, de Koen de Kort y mío es intentar mantener la moral alta cuando el equipo más lo necesita. Lo vamos a intentar al máximo”.

La otra cara de la moneda son las aglomeraciones que acompañan a Contador y que tanto le agobian a Markel. “Hace unos días se lo comentaba a Alberto, que no se lo tomase a mal, pero que yo no sería capaz de gestionar eso. Porque quieres llegar a firmar y hacerte fotos con todo el mundo y es imposible. Es impresionante todo el apoyo que tiene, es una pasada”.

“Y él me dice que se ha ido haciéndose a eso. Yo es la primera vez que lo vivo así y encima ahora irá a más. Es bonito sentir el calor de la gente, eso quiere decir que están con él, es una retirada muy bonita en su casa y lo va a recordar con mucho cariño. A mi me sorprende que a cada sitio que vamos está lleno de gente. Cuando desayunamos le piden fotos, la gente de la limpieza del hotel… Y te das cuenta de que no es solo pedalear fuerte, también llevar todo eso”. Markel lo había vivido junto a Lance Armstrong y también con Cancellara, con quien ha corrido los últimos años las clásicas de pavé. “Pero no a este nivel. La gente además sabe que es la última vez y no quieren perder la oportunidad de sacarse una foto”.