La revancha de Ion Izagirre

El ciclista vasco del Cofidis se vio obligado a retirarse, enfermo, del Tour de Francia y corre la Vuelta con la ambición de resarcirse en busca de un triunfo de etapa.

Ainara Hernando (Castelo Branco). Foto: Massimo Fulgenzi (Sprint Cycling Agency)

Ion Izagirre en una imagen del pasado Tour de Francia
Ion Izagirre en una imagen del pasado Tour de Francia

Cuando se dirige a pasar el control de firmas en Lousa, punto de partida de la tercera etapa de la Vuelta a España, Ion Izagirre emite chispazos. Descargas eléctricas al tocarle. “Son las cubiertas, cuando nos las cambian suele pasar”, dice. La energía le sobra por todos los poros al ciclista vasco. Ha llegado a la Vuelta a España entero, con ganas, y no es para menos. Hace apenas un mes se vio obligado a retirarse del Tour de Francia y la ronda hispana que aún viaja por Portugal es una especie de revancha. Será por eso también lo de los chispazos.

En la undécima etapa del Tour de Francia, Ion dijo basta. No es algo normal en él, ciclista duro, raudo, de los que lo aguantan todo, profesional como la copa de un pino y hombre entregado a su equipo y sus colores como nadie. Pero aquello le superó. “Sufrí un virus que me fue debilitando. Tenía la esperanza que con el paso de los días podía ir recuperándome poco a poco, llegar hasta el día de descanso y que me ayudara a sentirme mejor pero no fue así”. Fiebre, fatiga crónica,…fue una decepción”, señala. Pero no pudo más. “En la etapa de Superdevoluy, del macizo central, se salió a mil y ahí ya vi que no tenía sentido. En el kilómetro 15 ya iba entre coches, yo solo y perdido. Faltaba toda la etapa y decidí con los directores, entrenador y médicos parar”.

El golpe moral fue duro.Tú tienes una idea, preparas todo con mimo y ves que estás a un nivel pero luego el cuerpo coge una enfermedad y no rindes como esperabas, no puedes aportar nada al equipo, ni ayudarles a subir botellines, coger fugas, colocar a los sprinters, proteger al líder…”. En todos los roles se entrega al máximo sin que se le caigan los anillos al ciclista que el año pasado levantaba los brazos en esa misma carrera que todo lo da y todo lo quita. “Sentí mucha impotencia porque piensas en todo el trabajo que hay detrás durante meses, quieres llegar bien al Tour que es la mejor carrera del mundo, en un equipo francés y habiendo ganado el año que viene que quieres igualarlo”.

Máxime cuando el pequeño de los hermanos Izagirre se presentó en la línea de salida de la ronda gala con una costilla rota, producto de una caída semanas antes en la Vuelta a Suiza. Pero no le frenó. Tipo duro como pocos. “Además venía de no tener un año muy bueno respecto a resultados y a nivel físico no me encontraba muy allá”, confiesa. El Tour acabó convirtiéndose en un calvario. Iba de grupeta en grupeta, veía que cada día iba a peor”. La mejor solución fue echar pie a tierra.

Un mes después aquí está, con un dorsal de nuevo colgado en la espalda y dispuesto a dar batalla, a darse la revancha a sí mismo sobre todo. “He tenido tiempo de recuperarme bien y de preparar la Vuelta, aunque vengo un poco falto de ritmo y lo noté en la Klasika de San Sebastián y en Getxo, pero conforme vayan pasando los días lo iré cogiendo”, pronostica.

La veteranía, el conocerse, es un grado.Ya he pasado muchas veces por cosas así, ¡tengo ya una edad!”, dice, aunque de retirada no quiere ni oír hablar pues “acabo de renovar por un año más con Cofidis. Es cierto que la gente de mi alrededor lo va ya dejando y los años van pasando para todos, pero a corto plazo no me planteo todavía la retirada”.

De todas las veces que se ha visto en situaciones así, Izagirre sabe lo que hay que hacer: “no hundirte, somos personas y estos momentos pueden llegar. Hay cosas peor y no pasa nada. En un principio estaba frustrado pero luego le das la vuelta, aquí no todo es matemáticas aunque te prepares muy bien. Me ha valido para estar más tiempo con la familia en casa, que mentalmente es un plus. Hay que aceptar las cosas como son y darle la vuelta”.

Para eso está aquí, para darle la vuelta en la Vuelta.Es una revancha. La idea es luchar por victorias parciales -ya tiene una en la Vuelta del 2020-. Es una Vuelta muy exigente y será muy propicia para fugas sobre el papel”, concluye.