10 años con el Campagnolo Ultra-Torque

Este sistema nos ha acompañado durante más de 60.000 kilómetros y ya era hora de desmontarlo para ver cómo estaba su interior.

Pablo Bueno

10 años con el Campagnolo Ultra-Torque
10 años con el Campagnolo Ultra-Torque

Corría octubre de 2006 cuando recibimos una llamada de David Ibáñez, el máximo responsable de Campagnolo en España, para invitarnos a que fuéramos a la oficina vitoriana de la marca para presentarnos un nuevo producto del fabricante de Vicenza. Hace una década el mercado era bien diferente y entonces Campagnolo mantenía un definido duopolio en el gobierno de los grupos de carretera: ni SRAM, ni FSA, ni Rotor… habían entrado en escena y cualquiera que quisiera montar un grupo completo en su bicicleta debería recurrir a los componentes de una de las dos marcas tradicionales.

Shimano hacía avances muy lentos (quién lo iba a decir, sin la electrónica en la palestra) y era Campagnolo quien nos sorprendía, temporada tras temporada, con innovadoras y, muchas veces, revolucionarias soluciones mecánicas. En aquel día de octubre nos presentaban también los frenos Skeleton y las manetas QS Micron de carbono para el Chorus pero, lo que llamaba poderosamente nuestra atención era sin duda el nuevo sistema de pedalier Ultra-Torque. Para los menos versados os resumimos este sistema: se trata de un eje de pedalier partido a la mitad y unido mediante una junta de dientes frontales que se alinean y se centran por sí mismos, dando como resultado dos semi ejes en los que se integraban las bielas.

¿Qué aportaba? Por encima de todo se perseguía mayor rigidez y, sobre todo, sencillez mecánica. Si analizamos el trabajo mecánico de un conjunto pedalier, nos daremos cuenta que el par de fuerzas máximo de carga se produce en los extremos del eje, en su porción más cercana a la biela. Campagnolo, sacando las cazoletas fuera del cuadro (hasta ese momento siempre iban roscadas en su interior) creaba una mayor anchura "virtual" de apoyo de los rodamientos y, arriesgándose -de manera aparente- utilizaba una única unión que correspondía al centro del eje pedalier. Tras analizar la geometría de un conjunto pedalier (ver vídeo adjunto)  es, precisamente, el centro  de este eje pedalier dónde se producen las menores cargas, por lo que la solución parecía de lo más acertado al no penalizar la rigidez del conjunto.

Desde el punto de vista mecánico, el Ultra-Torque era de los sistemas pioneros en eliminar la necesidad de utilizar complejos extractores y un elevado conocimiento mecánico para el ajuste correcto del pedalier y la extracción de las bielas: con el sencillo uso de una llave allen de 8 mm se desmontaba por completo el eje y las bielas, en poco más de 10 segundos, algo anacrónico en aquella época, en la que aún no estaban muy lejanos los juegos de cazoletas de pedalier se que ajustaban mediante una contratuerca que eliminaba la holgura del rodamiento del tren de rodadura: todo un reto para verdaderos expertos.

Tras una década

Tras aquella presentación, conseguimos un conjunto Ultra-Torque que fue el que utilizamos para hacer el test de funcionamiento y publicar el artículo que pudisteis leer en su momento. Lo montamos en una bici Orbea Orca que utilizábamos para entrenamiento y que lo mismo nos llevábamos a la Quebrantahuesos, como para hacer las altimetrías de los Alpes o para montarla en el rodillo para ver por la ventana como llovía. En estos 10 años lo habremos desmontado un par de veces, para limpiarlo y cambiar la grasa interior que lo lubrica. Sin realizar un mantenimiento meticuloso, podemos afirmar que tampoco lo hemos maltratado, sometiéndolo a lavados a presión o a jornadas consecutivas bajo la lluvia (los verdaderos enemigos de cualquier conjunto de pedalier). Pero, desde haces varias semanas, comenzamos a escuchar todo tipo de ruidos al pedalear: primero un crujido que parecía proceder de la biela derecha, luego se extendió también a la izquierda y, desde hace unos días, sonaban todo tipo de ruidos preocupantes al pedalear, sin necesidad de que se hiciera demasiada presión sobre los pedales.

Calculamos que, por el uso secundario que le hemos dado a la bicicleta donde estaba montado el Ultra-Torque, habremos recorrido unos 60.000 kilómetros en estos 10 años, una cifra prudente y realista que bien pudiera ser mayor y, a todas luces, sería un buen momento para cambiar los rodamientos, o las cazoletas o todo junto.

Cuál fue nuestra sorpresa al desarmar todo el conjunto y comprobar que los rodamientos estaban en perfecto estado, las cazoletas no estaban marcadas y en acoplamiento de corona dentada que une ambos semi-ejes, en perfecto estado. Invadidos por la desconfianza desmontamos los pedales por completo, pensando que los crujidos pudieran venir de su interior, pero tampoco mostraban señales de desgaste alguno. Antes de volverlo a montar todo, decidimos quitar los platos para limpiarlos a fondo. ¡Sorpresa!: los cinco tornillos que sujetan los platos a la araña de las bielas estaban flojos, tanto que casi se podían desenroscar con la mano. Limpiamos a fondo el conjunto, volvimos a engrasar todas las partes factibles de lubricación y salimos a rodar con la Orbea. Han desaparecido los ruidos, el funcionamiento es impecable y esperamos que dentro de otros 10 años podamos contaros cómo se ha comportado el Ultra-Torque.

Tras esta experiencia, le damos la máxima nota a Campagnolo por el acierto que ha supuesto este sistema de conjunto de pedalier.