Llevo muchos años en el mundo del ciclismo y puede decir que ver en acción a Ricardo Ten en la pasada Vuelta cicloturista a Ibiza es lo más impresionante que yo recuerdo sobre una bicicleta. Es cierto que hablamos de un supercampeón paralímpica, de un deportista único. Un hombre que a los 8 años perdió los dos brazos y una pierna por un accidente eléctrico y que se convirtió en una leyenda de la natación paralímpica con 6 medallas en los Juegos Paralímpicos y otras 30 en Campeonatos del Mundo y de Europa.
Pero es que una vez que cerró su gloriosa etapa en la piscina, hizo algo más difícil todavía: luchar por llegar a la elite en otro deporte radicalmente diferente. Es cierto que Ricardo ha amado la bicicleta desde pequeño pero el salto a querer ser medallista también en ciclismo parecía un imposible. Evidentemente sería imposible para la mayoría de nosotros, pero la palabra imposible tiene un significado diferente para Ricardo. Y lo ha logrado. A sus 46 años lograba hace unos meses en Tokio una medalla de bronce que sin duda brilla como el oro. El valenciano lograba un tercer puesto en el velódromo en la categoría de velocidad por equipos C1-5 mixto.
Nosotros hemos tenido la suerte de compartir pelotón en la Vuelta a Ibiza con él y es que te deja asombrado de la destreza que tiene con la bici. Nadie adivinaría que maneja la Canyon sin manos. Nos adelantó en algunas bajadas con una velocidad y un dominio que firmaría un corredor de un equipo profesional World Tour. En el vídeo podéis ver como el propio Ricardo nos explica como tiene adaptada la Canyon, con un palanca de freno que acciona su muñón izquierdo y que reparte la frenada entre el freno delantero y el trasero.