Con sólo 25 años estás a punto de arrancar tu sexta temporada como profesional.
Pasé muy joven, pero visto como empieza la gente ahora en profesionales no lo parece. Todo va mucho más deprisa. Personalmente tengo que dar un salto de calidad en 2023.
Tus primeros pasos los diste en el Nippo-Vini Fantini italiano.
Me vino bien. La mitad de su calendario era en Asia, donde el nivel no es tan alto como en Europa, lo que me permitió ir acoplándome a la categoría. A final de año disputamos una prueba de tanto nivel como Lombardía y pude terminarla.
En 2020 llegaste a la Fundación Euskadi, donde inicias tu cuarta temporada de naranja.
En Euskaltel-Euskadi me siento uno más. Somos cinco o seis ciclistas de fuera del País Vasco, pero funcionamos como un bloque.

2023 presenta retos apasionantes para Euskaltel-Euskadi, aunque obtener una invitación para La Vuelta y el Tour, con su inicio desde Bilbao, no será nada sencillo.
El Tour es un escalón más. Habría que llegar al 100% y con un equipo compensado. Respecto a La Vuelta, estamos esperando la invitación para enfocar para esa carrera la segunda mitad de la temporada. Los que más experiencia tenemos de la plantilla estamos entrenando para empezar más fuerte, buscando obtener los mejores resultados hasta abril. Si no puede ser La Vuelta, hay mucho calendario alternativo. Lograr una victoria y dar mayor visibilidad al equipo son dos de mis objetivos en 2023.
Eres de los que desconectan del todo entre temporadas.
Sí, un mes. Luego ya me entran solas las ganas de entrenar, cuidarme y hacer bien las cosas. Soy alto y para rendir en montaña tengo que estar muy delgado, por lo que las primeras semanas sufro para no atender la comida que me pide el cuerpo. Entrenar no me cuesta; salgo solo casi siempre.

¿Cuál crees que será tu lugar en el ciclismo profesional en un futuro?
Me gustaría tener el rol de gregario en un equipo WT en las etapas de montaña, ser el hombre de confianza para un líder. Por ponerte un ejemplo, lo que hacía Ángel Vicioso con ‘Purito’, que luego además tenía sus oportunidades en ciertas carreras.
Antes de tu salto a Italia te fogueaste en los equipos de formación de la Fundación Contador.
Allí me hice el corredor que soy, inculcándome virtudes como la disciplina. Teníamos un grupo humano muy bueno con, entre otros, Fernando Barceló, Diego Pablo Sevilla o Kenny Molly. También estaban Enric Mas, Carlos Rodríguez y los hermanos Carlos y Raúl García Pierna, aunque con ellos no coincidí en la misma categoría.
En 2023 faltará en el pelotón un tal Alejandro Valverde...
Las victorias estarán más repartidas, seguro (ríe). Valverde era un ‘killer’, pero le vamos a echar mucho de menos, seguro. Es un ciclista que nos ha hecho disfrutar de lo lindo. He tenido la suerte de correr con él desde 2018, cuando se proclamó campeón del mundo, hasta esta última temporada.