Roberto Merchán, de Tailandia a Málaga en bicicleta: "No hay tanto peligro

A modo de anécdota recuerda que cuando empezó el viaje las ruedas de la bicicleta se le pinchaban cada 50 kilómetros y que, como no sabía arreglarlas, le pedía ayuda a los monjes budistas de los monasterios para cambiarlas.

EFE (María Alonso) / foto: Diario Sur

Roberto Merchán, de Tailandia a Málaga en bicicleta.
Roberto Merchán, de Tailandia a Málaga en bicicleta.

El malagueño Roberto Merchán emprendió hace cinco años un viaje para recorrer en bicicleta los 33.000 kilómetros que separan Tailandia de su pueblo natal, Ardales, una aventura que este sábado ha llegado a su fin tras una travesía por 32 países en los que "no hay tanto peligro como la gente suele pensar".

"Tenemos muchas imágenes creadas, por desgracia, por ciertos medios, que te vienen a decir que hacer determinadas cosas es peligroso, pero vas allí y te das cuenta de que no es así", explica a EFE Merchán, que ha sido recibido por multitud de vecinos en las calles a su llegada a Ardales.

Este viajero de 35 años cuenta que, aunque en el viaje ha vivido situaciones de cierto riesgo, como cuando en Turquía cuatro hombres le apuntaron con rifles porque hizo fuego en una zona en la que no estaba permitido, o cuando se encontró con un oso en Rumanía, el viaje ha sido "muy seguro" en general.

Para ejemplificar esto, dice que se compró un candado para su bicicleta -a la que le puso el nombre de Carmela-, pero que lo tuvo que tirar después de que se le oxidara por no haberlo llegado a utilizar: "Asia es muy segura y, de hecho, en España temo más por mi bici", comenta.

SIN EXPERIENCIA Y CON UNA BICI BARATA

Tras haber pasado cuatro meses como mochilero en la India viajando en transporte público y haciendo autoestop, Roberto Merchán volvió a España y le apeteció vivir otra aventura, esta vez desde Tailandia a su pueblo en bicicleta.

"El hecho de coger una bici no tenía mucho sentido y, aunque no tenía ningunas nociones de ciclismo ni de cicloturismo, me compré una bicicleta que ni siquiera era para viajar y me fui para Tailandia sin billete de vuelta", dice Merchán, que cuenta que "de repente" se vio con una bici de cinco alforjas sin saber ni siquiera ponerlas.

A modo de anécdota recuerda que cuando empezó el viaje las ruedas de la bicicleta se le pinchaban cada 50 kilómetros y que, como no sabía arreglarlas, le pedía ayuda a los monjes budistas de los monasterios para cambiarlas.

PAÍSES HOSPITALARIOS

Para Roberto Merchán, el factor que más le ha sorprendido a lo largo de estos 33.000 kilómetros ha sido la hospitalidad de la gente que ha encontrado en el camino, algo que en ocasiones le ha llegado a superar.

"Había días y días en los que me ofrecían quedarme en sus casas, no me dejaban dormir ni en mi tienda", dice el viajero, que indica que los países que más le han sorprendido en este sentido han sido Irán, Turquía y Tayikistán, donde tenían un "nivel de hospitalidad máximo".

Uno de los momentos que más le han marcado fue cuando, en el Tíbet, unos nómadas le invitaron a cenar: "Fue la cena más simple del mundo, una masa de harina y agua, pero es emocionante conocer y sentir a personas que te ofrecen lo que tienen sin querer nada a cambio, solo por compartir un momento contigo", señala Merchán.

VIVIR CON LO MÍNIMO

El malagueño explica que ha viajado con lo necesario para ser autosuficiente: una tienda de campaña, un saco de dormir, una esterilla, una colchoneta inflable, una olla, un hornillo, algunas herramientas, un poco de ropa y su bicicleta.

Cuenta que, para sobrevivir, ha utilizado la menor cantidad de dinero posible, de manera que en Asia gastó como máximo 200 euros al mes; en Irán, menos de 300, y en Turquía menos de 125 euros.

A pesar de haber recorrido la mayor parte del viaje sin compañía, asegura que no se ha llegado a sentir solo. Eso sí, reconoce que ha habido momentos "muy complicados" en los que se llegó a plantear qué hacía allí, como cuando durmió a -25 grados en la tienda de campaña.

Roberto Merchán precisa que tuvo que volver a España en algunas ocasiones por motivos de salud, porque en la India cogió una bacteria estomacal que le dejó en silla de ruedas y también se lesionó los tobillos, pero destaca que siempre volvió al mismo punto en el que lo dejó para continuar su viaje.

NUEVOS PROYECTOS EN MENTE

A su llegada a Ardales, Merchán asegura que, además de un orgullo y una satisfacción "máxima", siente "una lucha de muchas emociones y sentimientos" en la que se mezclan esas sensaciones con el hecho de saber que, en menos de un mes, emprenderá otros proyectos por el mundo.

Merchán cuenta que en diciembre viajará a Suiza para buscar trabajo en el sector de la hostelería y, así, ganar "dinero rápido", puesto que sus próximos dos objetivos son recorrer América desde Alaska hasta la Tierra del Fuego (Argentina) y atravesar África bajando por el oeste para regresar por el este.