Cuando la revista nos publicaba artículos de seguridad vial (qué tiempos aquellos) tuve la ocasión de explicar uno de los derechos que nos asiste a cualquier ciudadano, cual es el de formular denuncias voluntarias. Muchas veces he tenido ocasión de ver cómo un grupo de ciclistas reaccionan violentamente ante aquellos conductores que nos han puesto en peligro cierto. Incluso los hay que han soltado la pierna para dejar la huella de sus calas en la puerta del susodicho vehículo, o han proyectado la patada contra el retrovisor, el cual aterrizó a considerable distancia. No sería la primera vez que defiendo a ciclistas denunciados por quienes encima nos han hecho la pirula, acusados de daños contra sus vehículos y recibiendo condenas por un delito o falta, eso depende del valor de lo dañado.
Pero en estas ocasiones no hay por qué perder la razón por mucho que la adrenalina nos haga perder el sentido. Para eso está el derecho de nuestra parte mediante la denominada “denuncia voluntaria". Consiste básicamente en molestarse en identificar la matrícula del vehículo que ha cometido la infracción, modelo, color y lugar exacto donde ocurrieron los hechos que nos ha puesto en peligro cierto. Se toma nota de estos datos, junto con la hora, el punto kilométrico, la nomenclatura de la carretera y el sentido en que ocurrió la infracción, o bien la calle del municipio que sea, identificando el número de portal donde ocurrió, o consignando la esquina de la calle que corta. Algunos pensarán que es demasiado lío para poder ejercer este derecho, pero es que cuanto más detallado sea el relato y los datos se ofrezcan, mucho mejor para que prospere la denuncia.
Acto seguido hay que localizar un Agente que tenga competencia en materia de seguridad vial. Si es en ciudad, bastará reclamar la presencia de cualquier policía municipal, y si es en carretera, de la Guardia Civil o de las policías autonómicas si tienen la competencia delegada. Caso de verlos por la carretera deberemos advertirles para que se nos acerquen y manifestarles que deseamos hacer una denuncia voluntaria. Pero muchas veces no vemos a ningún Agente, por lo que no nos quedaría más remedio que acercarnos a cualquier comisaría o cuartel, dependiendo de quien haya de tramitar la denuncia. Deberemos llevar el carné de identidad. Si sois varios los afectados, que denuncie uno y el resto que declare como testigos y que así se recoja en la denuncia. La descripción del suceso ha de ser sucinta y exacta, sin florituras ni cuestiones no relevantes para el hecho en sí, como son que el tío aquel encima nos insultó. Nada de eso. Decir simplemente que nos adelantó poniendo en peligro al grupo, que efectuó un frenazo brusco que obligó a maniobra evasiva, o que giró indebidamente provocando situación de extremo peligro, y en todo ello señalando el punto exacto y describiendo la maniobra ilegal.
Esto viene a cuento porque hoy mismo he tenido que recurrir a formular una denuncia voluntaria. Venía tranquilamente en mi bici por el carril derecho de una calle de Madrid, cuando un vehículo me cerró y frenó bruscamente, debiendo yo tirarme a la derecha para evitar el impacto. Tras advertirle en el siguiente semáforo educadamente que procurara dejar un poco de distancia al adelantar, comenzó encima a pegar acelerones tras de mi para que me apartara, a pitar constantemente metiendo el morro a mi rueda trasera, y a proferir insultos, que para ser ciudadano extranjero, supongo que de Europa del Este, se sabía unos cuantos. Os aseguro que no me dio ninguna tentación de entrar a la provocación. Pasé de él, me aparté, le tomé nota de la matrícula y del resto de datos relevantes, y cuando localicé al primer policía municipal procedía a denunciarle. Y así llegué a mi despacho, tan feliz y tan contento, dando gracias al cielo porque no me pasó ninguna desgracia y porque no me pegué con nadie ni me descerrajaron dos tiros mafiosos, pero, eso sí, con mi denuncia bien tramitada. Ahora queda que se la notifiquen, y si se defiende, pues ya depende del instructor que se crea mis alegaciones o que considere que es su palabra contra la mía y lo archive. De todas formas, si renuncia por chulería a recurrir, le caerá la multa firme y encima perderá cuatro puntos. Aunque sea por el cálculo de probabilidades de que pase de moverse, o porque tenga que molestarse en recurrir si se quiere librar, merece la pena.