Abro este hilo en respuesta a la iniciativa que nuestro director de CAF Web, Pablo Bueno, nos ha propuesto, y es la de comprometernos en lograr que las marchas cicloturistas sean una actividad de esparcimiento en el que todos practiquemos nuestra afición en condiciones de seguridad. Personalmente me rebelo ante unas estadísticas que señalan a que tarde o temprano se darán accidentes gravísimos causados por la excesiva competitividad de muchos de los participantes.
Lo que voy a exponer es una opinión que a muchos puede que no les guste. Para configurarla he hablado con bastantes amigos y conocidos que participan en las principales marchas del calendario, interesándome por su opinión. Algunos, aunque hayan hecho un tiempo discreto en la Quebrantahuesos de este año, consideran que es fundamental que existan premios, tiempos, chips, velocidad libre y que cada cual dé todo lo que lleva dentro. Les gusta verse en las clasificaciones, compararse con los compañeros de club. Llevan registrados todos los resultados desde que participaron por primera vez, y la estricta jerarquía ciclista, el estatus deportivo en el club, reconocen que se logra conforme al puesto logrado ante los colegas.
Se daban de todas formas situaciones extrañas. Recuerdo que un compañero del club hace años en una QH cayó al suelo y se rompió el escafoides. Estaba al borde de la carretera, según me contaban, y pasó más de medio club a su lado y a ninguno se le ocurrió parar a esperar y acompañar al pobre accidentado hasta que acudieran las asistencias sanitarias. Otro, en otra Quebrantahuesos, pinchó varias veces, y como no le quedaban cámaras, cada vez que pasaba un compañero de club a gritos pedía si le podían prestar una. No hubo nadie que le ayudara, y a la hora y cuarto de estar en la cuneta, un vehículo de mecánicos pudo por fin reponerle una cámara.
Por no decir del pavor que supone sufrir en los descensos unos adelantamientos suicidas, o el mal cuerpo que se queda al ver personas accidentadas en la cuneta esperando a la ambulancia.
Sin embargo, hay muchos ciclistas que están absolutamente convencidos de que la causa de toda esta locura viene dada porque se fomenta la competitividad. Como es lo que se demanda, los organizadores están dispuestos a crear un ambiente “de carrera". “Ciclista profesional por un día", donde no existen límites ni nadie que te imponga reglas.
Yo diferenciaría entre marchas multitudinarias y marchas con una participación más reducida, y por lo tanto, más controlable. Evidentemente, en las marchas multitudinarias resulta contraproducente la neutralización porque se crearían más riesgos que los que se pretenden eliminar. No es posible compactar a ocho mil personas y que en los descensos vaya todo el mundo frenando. Pero hay que analizar por qué se asumen tantos riesgos que no sólo pone en peligro la vida del imprudente, sino la de los demás cicloturistas.
En mi opinión, muy discutible seguramente, la causa de que haya tantos accidentes es porque se asumen riesgos excesivos con tal de bajar tiempos. La mayoría de los ocho mil participantes de la Quebrantahuesos, o la de Pirineos 2000, Pedro Delgado, etc., saben que no van a “ganar", pero a pesar de ello siguen exprimiendo su cuerpo hasta los límites de la resistencia humana. ¿Por qué, sabiendo que no llegarán entre los primeros, arriesgan en las bajadas, o suben los puertos a todo lo que la maquinaria da de sí? ¿Por qué se meten en los grupos más veloces en vez de situarse cómodamente en un grupo que vaya más tranquilo? ¿Por qué asaltan los avituallamientos a empujones sin siquiera darse un respiro?
Lo primero que hacen cuando cruzan la línea de meta es ir a por el diploma y medalla. Esperan a que se publiquen las clasificaciones y miran su puesto, su tiempo oficial y lo comparan con todos aquellos a los que conocen. Si acaban por encima de ellos, objetivo logrado. Si no, frustración y disgusto.
Por ello, en mi opinión, cualquier reconocimiento oficial de resultados deportivos estará propiciando que muchos participantes asuman riesgos que, de no existir tiempos reconocidos, clasificaciones, medallas, o chips, muy probablemente no asumirían.
En mi opinión, el fomentar la competitividad en el cicloturismo tiene culpa de buena parte de la inseguridad que se sufre en las marchas. No es que sea la única razón de que algunos ciclistas pongan en peligro su vida y la de los demás, pero estoy convencido que es una de las razones más poderosas.
Por lo tanto, la marcha perfecta es aquella en la que no existan tiempos, ni chips, ni medallas según resultado, ni trofeos por clasificaciones según categoría. La marcha perfecta es aquella en la que se publica exclusivamente una relación alfabética de los que completen la marcha, sin aditamento alguno. Cada cual puede saber a título personal el tiempo que ha tardado en completar el recorrido y su velocidad media, porque todos llevamos velocímetro, pero basta que uno esté pendiente de su puesto en la general o a cuántos amigos o compañeros “se ha cepillado" para que, quizás, arriesgue más de la cuenta.
Y otro gallo nos cantaría si aquellos que deseen competir en las marchas sacaran su licencia de competición y participaran en carreras y no en marchas. Las competiciones están diseñadas con unos elementos de control y seguridad vial muy superiores a las marchas y los grupos son más controlables al ser menos multitudinaria la participación.
Por ello, opino que la marcha perfecta es aquella en la que sólo participan cicloturistas.
Insisto, es mi opinión y que no tiene por qué ser compartida.