Una Perico más

Este año no ha podido ser. Ni las ganas ni la forma me acompañaban para afrontar esta dura marcha a pesar de que Pedro Delgado me animó a intentarlo, pero no. Debe ser porque este año ha sido muy duro, y tanta pelea contra molinos de viento me ha dejado como vacío. Andaba por ahí, en la salida de la marcha, Óscar Pereiro, que se está pensando eso de seguir dando pedales en una profesión con tanta exigencia. Le veía la carita esa en la que se nota la falta de fiereza que suele tener la mirada de los cilcistas profesionales, y como que me sentía identificado con él. ¿Para qué tanta lucha, si al final el circo sigue igual?

Alfonso Triviño

Una Perico más
Una Perico más

Este año no ha podido ser. Ni las ganas ni la forma me acompañaban para afrontar esta dura marcha a pesar de que Pedro Delgado me animó a intentarlo, pero no. Debe ser porque este año ha sido muy duro, y tanta pelea contra molinos de viento me ha dejado como vacío. Andaba por ahí, en la salida de la marcha, Óscar Pereiro, que se está pensando eso de seguir dando pedales en una profesión con tanta exigencia. Le veía la carita esa en la que se nota la falta de fiereza que suele tener la mirada de los cilcistas profesionales, y como que me sentía identificado con él. ¿Para qué tanta lucha, si al final el circo sigue igual?

Pasaron varias horas, y llegaban los primeros, algunos esprintaban, otros no. No habría pasado ni diez minutos desde que pasara el primero, cuando aparecían dos figuras al fondo de la recta, acercándose y definiendo los contornos de unos "patas negras" que identifiqué rápido: Dani Moreno y Jesús del Nero. Nada más pasar la llegada se orillaron, atravesaron la zona de familiares, y, como despistados andaban buscando un lugar donde hidratarse. Les busqué acomodo, pedí para ellos alimento y bebida, y charlamos un buen rato. Ambos coincidían en que no se imaginaban que la gente fuera tan deprisa. Me reconocieron que vieron a muchos asumir demasiados riesgos. Curvas ciegas tomadas por la izquierda con el tráfico abierto. Son profesionales de alto nivel, y ellos nunca se arriesgarían así...

Otros compañeros que no hicieron la marcha, me comentaron que estaban en un pueblo de la ruta esperando a los ciclistas. Pasó el primer grupo, e inmediatamente invadió la carretera una comitiva de vecinos que estaban camino del cementerio. Era un entierro. El siguiente grupo de ciclistas les increpó para que se apartaran...

¿A dónde vamos? ¿Qué se gana con tantas prisas?