Alberto Contador, el kamikaze del pelotón

El blog de Álvaro Calleja

Álvaro Calleja

Alberto Contador, el kamikaze del pelotón
Alberto Contador, el kamikaze del pelotón

Las 16:30 se acercan y Andalucía se encuentra disfrutando con la Vuelta 2017. Aún quedan más de 26 kilómetros para la meta de una etapa en la que todos, por sus características, corta y nerviosa, y por el pasado, aquel ataque suicida que cambió la última edición camino de Formigal, miran, miramos, a Alberto Contador. Y todos, rivales y enamorados de este maravilloso deporte, acertamos. Porque el madrileño se mueve, y lo hace desde lejos, a más de 26.000 metros del cielo de Granada. Parece un kamikaze. Y lo es.

O no, porque luego Miguel Ángel López, el Superman del ciclismo, demostró que con fuerzas en las piernas la locura era menos locura. Pero lo cierto es que la energía abandonó a Contador sobre el asfalto de Sierra Nevada y que, quizás, en él enterró sus opciones de podio. Fracasó. Y, sin embargo, da igual. Y lo da porque, gane o pierda, Alberto es un ciclista diferente, de los de antaño, amigo de Bahamontes, Merckx y todos aquellos que, de vez en cuando, parecían perturbados por sus agresivas y estrambóticas estrategias.

El Pistolero ha ganado mucho, y de calidad, pero, probablemente, no serán sus títulos los que se recuerden dentro de varias décadas. Todos los que vivimos su época echaremos la vista atrás para rememorar sus locuras, las de aquel ciclista suicida que reventaba las carreras en cualquier metro del recorrido. Hablaremos de cómo le robó una Vuelta a Purito Rodríguez en un día mágico de ciclismo rumbo a Fuente Dé. Hablaremos de cómo puso patas arriba la Vuelta 2016, humillando al todopoderoso Sky del mejor hombre del momento. Hablaremos de sus mil y un ataques a Michael Rasmussen en una tarde de verano por las rampas del Peyresourde. Hablaremos de cómo bailaba la bicicleta.

Y hablaremos de aquella Vuelta a España 2017 en la que jugó a ser ciclista de videojuego, arrancando día tras día, una y otra vez, por el mero hecho de divertirse y divertir. Es Alberto Contador un tipo diferente que ojalá deje de dar pedales para colocar sus manos sobre un volante. ¿Os imagináis a este kamikaze del pelotón dirigiendo un equipo?