Próxima estación, descalificación

El Blog de Luis Pasamontes

Luis Pasamontes

Próxima estación, descalificación
Próxima estación, descalificación

Ayer comenzaba Eneco Tour, una prueba que también se conoce con el nombre de Tour de Benelux y que desde el año 2005 reemplaza a la Vuelta a los Países Bajos. Su recorrido no es fácil ni cómodo, entraña dificultades que no están solo en la orografía del terreno. Rotondas, estrechamientos, grietas de dilatación en la carretera en la que entra justo un tubular, viento lateral, algunas cotas de las clásicas de las Ardenas, contrarreloj técnica… y también pasos a nivel.

Precisamente hoy quiero compartir una anécdota que tiene que ver con el paso de un tren y de la que nunca me olvidaré. Hablamos del año 2006 y en concreto de la segunda etapa ( sin contar el prólogo de 5,8 km), que unía S'Hertogenbosh y Sittard-Geleen, con un total de 194 kilómetros. Yo militaba en el equipo belga Unibet, era mi primer año fuera de las fronteras españolas. Un equipo cargado de experiencia que me permitió conocer las Clásicas Belgas y estar al lado de ciclistas de mucha calidad como Vandenbroucke, Zanotti, Serpellini, Ten Dam o Baden Cooke, entre otros. La etapa comenzó muy nerviosa con continuos ataques y con los equipos de los velocistas muy atentos. No les interesaba que la fuga fuera demasiado numerosa para no tener que trabajar en exceso en la última parte o verse sorprendidos de cara a meta. Tom Bonnen portaba el maillot de líder y además tenía opciones de conservarlo, su equipo Quick Step-Innergetic ejercía un control férreo de la carrera. En uno de esos múltiples saltos, me veo en cabeza de carrera y sin compañía. Pensaba que algún otro corredor podía acompañarme en la aventura, pero llevábamos demasiados kilómetros “dando palos” y al equipo del líder le venia como anillo al dedo una fuga con un solo ciclista. Así fue, comencé a aumentar mi renta sobre el gran grupo y a disfrutar de aquellos momentos. Para nuestro equipo era importante tener presencia en televisión y ser protagonistas, por tanto todos contentos. ¿Llegar? Bueno, no sería fácil pero tampoco imposible. Yo sabía que atrás habría un tira y afloja entre los equipos de hombres rápidos y que Quick Step-Innergetic querría que otros también se desgastaran, no solo ellos. Además un solo corredor a veces hace relajarse demasiado a el pelotón, bajar la concentración, siempre pensando que será muy fácil atraparlo.

Llega mi coche de equipo y conversamos, la idea es no ir a tope para que atrás no se pongan nerviosos, mantener un ritmo medio y en la parte final dar el máximo para echar un pulso al pelotón. Aún así la diferencia sigue creciendo, no hay demasiado entendimiento atrás y el equipo de Bonnen está echando un órdago a los demás, ellos no quieren tirar solos. Se produce durante muchos kilómetros un parón tremendo que hace que mi ventaja supere los 9 minutos, sin haber apretado los dientes aún. Todo marcha bien y en ciertos momentos comenzamos a creer en que podría ser un buen día para mi y para el equipo. Pero no nos imaginábamos lo que estaba a punto de pasar, ni un desfallecimiento, ni ser atrapado por el gran grupo, ni una caída serian los motivos que acabaran con mis ilusiones, un paso a nivel se encargaría de ello. Llego a una localidad y me aproximo a una vía de tren donde veo a varios coches y motos parados a los lados. La barrera levantada del todo, sin moverse y una campana sonando que oía débilmente entre sirenas y aplausos del público. No me fijo en nada más, solo en que nadie me da el alto y sobretodo en que la barrera está levantada. Conmigo pasan coches de organización, de jueces, motos…la barrera no impedía el paso, aún no se movía. Sigo disfrutando de mi renta, de mis sensaciones y de rodar en cabeza de carrera en una prueba tan prestigiosa y por un país donde aman este deporte.

A los pocos kilómetros se sitúa a mi lado el coche del juez, el mismo que había pasado a mi lado la vía de tren. Agita sus brazos de un lado a otro como si de una coreografía se tratara, pero no escucho música en el interior de su coche. Comienza a decirme en un castellano mezclado con flamenco, que estoy fuera de carrera. Al principio no le hago caso y pienso: “juraría que ha dicho que estoy fuera, pero seguro que no se ha sabido expresar y me está trasladando diferencias con el pelotón”. Llega mi coche de equipo y me da la noticia, “Luis te echan de carrera por saltarte un paso a nivel”, me dice Hilaire Van der Schueren.

No me lo podía creer, aquello debía ser una broma para algún programa belga…los coches en paralelo discutiendo y yo pedaleando, no se hacia donde lo hacía. Vuelve el coche del árbitro y le digo que si yo salgo de carrera, todos los vehículos que cruzaron conmigo también. Me dice que la barrera estaba sin moverse, pero que la luz del semáforo era roja y la campana estaban sonando. Le explico que con 10 minutos al pelotón lo que menos me habría importado era pararme, pero que nadie me dio el alto y que ningún obstáculo me impedía el paso, solo una señal luminosa(que no vi) y una acústica similar a la del cambio de hora de un instituto. No hay nada que hacer, tengo que poner pie a tierra con 9 minutos sobre el pelotón y camino a una posible victoria. Nunca he llorado tanto con un maillot y culotte puesto, mi director trataba de consolarme pero era imposible. Quería mi teléfono, necesitaba hablar con mi madre, escucharla y que me tranquilizara. Cuando consigo hablar con ella estaba muy nerviosa, en televisión habían dicho que me había jugado la vida pasando un paso a nivel, imaginaros como estaba ella. Le digo lo que había ocurrido, ella solo quería saber que estaba bien. Los periodistas de aquel medio, ejemplarizaron mi caso con lo ocurrido en Roubaix, cuando algunos corredores tuvieron que bajarse de la bici y pasar agachados. Fijaros que lejos de la realidad, que manipulación, pero que nerviosismo para una madre que está lejos y sin saber a donde llamar. Lo bueno del día, la victoria de mi ahora gran amigo Manuel Quinziato. En aquel momento no le conocía y ahora somos como hermanos. Todo pasa por algo, aunque esté acompañado por lágrimas.