Con infinidad de visitas a fábricas y empresas del sector a nuestras espaldas, tenemos que reconocer que los días que pasamos viendo la fábrica y las oficinas centrales de Pirelli nos causaron bastante impresión. Durante el viaje pudimos conocer de primera mano cómo se trabaja, pero también cómo se construyó el imperio que un buen día, allá por 1872, fundó un joven ingeniero industrial de Varenna (Italia) llamado Giovanni Battista Pirelli, quien inicialmente sólo pretendía fabricar recubrimientos de caucho para los cables de los telégrafos de la época.
Han pasado más de 150 años desde entonces, y hoy Pirelli es uno de los mayores fabricantes de neumáticos del mundo y, probablemente, uno de los que más reputación posee desde el punto de vista tecnológico, con la investigación e innovación de sus productos por bandera. Esta circunstancia les ha llevado a ser una auténtica referencia en los deportes del motor, en los que se busca siempre la máxima fiabilidad y prestaciones de las gomas. Muestra de ello es el hecho de que Pirelli es desde hace años partner técnico de F1 o proveedor oficial en el Mundial de Superbikes y del World Rally Car, entre otras colaboraciones.
Con este bagaje, Pirelli decidió retomar la fabricación de neumáticos para bicicletas en 2017 con su nueva línea específica para bicis -desde 1894 ya disponía de un modelo para velocípedos-. Desde entonces hemos visto cómo la gama Pirelli se ha ido consolidando, consiguiendo neumáticos con la tecnología y las prestaciones a las que ya nos tenían acostumbrados en el mundo de la automoción. En este tiempo los italianos han creado neumáticos como el Cinturato en gravel, la familia P Zero para bicis de carretera o los Scorpion en bici de montaña.
PIRELLI DESDE DENTRO
En nuestra visita a las oficinas centrales de Milán, la ciudad que fue testigo del nacimiento de la empresa, pudimos comprobar la magnitud de Pirelli. Sus instalaciones se encuentran en el barrio de Bicocca, uno de los más modernos y culturales de la ciudad. Un lugar que fue cuna del desarrollo de la industria en la Italia del siglo XIX y que ahora combina edificios que representan aquel pasado industrial del país con construcciones modernas como universidades y teatros.
Desde estas instalaciones, Pirelli maneja el rumbo de la compañía, presente en más de 160 países y que cuenta con unos 40.000 empleados. La sede central es una pequeña ciudad con diferentes edificios que forman el complejo. Entre ellos nos llamó la atención una bonita villa con aspecto de casa de campo que fue la residencia original de los fundadores y que Pirelli ha decidido conservar entre los modernos edificios de acero y cristal de la actualidad. Este y otros detalles son los que nos sugieren que Pirelli es una empresa con un valor muy especial.
Una organización que a pesar de ser gigantesca mantiene un gran respeto a sus orígenes, algo que no es habitual en los tiempos que corren donde las empresas multinacionales tienden a perder su esencia con la globalización de los mercados.
Estos valores y el crecimiento de su división de ciclismo refuerzan la idea de que Pirelli es uno de los pocos gigantes del mundo de la automoción, casi el único diríamos, que han entrado en el mercado del ciclismo creyendo realmente en el deporte y en el negocio de las bicicletas. No han caído en el error, bajo nuestro punto de vista, que han cometido otras compañías equiparables, desarrollando una pequeña gama para intentar ocupar cierta cota de mercado, pero sin el apoyo en desarrollo, en I+D, ni con los recursos necesarios para promocionar su producto.
Pudimos ver en primera persona el inmenso departamento de I+D y test de neumáticos, donde se prueban constantemente diferentes compuestos de goma en fase de desarrollo, tanto en coches, motos o bicicletas. En estas instalaciones, los neumáticos se someten a rigurosos test de sonoridad, resistencia a la rodadura, a los pinchazos, rigidez y agarre, por ejemplo.
LA FÁBRICA DE BOLLATE
Pero además de toda la labor de I+D y desarrollo de neumáticos, la mejor muestra de su decidida apuesta por el mundo de la bicicleta es la activación de toda una planta, ubicada en la localidad de Bollate -a apenas quince minutos de Milán-, dedicada exclusivamente al desarrollo y fabricación de neumáticos de ciclismo. Ciclismo a Fondo tuvo la oportunidad de visitar esta fábrica y charlar con sus responsables. Una planta que Pirelli inauguró en los años 60 y que durante más de cinco décadas estuvo dedicada a la producción de neumáticos de automoción.
No fue hasta la pasada pandemia, en 2020, cuando tras una reestructuración Pirelli optó por darle un nuevo uso a esas instalaciones, aprovechando el reciente lanzamiento de su nueva línea de ciclismo en 2017. Los directivos de la compañía decidieron entonces dar el impulso definitivo al universo del ciclismo con una producción de proximidad, a apenas 10 km de sus oficinas centrales, con las ventajas que eso supone a la hora de lidiar con los problemas de transporte, logística y costes de los controles de calidad.
Este es otro de los puntos en los que nos quedó claro que Pirelli cree de verdad en su producto para ciclismo, pues para ello tuvo que reconvertir las instalaciones de Bollate con maquinaria específica y una formación para reciclar a sus operarios, que desde esa fecha tuvieron que adaptarse a nuevos procesos de fabricación, específicos para neumáticos de ciclismo y no de coches o motos, como tenían por costumbre en el pasado. Supuso una transformación de la planta y sus trabajadores para poder ofrecer los neumáticos más avanzados de bicicletas.
En la actualidad, la planta de Bollate, con capacidad de producir hasta 1,5 millones de neumáticos para bicicletas al año, trabaja con todos los estándares de Pirelli en cuanto a respeto con el medio ambiente, utilización de energías renovables y eficiencia de producción.
