Hace unas temporadas, las bicis de gran fondo irrumpieron con fuerza proporcionando una opción mucho más asequible a ese grueso cicloturista sin un físico, una habilidad técnica ni unas pretensiones como para sacar partido pleno a los Fórmula 1 de la carretera que son los modelos deportivos. Sin embargo, es un concepto que no ha terminado de ser asimilado en una cultura ciclista tan competitiva como la nuestra pese a ser bicis, como nos ha dejado claro nuestra invitada durante el test, que nos entregan unas prestaciones más que sobradas. No es para menos cuando Giant nos plantea un bastidor de lujo. No es el máximo nivel de carbono del que dispone la marca, innecesario un material tan rígido cuando se trata de aumentar la absorción, pero el nivel Advanced Pro logra un cuadro ligero que deja la bici completa en una cifra muy digna y que en la carretera no se percibe excesiva. A su vez la solidez, tanto a nivel de dirección como de pedalier, es incuestionable, al menos para los vatios que somos capaces de aportar con nuestro nivel. A la hora de lidiar con los baches Giant sigue apostando por su tija D-Fuse, introducida originariamente en su modelo de ciclocross y que poco a poco ha ido haciéndose hueco en la gama. La novedad reside en trasladar este concepto al manillar para lograr aislar también a nuestras manos de los impactos. Ninguna pega a su funcionamiento, que se ve reforzado por las cubiertas de 28 mm en una de las pocas marcas que nos entrega la bici en modo tubeless para disfrutar de esta tecnología desde la primera pedalada. Pese a ser un colchón, la Defy responde cuando le apretamos, y ahí están las medias que hemos logrado durante nuestras rutas de test por las carreteras quebradas de la sierra oeste madrileña, auténtico territorio comanche sin un metro llano. Está claro que la posición en la que la bici nos coloca no es la radical a la que estamos acostumbrados, pero también es cierto que la mayoría de ciclistas no cuentan con un físico capaz de soportar la postura a la que obligan los modelos de competición. Y no me digáis que no queda bonita una bicicleta con una potencia larga colocada al ras del cuadro y más si incluye un montaje tan trabajado como el que acostumbra en estas últimas temporadas Giant, que ha convertido a la firma en un referente de la relación calidad/precio. Pata negra Aunque pueda parecer sorprendente, este cuadro no es el tope de gama que Giant es capaz de ofertar. El nivel Advanced SL, fabricado con las fibras del más alto módulo y una construcción totalmente monocasco, se reserva únicamente para los modelos de competición TCR y Propel. No sería lógico usarlo en una bici en la que se busca filtrar las vibraciones. Sin embargo, el carbono T-700 de este Advanced Pro es quizás una de las fibras más populares del mercado, empleado por muchas otras firmas en modelos de corte competitivo. Giant logra una bici sumamente estilizada y que, tratándose de un modelo gran fondo con frenos de disco, es capaz de mantener la báscula a raya. Sólo la pipa de dirección, con la característica medida de rodamiento superior de 1'' ¼, y el pedalier PowerCore ceden a la robustez para lograr rigidez justo ahí donde se necesita. El resultado es una bici que responde a la fuerza aplicada sobre las bielas tan bien como muchos modelos deportivos que pasan por nuestras manos. Absorción total Ya conocíamos las virtudes de la tija de sillín D-Fuse a la hora de filtrar los impactos causados por las irregularidades de la carretera. Ahora, Giant traslada ese concepto al manillar aplicando una sección similar para lograr el mismo efecto. Una parte de la bici donde se agradece de veras, ya que no debemos olvidar que su dirección es especialmente rígida por su rodamiento superior sobredimensionado. El manillar D-Fuse cuenta con la curiosidad de que permite ajustar la capacidad de flexión jugando con la angulación del mismo, aunque esto inevitablemente afecte a la ergonomía de la curva. La firma taiwanesa ha aprovechado el desarrollo para incorporar en la potencia una cobertura para los cables similar a la de su modelo aerodinámico Propel. Una solución quizás un poco tosca, pero que nos permite una estética mucho más limpia. Como crítica, decir que sólo se guían por ahí los latiguillos de ambos frenos. Las fundas de cambio siguen entrando por un lateral junto a la pipa de dirección. Sin cámaras Otra de las tecnologías que no entendemos por qué no tiene mayor aceptación es el tubeless. Menos resistencia a la rodadura, mejor agarre u olvidarse casi totalmente de los pinchazos no parecen terminar de calar en el clasismo del ciclista de carretera. Pese a que la mayoría de firmas de ruedas y marcas de cubiertas ya ofrecen modelos de sobra para montar tubeless, sólo Giant apuesta decididamente por este sistema al entregar las bicis listas para rodar sin cámaras. Y no lo hace con cualquier rueda. Sus SLR-1 de carbono y perfil bajo son todo un acierto. Junto con los neumáticos de 28 tenemos la principal fuente de amortiguación de la bici sin que el rodar apenas se resienta. Sus cubiertas Gavia son robustas, aunque nos hubiera gustado disfrutar de mayor agarre lateral, ya que la robustez y la fiabilidad se imponen frente a las prestaciones. En cualquier caso, estamos ante un conjunto con el que incluso nos podemos adentrar por pistas de tierra sin demasiados problemas. Hasta el infinito Empezábamos a pensar que ya no había bielas con platos 50/34. Junto al casete 11-34, la elección de desarrollos nos parece plenamente acertada para este concepto de bici y posibilita que cualquiera cicloturista se pueda enfrentar a la ruta que sea por duro que se antoje el puerto que se interponga en el camino. A cambio hemos de sufrir unos mayores saltos entre piñones, que se aprecian bastante si rodamos a ritmos altos aunque, siendo objetivos, no debemos olvidar que el perfil del destinatario de esta bici es el amante de las rutas largas para el que las altas velocidades son sólo cosa de los descensos. Por su parte, el Ultegra nos ha recordado, tras muchos meses usando sólo grupos electrónicos, que los grupos mecánicos siguen funcionando perfectamente, con una suavidad y una precisión intachables. Geometría Un puesto de conducción corto y muy alto marcan a una Defy que no esconde que es una gran fondo de pura cepa. Su cifra de reach correspondería a una talla inferior si habláramos de una deportiva, mientras que la de stack es la de una superior. Como referencia, con los 4 cm de separadores que veis en las fotos, la diferencia de altura entre sillín y manillar se situaba en 4 cm. Evidentemente, como se aprecia en las fotos de acción, nosotros la hemos utilizado con la potencia al ras donde la estética -y la rigidez de dirección- gana enteros. En su conducción predomina la estabilidad. Su ángulo relajado de dirección, avance generoso de la horquilla y las gruesas cubiertas hacen que al enlazar curvas a buen ritmo se nos pueda acabar acumulando el trabajo, aunque a cambio tenemos mucha seguridad en tramos rápidos, postulándose como una devoradora de kilómetros. Giant Poco os podemos contar de Giant que no sepáis. La mayor productora del mundo de bicicletas sigue en plena forma y aprovecha plenamente el músculo económico que da su posición para seguir desarrollando modelos que no nos defraudan. En el aspecto de imagen este ha sido un año de cambios. Tras un montón de temporadas ligado a la estructura de lo que en su día fue Rabobank, después Giant-Alpecin y en estos últimos años Sunweb, el patrocinio de la marca ha tomado un nuevo rumbo pasando a equipar al CCC, que a su vez recogía los restos del BMC tras concluir el apoyo de los suizos a esta escuadra. Unos cambios de cromos que permiten a Giant contar con la experiencia a la hora de desarrollar sus bicis de corredores de la talla del vigente campeón olímpico Greg Van Avermaet. No sólo en la evolución de sus bicicletas, también en la del resto de su amplísima gama de productos: ruedas, cascos, componentes, sillines… El juicio Con las bicis gran fondo hemos encontrado distintos enfoques entre las marcas. Desde aquellas que aplicaban una filosofía supercicloturista con geometrías prácticamente de ir a comprar el pan, hasta las que sólo se diferenciaron de las deportivas en un ligero aumento de la altura de dirección. Esto quizás ha hecho que a la mayoría de cicloturistas no les haya terminado de quedar claras las virtudes de un tipo de bici que, en nuestra opinión, es el más adecuado para la inmensa mayoría de gente que vemos en las marchas. Sobre todo, la gran diferencia es el manejo, más permisivo con los errores, más estable y que permite disfrutar de los descensos a muchos ciclistas que declaran tener auténtico pánico a este tipo de terreno. Unas cualidades que no quieren decir bici de globeros como muchos las han encasillado y que no excluyen unas grandes prestaciones. Balance final ¿Quieres una posición cómoda, una bici que trague todos los baches de esa carretera perdida, pero no estás dispuesto a renunciar a una bici a la que poder apretar? La respuesta se llama Defy.