Hacía tiempo que queríamos hincarle el diente a esta Infinito CV, desde que hace un par de temporadas el propio Juan Antonio Flecha nos hablara maravillas de la máquina empleada entonces en las clásicas por el equipo holandés Vacansoleil-DCM y ahora por el LottoNL-Jumbo de los Sep Vanmarcke y compañía para lidiar con las duras jornadas de adoquín por tierras belgas. Aunque ésta es una bici que encuadraríamos en el cada vez más popular concepto gran fondo, pertenecer a una histórica como Bianchi, firma que en este 2015 festeja sus 130 años de historia y con un pasado fraguado en la competición, obliga a una gran dosis de deportividad y nos hace encontrarnos con una montura que mezcla como pocas la absorción de vibraciones y la estabilidad con el nervio que toda bici de carreras ha de tener.
“Aludiendo a su nombre, la gran fondo de Bianchi es perfecta para rodar hasta el infinito y hacerlo a buen ritmo”.
Un colchón
En colaboración con la firma Materials Sciences Corporation, Bianchi ha logrado aplicar el sistema de cancelación de vibraciones Countervail a sus bicis. Básicamente consiste en que las fibras de carbono se combinan con un material viscoelástico que no sólo se limita a filtrar las vibraciones de alta frecuencia que llegan desde el suelo, sino que directamente las contrarrestan consiguiendo según sus propios datos un 75% de reducción respecto al carbono convencional. Esto permite a los ingenieros de la marca lograr la comodidad que requiere una bici pensada para rodar por el terreno irregular de las clásicas. Sin embargo, poco útil sería la bici si no transmitiera a la rueda trasera la fuerza que aplicamos a los pedales o no fuera precisa en su conducción. Delante una robusta pipa de dirección con rodamiento inferior de 1,5’’, reforzada con nervios que se extienden hacia los tubos horizontal y diagonal, nos asegura un control total a la hora de enlazar curvas, mientras que en la parte inferior sorprende que se conforme con una caja de pedalier de 68 mm de ancho para sistema PF30. Nosotros echamos de menos un punto más de solidez, sobre todo por la odiosa comparación tras bajarnos de la súper deportiva Wilier que habéis visto en la sección de Gran Prueba y teniendo en cuenta que el concepto que nos transmite esta Infinito no es precisamente el de una bici relajada para el cicloturista tranquilo.
SUAVIDAD. La investigación en materiales avanza a ritmos endiablados y permite a las marcas contar con nuevos tipos de fibras como las Countervail, que aportan una fantástica reducción de las vibraciones.
De lujo
Sin ser ni mucho menos el montaje más exquisito de los ocho disponibles, contar con las excelencias del Shimano Dura-Ace resulta siempre un placer para el que ya pocos elogios nuevos se nos ocurren. Sin embargo, no todo el grupo es japonés. En las bielas encontramos unas FSA SL-K Light, que al igual que el resto de los componentes se encuentran personalizadas para no desentonar en esta bici. Si ya comentábamos antes que nos sorprendía tener una caja de pedalier PF30, menos sentido le vemos a montar unas bielas BB386, más cuando FSA dispone en su catálogo de bielas específicas para el sistema de pedalier de la bici. Con todo resultan sólidas y sus platos, sin llegar a la perfección de los nipones, cambian rápido y con sobrada precisión. Se prescinde también de Shimano en los frenos, que de nuevo se dejan en manos de FSA con su modelo SL-K, que si bien aportan una frenada suficiente, queda muy lejos de la que nos darían los japoneses, echando de menos más mordiente sobre las llantas de carbono. El cuadro de mandos vuelve a corresponder a la línea SL-K, llamando la atención el guiño deportivo del manillar Reparto Corse con cotas puras de carrera. Normalmente preferimos la curva compact, sin embargo con la gran altura de dirección de esta bici se agradece el gran drop a la hora de rodar rápido. Entre todo este elenco brillan con luz propia las ruedas Vision Metron 40. En estos momentos, para nosotros, de las más equilibradas que se pueden adquirir. Llanta de perfil moderado que aporta una cierta ganancia aerodinámica gracias a la sección ancha y los 40 mm de perfil. Disponen de una rigidez en apoyos laterales envidiable y a la vez mantienen un peso contenido, sobre todo si tenemos en cuenta que se trata de un modelo de cubierta. Por supuesto, con la fantástica factura a la que ya nos ha acostumbrado Vision.
EFECTIVIDAD PURA. No es casual que las Vision Metron 40 estén entre nuestras preferidas. Ligeras, rígidas, aerodinámicas, elegantes y de calidad. Son los ingredientes que las han llevado al estrellato.
En marcha
No os vamos a negar que en las primeras salidas nos desconcertó un poco. De entrada esperas una bici gran fondo con la típica postura erguida y sin embargo, al subirte te encuentras situado en una posición bastante agresiva merced a la larga potencia y al alcance del manillar. Así que decides que es una máquina a la que hay que apretar, pero cuando te lanzas a atacar sin piedad curvas cerradas como harías con una deportiva, te das cuenta que llevar una bici de más de un metro de largo requiere otro tipo de conducción. Tras un periodo de adaptación vamos encontrando la salsa a una bici que si bien no es de las más rígidas a nivel de pedalier, sí que presenta una buena capacidad de reacción que no la hace desentonar frente a otras monturas más específicas. Pero donde realmente encuentra su fuerte es cuando pasamos a rodar por carreteras con firme irregular. Ahí salen a relucir las virtudes del sistema Countervail, que logra que el continuo traqueteo sobre asfalto rugoso que machaca al ciclista apenas se sienta, mientras que ante baches secos la absorción es correcta gracias a las cubiertas de 25 mm que calza. Todo ello teniendo en cuenta que llevamos ruedas de perfil, habitualmente menos absorbentes en el plano vertical. Al principio el tren trasero nos transmitió un poco de inseguridad debido a su amplitud de vainas. Sin embargo, es sólo una sensación que pasó al olvido cuando en nuestros habituales recorridos de prueba nos vimos encarando alguna curva rápida y bacheada que usamos como referencia sin apenas tocar el freno. Nos gusta mucho este concepto de gran fondo con dotes deportivas por cuanto rompe con esa idea tan extendida entre los cicloturistas de que son bicis que sirven para poco más que ir en plan de ruta con la cámara de fotos en la mano. Con la Infinito CV es posible rodar realmente rápido y además hacerlo durante muchas horas. ¿No es precisamente eso lo que hacen los cicloturistas en la mayoría de marchas que se celebran en nuestro país?
HISTORIA VIVA. Tras 130 años de trayectoria, las bicis de la firma italiana, que portaron corredores míticos como Coppi, Gimondi o Pantani, siguen haciendo que el color turquesa sea objeto de deseo.
Cuadro
Cuadro C2C Infinito CV Carbon
Horquilla C2C Infinito CV
Tallas 47,50, 53, 55, 57, 59, 61, 63
Colores Negro/plata/amarillo-negro/grafito/rojo
Transmisión
Bielas Shimano Dura-Ace 50/34
Desviador Shimano Dura-Ace
Cambio Shimano Dura-Ace
Mandos Shimano Dura-Ace
Cadena Shimano Dura-Ace
Ruedas
Ruedas Vision Metron 40
Casete Shimano Ultegra 11-28
Cubiertas Vittoria Rubina Pro Slick 700x25
Frenos FSA SL-K
Componentes
Manillar FSA Reparto Corse
Potencia FSA SL-K
Tija FSA SL-K
Sillín Fi'zi:k Aliante Delta
Cifras
Peso Total 7,325 kg (sin pedales)
Precio 5.808 €