La nueva evolución de la Adrenaline, el buque insignia de la gama de MMR, no nos ha dejado indiferentes. Como tampoco lo hicieron sus predecesoras y eso teniendo en cuenta que no son bicis llamativas ni que se adornen con un montón de siglas explicando tecnologías imposibles. La firma asturiana sabe de sus capacidades y las aprovechan para hacer lo que dominan, una bici de competición con una conducción ágil y precisa. Para ello han rediseñado completamente esta Adrenaline que, al igual que ocurre con otras tope de gama, se decanta por una versión únicamente para frenos de disco a fin de contener los costes de desarrollo. Prueba MMR Adrenaline SLD Peso y rigidez han sido los principales objetivos a perseguir, algo que ha obligado a bucear entre la oferta de carbonos del mercado hasta elegir las fibras que mejor se adaptaran al proyecto. MMR ha obviado las habituales Toray T800 que encontramos en la mayoría de modelos del mercado -y que utilizan en la Miracle, segundo escalón de la gama y que comparte moldes con esta bici- para buscar en Toho una materia prima más exquisita, para lo que eligen dos tipos de fibra, de diferente módulo, para utilizar la que más convenga a cada área de la bici. Esto, sumado al rediseño de las secciones de tubos, nos deja en carretera una bici realmente divertida de guiar a través de las bajadas más sinuosas. En cuanto a la solidez, ya las anteriores rayaban a un nivel sobrado y esta nueva versión no lo es menos. El mérito es haber conseguido una bicicleta de reacciones tan vivas y de tanta confianza bajando sin que la báscula se dispare. En orden de marcha, con los gramos de más que aporta el SRAM Red eTap AXS y montada sin florituras, rondar los 7 kg en talla L es algo de lo que pocas firmas pueden presumir y más si miramos el catálogo y descubrimos que no tendremos que pedir un crédito para su adquisición como ocurre con otras tope de gama. Quizás no sea un modelo de diseño espectacular y con las ultimísimas soluciones como el cableado interno, pero dudamos que nadie pueda exigir a esta Adrenaline tanto como para necesitar más bici. Fibra de primera Para construir un buen cuadro es esencial partir de una materia prima de calidad. Es por ello que el equipo de desarrollo de MMR ha optado por el menos habitual carbono de la firma Toho, con dos tipos de fibras de distinto módulo en función de las necesidades de rigidez o absorción en cada parte de la bici. Además del carbono, para lograr las cifras de rigidez y absorción buscadas es vital trabajar en las secciones de los tubos. El principal punto a mejorar respecto a la anterior versión era la zona de la dirección, que ahora cuenta con una mastodóntica pipa en forma de V que incrementa claramente la rigidez y, por tanto, la precisión de la dirección. A ello también contribuye la sección cuadrada en la zona de unión de los generosos tubos horizontal y de sillín. Abajo, en el pedalier, se repite la fórmula para lograr una bici que acelera muy fácil y que se conduce como si fuera sobre raíles, con el aliciente de mantener una absorción razonable atrás. Pisa fuerte En estos últimos tiempos, las ruedas han sido uno de los componentes más vilipendiados en los montajes de serie buscando afinar los costes. La renovación que hace un par de años realizó DT Swiss en su gama y la apuesta por el mercado OEM han supuesto un soplo de aire fresco que nos permite disfrutar de juegos muy solventes en todos los terrenos como estas PRC 1400, que en su perfil de 35 mm casan perfectamente con el carácter escalador de esta Adrenaline al contar con un peso contenido y una rigidez en los apoyos laterales que suman confianza a la hora de trazar. Otro aspecto que se está convirtiendo en habitual son las cubiertas de gran balón, en este caso unas Hutchinson Fusion compatibles, al igual que las ruedas, con uso tubeless. El peso extra que añaden al contar con tanto balón quizás sea el único pero que le podemos poner a unas cubiertas que en curva no se acaban y que mantienen un rodar fluido en cualquier circunstancia. Funcionalidad Los componentes de la firma Ritchey, proveedora habitual de la marca asturiana, pueden pecar de sobrios, pero lo que es innegable es que cumplen su cometido con creces y, en la versión WCS que se utiliza en esta tope de gama, manteniendo la báscula a raya. Resulta destacable la potencia elegida. Se trata del modelo denominado 270 en alusión a los grados que cubre la circunferencia del anclaje al manillar. Un detalle que sin duda agradecerán los aficionados a la mecánica, ya que permite fijar el manillar a la potencia antes de atornillar la tapa, reduciendo además las fuerzas que ha de soportar esta. El manillar cuenta con un alcance y caída muy reducidas y curva clásica que se adapta a la mano de forma natural. Por su parte, de la tija nos ha gustado la facilidad de regulación de su cabeza, con una especie de mordaza que se fija sobre un carril y un tornillo a cada lado que nos permite colocar el sillín con total precisión en apenas unos segundos. Calidad/Precio En un momento en el que adquirir una bici tope de gama supone ya desembolsar más de diez mil euros, resulta agradable encontrarse con un montaje como el de esta Adrenaline que deja la factura en menos de 6.000 €. Aparte, MMR ha segmentado la gama para que puedas disfrutar de este magnífico bastidor de forma muy asequible con otros tres montajes que comparten ruedas y componentes: Shimano Ultegra Di2 (4.899 €), SRAM Force eTap AXS (4.699 €) y Ultegra mecánico como opción más accesible (3.999 €). Por ponerle un pero a los equipamientos, señalar que en todos se opta por discos de 140 mm, suficientes para el ciclista experto y con buen dominio de la bici, pero los menos duchos o quienes se muevan preferentemente por zonas montañosas siempre agradecerán la potencia extra y mejor tacto que se logra con unos discos de 160 mm de diámetro. Geometría Cotas deportivas de manual las que encontramos en esta MMR, con un puesto de conducción amplio y una dirección ágil. Sólo la mayor altura de pipa respecto a otras bicis escaladoras, que la hace más asequible a un mayor número de usuarios, es la única concesión hacia algo que no sea una posición agresiva. En nuestro caso, nos permite llevar la potencia al ras de la dirección, con lo que la rigidez es máxima y la estética muy agresiva. Las vainas se sitúan en los 410 mm que se están convirtiendo en el estándar. Más que por una necesidad dinámica, se alargan para ganar unos preciados milímetros y así conseguir el paso de rueda necesario para las cubiertas de gran balón. Como efecto colateral la bici pierde un poco de nervio, pero es algo que se agradece en curvas rápidas. MMR Cuando hablamos de marcas de bicis nacionales inmediatamente las primeras que se suelen citar son Orbea y BH, las más presentes no sólo en nuestro mercado sino también allende nuestras fronteras. Sin embargo, a pesar de que el mercado es cada vez más global y favorece a los grandes, MMR nos demuestra desde Asturias que haciendo las cosas con coherencia se puede gozar del favor de los que montan en bici. No sólo con unos modelos que cuentan con desarrollo propio con montajes y precios equilibrados, además de un gran funcionamiento como demuestra nuestra invitada de este número, sino también trabajando una gran imagen de marca gracias al MMR Factory Racing Team de bici de montaña o al apoyo que brindan a la escuadra femenina Sopela Women's Team. Un crecimiento pasito a pasito, pero sustentado sobre bases firmes, que hacen de la firma asturiana una marca a tener en cuenta. El juicio Está claro que a todos se nos cae la baba cuando sale a la luz la última superbici de las marcas punteras que los corredores profesionales ponen a prueba en las mejores competiciones del mundo. Si a ello le sumamos que la bici es una compra a menudo visceral donde puede más la percepción de la marca o el ir la última, tenemos que firmas pequeñas como MMR tienen difícil destacarse en un mercado tan duro. Sin embargo, siempre están aquellos que razonan su compra hasta el último detalle y para los que las máximas prestaciones al mejor precio quedan por encima de la foto de Instagram con la bici como la de su ídolo. Ellos seguro que son capaces de valorar en su justa medida todo lo que ofrece una bici de la que es difícil escribir una prueba porque no cuenta con soluciones de última generación, pero que sobre la carretera nos ha transmitido unas sensaciones y un disfrute de primera división. Balance final La relación calidad/precio es un concepto difícil de precisar, pero que si tuviésemos que definirlo, seguro que estaría perfectamente descrito por el ejemplo de esta MMR Adrenaline SLD.