En su explanada reposan camiones de varios equipos ciclistas. El Bahrein Victorius de Mikel Landa y Pello Bilbao, el Arkea Samsic de Nairo Quintana, el Euskaltel-Euskadi... En la entrada, las banderas ondean con sus logotipos. Es inevitable, nada más bajarse del coche al llegar al hotel Cap Negret, en Altea (Alicante), sentirse como si llegaras a una carrera ciclista. Es inevitable, también, nada más instalarse sentirse como en casa. O casi mejor. Un recibimiento de lujo y totalmente personalizado al entrar en la habitación, una tarjeta que da acceso a todo, a la habitación, al parking y a los boxes individuales donde dejar y reparar la bicicleta. Todo cuidado al más mínimo detalle en el servicio al ciclista.
Por algo, el Cap Negret se ha convertido en el hotel de moda para el ciclismo. Pocos equipos o corredores profesionales a nivel individual se han resistido a probar sus instalaciones. Y la mayoría de los que lo han hecho repiten por la excelencia de su alojamiento y comida, su ubicación, el trato humano y los servicios para todo aquel, desde profesionales hasta amantes y practicantes de la bici, que tienen a su disposición. Esta semana el alojamiento alicantino ha recibido de manos de José Luis López Cerrón, presidente de la RFEC, la distinción “Hotel Bike Terriitory”. Es el primer hotel en conseguir este sello, por sus servicios e infraestructuras y por el fomento del turismo en bicicleta y la movilidad sostenible.
El secreto del éxito, como en todo, no es otro que unir trabajo y pasión. Confluyen ambas cosas en Pepe Alvado, el CEO del hotel, que desde hace años, cuando su padre le incorporó en la gestión del mismo apostó decididamente por el mundo del ciclismo. La historia del Cap Negret es la de todos los alojamientos de la costa alicantina. Hotel turístico, de propiedad familiar pero con poca rentabilidad en los duros meses de invierno. “Teníamos un público más mayor, que no salía rentable y el hotel entonces era deficitario”, cuenta Alvado. “Decidimos darle una vuelta, fiché a una directora, Amparo García, que tenía relación con el mundo del ciclismo. Joven, inteligente y muy visionaria. Ella fue la artífice de todo”.
Scott, la marca de bicicletas, escogió el Cap Negret a través de García para presentar su nuevo producto. “Y a partir de ahí vimos que los ciclistas venían, que les gustaba el entorno. Pero el hotel no estaba todavía adaptado para ellos. Yo entonces no sabía lo que era una bici. Y la gente de Scott nos empezaron a decir qué podíamos hacer. Nos convertimos en alumnos implicados”, narra Alvado.
Así comenzó todo, ellos quisieron más y llevaron hasta sus instalaciones la Costa Blanca Bike Race. “Conocimos a Milton Ramos y eso fue un antes y un después. Él fue nuestra lanzadera”. El ciclista costarricense, como tantos otros que empezaron a dejarse caer por allí, les aconsejó. Hacer unos boxes, poner una sala de masajes, la importancia de tener un buen menú destinado al ciclista... Nombres como Purito Rodríguez, Haimar Zubeldia, Markel Irizar o Carlos Coloma. “La primera vez que vino Irizar me dijo que al marcharse me haría una lista con todo lo que podíamos hacer para mejorar de cara a atraer al público ciclista y cumplió. Cuando se fue me la dio”. Con ella en la mano, Alvado se puso a trabajar. Y construir. Reconvertir.
Un hotel de jubilados en uno de deportistas. “Convertimos la discoteca y salón de bodas en garaje, gimnasio, spa y los boxes individuales con todo lo necesario, desde cargador de bicis eléctricas hasta herramientas para limpiar y reparar, pusimos lavadoras, salón de masajes... Todo cuidándolo al mínimo detalle”, prosigue Pepe Alvado.
Llegó la Vuelta a España del 2019 que partía desde Alicante y allí se presentó el equipo del hotel Cap Negret para ofrecerse a las escuadras en un afán por ir más allá de la MTB, que fue su primera apuesta. Los primeros que les dieron el sí fue el Bahrein Victorious, que ya se han convertido en clientes fijos. La comodidad de sus instalaciones unida al clima y las montañas alicantinas que permiten acumular metros de desnivel sin fin de corto y en enero son sus grandes aliados.
Cuando la pandemia provocada por el COVID azotó el pasado invierno, a la vez que el temporal filomena, el hotel tenía más de 400 personas alojadas, todo equipos ciclistas: desde el Bahrein al Arkea, pasando por el Euskaltel-Euskadi, el Kern Pharma, la selección española, la noruega y la danesa, el Topsport Vlaanderen o el Total Energies. Y se convirtió en un hotel burbuja.
Casi todos han repetido. Los naranjas del Euskaltel-Euskadi lo han elegido como destino para su primera concentración del año, igual que el Bahrein y el Arkea, que ahora disfrutan de sus instalaciones y su clima. Otros, a nivel individual tampoco se han resistido, como Iván García Cortina.
Ellos no quieren dejar de crecer. El Cap Negret todavía no han tocado techo. “Nuestro objetivo es la captación del turista que anda en bici y viene con toda la familia”, admite Pepe Alvado. “Este año ya hemos tenido ciclistas durante los doce meses”. Con una atención exquisita, pues “aquí a los corredores se les trata como VIPS y nos gusta tener ese retorno de todo lo que podemos mejorar para ellos, porque seguimos siendo alumnos y ellos nos guían”, concluye Alvado.
