- Dices que has ganado dos carreras en profesionales, pero en Pro Cycling Stats tu palmarés aparece en blanco.
- Tiene una explicación. Las dos veces que he logrado la victoria se trataba de carreras .2 y PCS no incluye los triunfos en esa categoría. Menos mal que la segunda, la Clásica Terres de l’Ebre de este verano, se televisó por Eurosport y quedó constancia de la misma.
- ¿Cómo se puede pasar en escasos diez días de la exhibición que diste en Mont Caro a quedar de los últimos en el primer final en alto de la Volta a Portugal?
- Fue duro de asimilar. Acudí a Portugal con mentalidad de disputar la general. Sin embargo, el día antes de comenzar sufrí un virus estomacal y acabé aquella etapa entre vómitos y como pude. Continué en carrera con la esperanza de que el cuerpo se girara, pero iba muy vacío.
- ¿Cumplió tus expectativas la Grandíssima?
- Es una vuelta bonita. Se corre muy diferente al World Tour, no hay ningún equipo que domine y se pelean mucho las escapadas porque cuentan con bastantes opciones de llegar a meta. Este año los de la general se metieron en varias y de ahí tantos vuelcos en la clasificación.
- Volviendo a la Clásica Terres de l’Ebre, sufriste de lo lindo con los calambres en los últimos kilómetros.
- Nunca había sufrido tanto los calambres encima de la bici sin poder pararme o bajar un poco el ritmo. Hacía un calor tremendo, 40º, con la emoción
de la ascensión en la hora final no bebí agua y me pasó factura. Mont Caro sólo lo había subido hasta la mitad en la Volta a Catalunya y en marzo entrenando con mi hermano. Aquel día tardamos una hora y diez minutos; en carrera fueron 58 minutos.
- No eres un escalador tan nato como parece.
- Lo soy, pero la contrarreloj me llama mucho, esos 20 ó 30 minutos de agonía. En la cabra saco casi los mismos vatios que en la bici normal, algo infrecuente y que es una suerte. Mi peso, 61 kg, supone un hándicap para la crono, pero intento ser cada vez más aero.
- Tres palabras para definirte en lo personal.
- Tímido, trabajador y generoso. Disfruto ayudando a mis compañeros y también me agrada que me ayuden a mí.
- ¿Quién es el más animoso del equipo?
- Caja Rural-Seguros RGA es un equipo bastante tranquilo, antes de comenzar la carrera ni siquiera ponemos música. Si tengo que citar algunos, Mulu, Joel Nicolau, Orluis Aular y Cepeda, que como latinos son bastante animados.

- ¿Contabas con un plan B en caso de no ser ciclista?
- No. Estudié electromecánica, pero mi intención siempre fue estar donde estoy ahora.
- ¿Da mucha envidia ver La Vuelta por la tele?
- Correrla, como pude hacer en 2023, es un lujo y claro que me gustaría estar al otro lado de la pantalla. Esperemos volver a disputarla el año que viene.
- ¿Cuál es tu red social preferida?
- La que más uso es Instagram y TikTok para la vida personal. David Domínguez -profesional del Aviludo portugués- y yo creamos un canal en YouTube hace unos meses, pero últimamente subimos muy poco contenido porque no tenemos tiempo y además apenas nos vemos.
- ¿En qué corredores te fijabas cuando empezabas y quién te ha impresionado más en el pelotón hasta el momento?
- De pequeño era muy fan de Alberto Contador. Como sub-23 corrí en el Valverde Team y tuve la oportunidad de entrenar con Alejandro Valverde. Impresiona lo fuerte que va, es un lujo salir a rodar con él. Del pelotón actual me quedo con Sepp Kuss, un corredor excepcional y una gran persona.
- Si pudieras escoger una victoria, ¿con cuál te quedarías?
- Me haría mucha ilusión ganar una etapa en la Volta a Catalunya.
- ¿Tu mejor y tu peor momento encima de una bicicleta?
- El mejor fue la Vuelta a España 2023, lo que vives allí, todo tan intenso, y la familia con la posibilidad de verte tantos días por televisión. Curiosamente, la jornada que mayor miseria he pasado también fue en esa Vuelta. En la etapa que terminaba en el Tourmalet pinché de salida y me tocó ir persiguiendo hasta que alcancé al grupo de descolgados ya en el primer puerto. Me tocó sufrir hasta el final y nos libramos del fuera de control por los pelos.
- ¿Hay algo que no soportes de tu profesión?
- Pasar frío y la lluvia.
- ¿Qué es lo primero que enseñas de Ullastrell cuando viene alguna visita?
- Tenemos Montserrat al lado, por lo que las vistas con las que cuenta y las puestas de sol que regala son impresionantes. Es un pueblo muy tranquilo para vivir.
- ¿Dónde podemos encontrarte fuera de la temporada?
- Normalmente en casa, en mi pueblo, aunque al menos una semana me la tomo para viajar y desconectar. Otra de mis pasiones es la gastronomía,
por lo que aprovecho esa época para descubrir sitios nuevos donde comer, en especial los que cuentan con especialidades en pizzas y hamburguesas.
- ¿Tienes alguna manía en la bici o fuera de ella?
- Pues no, relacionada el ciclismo no recuerdo ninguna. Y fuera del mismo lo único peculiar que hago es cuando coincide la hora exacta, por ejemplo 12 y 12 o 10 y 10, le doy un beso al tatuaje que llevo en la muñeca de una bicicleta con el símbolo de infinito en las ruedas.
- Abel, y para terminar, ¿hay mucho Caín en el mundo del ciclismo?
- Hay de todo, pero soy una persona muy confiada que se fía de la buena fe de todo el mundo. Puedes preguntar por ahí, pero te dirán que soy de los que en el pelotón siempre deja pasar cuando se lo piden (ríe).