DEL ESQUÍ AL CICLISMO. Parece fácil adivinar cómo empecé a competir en bici, pero no lo es tanto. Practicaba esquí alpino, lo combinaba a nivel competitivo con el windsurf como hobby en verano. El tema de la bici comenzó porque se juntó que iban a cerrar la estación de mi club con que veía a mi padre salir con sus amigos, ya que durante su etapa como profesional yo no había nacido. Me interesó y le empecé a apretar para que me comprara una bici. Al principio se negaba, no estaba muy de acuerdo con que me pasara al ciclismo. Al final, gracias en gran medida a Carlos Torrent, le convencí y me inicié poco a poco. Primero con la pista y después la carretera. Mi hermano Arnau siguió el mismo camino unos meses más tarde.
HIJA, HERMANA Y PAREJA DE CICLISTA PROFESIONAL. Hay casas en las que se habla de algún tema en concreto y en las nuestras es el ciclismo, pero sin alcanzar un nivel insoportable. Jon -Agirre del Kern Pharma- y yo siempre entrenamos juntos; se podría decir que voy siempre tras moto. Pasamos temporadas en su casa y otras en la mía en Cataluña, en función del calendario de ambos. Cuando él tuvo carreras como la Volta a Catalunya o la Volta a la Comunitat Valenciana vivimos un tiempo aquí y después, durante mayo, con todas las pruebas que hubo en País Vasco, nos fuimos a la suya. Si hace frío en Euskadi aprovechamos y venimos a la mía; así nos organizamos.
EVOLUCIÓN DEL CICLISMO FEMENINO. Han cambiado muchas cosas en poco tiempo. Viví un punto de inflexión durante la pasada Vuelta a España, cuando Juan Mari Guajardo me dijo que llevaba no sé cuantas ediciones. En mi cabeza no lo sentía así, ya que La Vuelta al principio era una carrera de un día. Esa transformación sirvió para darme cuenta de la evolución del ciclismo en los últimos años. El nivel es muy alto, siempre lo ha sido, pero ahora se nota aún más. Cuando prácticamente todo el mundo se dedica en exclusiva al ciclismo al final el nivel sube. A la hora de entrenar, de descansar, que te puedas dedicar 100% a un deporte provoca que todas mejoremos.
NUEVA ETAPA EN EL PELOTÓN NACIONAL. Siento que puedo hablar desde una postura privilegiada, puesto que me he beneficiado del cambio. No sé cuál sería mi opinión si no me hubiera podido centrar en el ciclismo al 100%, pero ha sido un cambio positivo; ya tocaba. No puede ser que existan un gran número de equipos en teoría profesionales y que en realidad no lo son. Que gracias a esta nueva normativa todas las chicas de equipos UCI cobren al menos el salario mínimo me parece algo muy positivo de cara a la profesionalización del ciclismo español.
SALTO BRUSCO A LA CATEGORÍA UCI. Noté mucho el paso de juveniles a Bizkaia Durango, que era un equipo con mucho calendario internacional. Ese año competí en carreras en las que yo no tenía el nivel para tomar la salida y fue un choque duro para alguien que venía de ser una de las mejores juveniles de su generación. Fue un golpe de realidad difícil de asimilar. Se juntaron un montón de factores que a mí me parecieron demasiado. Si en ese momento hubiese existido una categoría sub-23 habría dispuesto de unos años de aprendizaje y crecimiento muy importantes. No creo que resulte beneficioso pasar de juveniles a sub-23 y ponerte a correr, por ejemplo, La Course. Que ahora haya equipos amateur en España, aunque no sean sub-23 como tal, permite que se ocupe un poco ese escalón intermedio.
INICIOS EN BIZKAIA DURANGO. Era el equipo en el que había querido estar siempre. Se trataba de un conjunto referente, ya que en mi etapa juvenil aún no existía Movistar. Fueron años muy complicados, no iba ni marcha atrás. Muchas veces pienso que tuve la suerte de participar en carreras internacionales y que eso provocó que me demostrara a mí misma que quería dedicarme a esto, porque continué peleando y luchando por ello. He seguido una evolución positiva desde entonces, pero esos años fueron muy duros. Cuando yo iba a tope las demás, casi todas, iban silbando.
CAMBIO DE COLORES. Cuando decidí ir a Laboral Kutxa lo hice en busca de nuevos objetivos, cambiar de aires y también algo más de tranquilidad. En Bizkaia, sólo por el hecho de llevar ese maillot y de ir a carreras tan buenas, sentía presión y que no estaba dando el nivel. Laboral empezaba por entonces su proyecto, no era lo que es ahora, y para mí el cambio resultó muy positivo. Me quité la presión y eso supuso un salto de calidad con el que después de tantos años de miseria comencé a notar que tenía capacidad de competir frente al resto de chicas.
PRIMER AÑO CON ENEICAT. Cuando no me renovaron en Laboral Kutxa me busqué la vida y Eneicat me dio la oportunidad de competir con ellas. Estoy muy agradecida porque me siento una privilegiada después de la criba que hubo en el pelotón femenino el pasado invierno. Estoy teniendo muy buen calendario y corriendo muchas pruebas, lo que hubiese resultado más complicado en Laboral, y no siento presión. Somos pocas, pero todas vamos a las carreras a intentar hacerlo lo mejor posible.
EL FUTURO. A nivel internacional el ciclismo femenino se encuentra en un momento de crecimiento a todos los niveles. Se está avanzando hacia la profesionalización y eso provoca que mucha gente se quede fuera. O te subes al tren o te bajas definitivamente. El nivel cada vez será más alto. A nivel nacional me gustaría que los patrocinadores se animasen a apoyar más los equipos femeninos, ya que con mayor presupuesto habría plantillas más grandes. Ha habido sitio para muchas, pero otras se han quedado fuera y por atrás vienen corredoras que ojalá encuentren hueco en el futuro.