Juan Ayuso: "Mi ambición es ser el mejor"

Llega tarde a la entrevista, con el tiempo justo. Pero resulta que Juan Ayuso se sienta, comienza a hablar y se te olvida. Tiene un tremendo poder encantador que atrapa. Ambición sin límites, sueños que no esconde. Una historia que va de Barcelona a Estados Unidos para desembocar en el Mediterráneo, de dónde él se siente porque ahí es donde residen sus recuerdos y sus amigos, pero sobre todo donde empezó a montar en bici, a forjarse mientras sus amigos salían de fiesta y él se marchaba a correr. Siempre con las ideas claras de que esa era su pasión. Igual que ahora, intacta sigue. Lo tiene todo para entrever el éxito que se le avecina, pero que de momento ni se le ha subido a la cabeza ni le hace flotar por encima de nadie. Humildad y ambición a partes iguales. Sin complejo alguno. Juan Ayuso disputó la Vuelta a España, su primera grande, sin esconderse y la terminó fortísimo. PELADO POR TURNOS - Ciclismo a Fondo: ¿Cómo ha sido para ti este invierno? - Juan Ayuso: Bien, he estado en Andorra, después fui a la concentración del equipo y con muchas ganas. ¡Volví con el pelo rapado! Por la apuesta que hice con Matxin, que en el fondo la he ganado. Creo que fue en el primer día de descanso que me dijo: "Si entras en el podio de La Vuelta, ¿qué vas a hacer?". Y quedamos en que les iba a dejar que me rapasen. En la fiesta de La Vuelta no teníamos maquinilla, así que en la concentración los compañeros no se olvidaron. Me intenté escaquear, pero no hubo manera. Tenía que cumplir. Todos los corredores que hicieron La Vuelta conmigo se fueron turnando para quitarme un cacho. ¡Hasta dejarme hecho un cuadro! - ¿Es muy diferente este invierno al del año pasado? - Un poco sí. Mi vida es cierto que está cambiando, pero no por los resultados como ciclista. Este será el tercer año que llevo independizado de mis padres, y como cualquier persona adulta te mudas a una nueva casa y ya me estoy preocupando de cosas de persona mayor. Quién me hace la obra, quién el baño..., aunque lo que viene a ser la vida con mi familia y mis amigos, lo que es círculo cercano para adentro, no ha cambiado nada. De puertas para afuera está claro que sí. La gente te reclama más, estoy más solicitado. Pero sigo siendo el mismo chaval. - Han pasado muchas cosas en un año. - Ha sido un año muy bueno en lo deportivo. La Vuelta es lo que me ha catapultado y me ha llevado a dar el gran salto, pero también ha habido muchos momentos difíciles de los que no me olvido. Casi la mitad del calendario lo tuve que ir cambiando porque estaba enfermo. Empecé con COVID, hice todo el mes de enero concentración en altura y no sirvió para nada porque me puse malo en la Vuelta a la Comunidad Valenciana. Luego completé una buena preparación para Cataluña que me fue bastante bien, aunque tras aquel día terrible de frío tuve fiebre al terminar la carrera. Estuve muy enfermo de nuevo casi dos semanas y me costó muchísimo recuperar. Iba a las carreras y me retiraba, no estaba bien. A nivel deportivo me costó volver a mi nivel. Tras Romandía paré, llegué a Dauphiné con muchísimas ganas y también tuve que irme a casa cuando podía haber peleado por el podio. Otra vez para abajo. Ahí decidimos pensar en La Vuelta, que era mi mayor sueño desde niño. Fue bien, tuve COVID también y estuve al límite de irme a casa. Eso hubiera sido terrible, pero por suerte pude seguir en carrera. Ha sido un año de altos y bajos que hay que saber manejar, tanto cuando estás en el podio de La Vuelta como cuando no puedes ni terminar una carrera. - ¿Cuál es el secreto para gestionar esto? - Relativizar. Yo pienso que ni soy tan bueno cuando consigo resultados destacados, ni soy tan malo cuando no acabo las carreras. En La Vuelta pensaba que estaba muy bien, pero era el mismo que dos meses antes no terminaba Dauphiné. Se trata de intentar normalizar tanto lo bueno como lo malo cuando pasas un bache. A veces no es fácil. - Esto es muy de adulto, como las obras en casa. - ¡Sí! (ríe) Esto es un trabajo muy mental. En el ciclismo cada vez me doy más cuenta que a la larga, el que está arriba es porque a nivel mental sabe gestionar todo esto. Desparpajo. El del UAE Team Emirates, que se expresa con tanta soltura como compite, durante la entrevista con Ainara Hernando. PASIÓN - ¿Y con todo esto se logra disfrutar de la bici? - Yo puedo hablar por mí y digo que sí, muchísimo. El ciclismo es mi pasión y lo que implica esa pasión es todo esto. Está claro que sacrificarme a la hora de comer no es lo que más me apetece, pero una vez que lo estás haciendo no te sientes mal, todo lo contrario. Porque sabes para qué es, todo tiene un fin. Los sacrificios me gusta hacerlos porque nadie te va a regalar nada y sientes que estás afrontando algo para conseguir un objetivo muy grande. - ¿Te lo pasas bien encima de la bici? - Es donde más disfruto. Hay días que no, claro, como ese día de frío en Cataluña. No todos los días son buenos como en cualquier faceta de la vida, pero en general me siento un afortunado porque mi trabajo es mi pasión. Desde que tenía siete años soñaba con ser lo que ahora soy y lo he conseguido. Cada día que pasa, aunque sea malo, me digo a mí mismo que no me puedo quejar porque tengo todo lo que un día soñé. Lamentarse sería absurdo. - Pero habrá más sueños. No nos podemos parar aquí. - ¡Está claro! Cuando comencé, mi sueño era ser ciclista profesional porque no puedes ganar el Tour sin serlo. Y entonces era ya era algo muy lejano. Ahora ya sueño en grande, con ganar La Vuelta o el Tour, ¡en los días que estoy inspirado! (ríe) Pero tengo suerte en saber que es un objetivo real, aunque sea difícil creo que lo puedo conseguir. Por eso me siento afortunado, porque creo que con trabajo algún día estaré ahí. Probablemente, cuando era niño veía más complicado llegar a ser profesional que a día de hoy ganar un Tour. - ¿En serio? - ¡Esto hay que explicarlo! (ríe) Porque cuando era pequeño, crecí en una escuela que creo que es muy importante: los directores nos dejaban claro que no íbamos a ser ciclistas profesionales. Que íbamos ahí a disfrutar, a jugar con tus amigos encima de la bicicleta y después te vas a estudiar. Ese era el mensaje que nos daban, que ser ciclista profesional era casi imposible y que no pensáramos en eso, sino en pasarlo bien y sin dejar los estudios. Hasta que no tuve un poco más edad y piensas un poco más en las cosas, lo veía imposible, inalcanzable totalmente. Y como nadie podía serlo, lo convertí en un sueño y por eso lo quería. Me encantaba la bici pero ni lo pensaba. Y creo que es el mensaje que hay que dar, que los chicos no se tienen que frustrar si no llegan. El ciclismo aporta muchísimos valores que puedes llevar a otros aspectos de tu vida. Los chavales que con 20 años dejan la bici no es un tiempo perdido el que han pasado dando pedales, le ha dado cosas a su vida. Pero si le metes entre ceja y ceja al niño que tiene que llegar a profesional, todo lo que no sea lograrlo es frustrante. Habrá perdido el tiempo y no le habrá servido para nada. Y no es así. Este deporte te da mucho aprendizaje y disciplina. Además de disfrute. Yo nunca pensé que iba a ser profesional, pero ahora sí veo real que pueda ganar el Tour. Cuando tenía siete años... pues era un sueño muy loco incluso dedicarme a esto. Superando a Jonathan Lastra en el desenlace de la prueba de eliminación del primer Madrid Criterium. - ¿Y cuándo cambió esa idea en tu mente? - En un Campeonato de España de cadetes. Ahí me vi bien y pensé por primera vez que a lo mejor a un equipo World Tour no llegaba, pero a un continental quizá sí. En juveniles, con 17 años, ya vi que podía alcanzarlo. - ¿Y cuál era el plan B? - Ninguno. Mi sueño loco era ser ciclista profesional y todo lo demás era... bueno, si mi padre dice que tengo que ir a la universidad, pues iré. Pero sólo pensaba en ser ciclista. - ¿Por qué la bici? - Siempre he jugado a fútbol, incluso cuando viví en Atlanta, en EE.UU., también. Cuando me mudé a Madrid y luego a Jávea seguía con ello, pero conocí a Mateo, uno de mis mejores amigos, que compaginaba fútbol y ciclismo. Como nos llevábamos tan bien, hacíamos todo juntos menos ir al colegio y me animó a que me apuntara a la escuela de ciclismo. Esto fue con siete años. Yo había probado todos los deportes, hasta la vela, y mi madre, que luego me lo ha contado, habló con mi padre y le dijo: "Ya verás, va a ser otro deporte que nos vamos a tener que gastar el dinero en la bici y todo el material y en dos meses se cansará y querrá hacer otro". Pero yo me empeñé y desde el principio me encantó. Hasta ahora. Recompensa merecida. Disfrutando junto a Remco Evenepoel en el podio final de La Vuelta. No será su última batalla con el prodigio belga. SWEET HOME JÁVEA - ¿Te acuerdas del momento en que aprendiste a pedalear sin los ruedines? - Sí, fue en Atlanta. Aún no pensaba en ser ciclista. Me acuerdo de ir por la calle donde vivíamos, ida y vuelta. Ahí me los quitaron y empecé a dar vueltas. Pero entonces era un crío que lo único que hacía era dar vueltas. No sabía ni que existía el ciclismo profesional. Cuando llegué a Jávea ya sí que tenía algo más de conocimientos de las carreras, del Tour de Francia, La Vuelta, etc. - Con tanta mezcla, ¿de dónde te consideras que eres? - Soy de Jávea. He nacido en Barcelona, he vivido en Estados Unidos y también en Madrid, en varios sitios. Ahora resido en Andorra, pero me siento de Jávea. Es porque empecé a montar en bici ahí, lo que más me ha marcado la vida, y también donde fui al colegio y al instituto, donde tengo a mis mejores amigos y mis recuerdos, donde está todo lo que me ha hecho ser yo. Mi lugar es Jávea. - ¿Cuándo empezaste a montar en bici veías al mismo tiempo las carreras? - Sí, cuando empecé con siete años en la escuela de ciclismo, los más mayores recuerdo que comentaban lo que pasaba en las carreras. Entonces no entendía mucho pero ya sabía quién era Contador, que se convirtió en uno de mis mayores ídolos. No me perdía casi ninguna etapa del Tour, era lo que más seguía; las otras carreras no tanto. Y luego, con diez años, ya me veía hasta las neutralizadas. Me ponía en el sofá y no cambiaba el canal hasta que terminaba. - ¿Cuál fue tu primer referente? - Contador, Purito y Valverde. Y Chris Froome también por esa batalla con Contador, me encantaba. Un dúo de campanillas. Rivales desde las categorías inferiores, Carlos Rodríguez y Juan Ayuso prometen grandes duelos. - ¿Y para ti qué significan Miguel Induráin, Perico Delgado...? - A mí me han llegado por la historia y por mi padre. Cuando hablamos de ciclismo él siempre los tiene a ellos como referencia, pero cuando a mí me preguntan quién es mejor, si Induráin o Contador, ¡yo es que a Indurain no le he visto, si casi ni había nacido! Les tengo muchísimo respeto por todo lo que han hecho y lo que significan en el ciclismo español, porque lo he leído y visto, pero no lo he vivido. - ¿Te ves corriendo como Valverde hasta los 42 años? - Creo que no, porque lo que ha conseguido Alejandro es excepcional. Se ha criticado mucho que se pase tan joven y se dice que te hará retirarte más pronto. Pero realmente la carrera de un deportista puede llegar a ser de unos 15 años y da igual empezar con 19 y retirarte con 34, que empezar más tarde y terminar con 42. Ya he conseguido un podio en una grande y la gente le da mucho valor por mi juventud. Yo ya lo tengo. Y si puedo lograrlo ahora, ¿por qué voy a frenarme? No tendría sentido. Creo que las carreras de los ciclistas ahora no serán tan longevas como la de Alejandro, pero tampoco cortas. Es un equilibrio. La presión y hasta cuándo quieras extender tu carrera también depende de cada uno. A día de hoy tengo muchísimos sueños por conseguir y ni lo pienso. Esto es mi pasión y creo que dentro de quince años querré seguir corriendo. - Estás lleno de ambición. - Es que tengo muchas ganas de hacer cosas grandes, de hacerme un nombre en esto, ya que he sacrificado toda mi vida para estar aquí. No he tenido una infancia normal ni he salido de fiesta. Mis amigos me dejaban un poco de lado porque yo siempre quería montar en bici. Cuando decían de salir contestaba que pasaba porque quería pedalear y al final te dejan de invitar. He sacrificado todo eso y no es que haya sido malo porque estoy viviendo de lo que me gusta, pero quiero que se me recuerde y que yo me sienta satisfecho. - Pero cuando uno hace cosas que le gustan realmente no son sacrificios. - No en cierto modo. Sí me estaba perdiendo una vida que todos dicen que era la mejor, como la universitaria, y yo no tenía ni idea. Pero salía en bici y a competir y era lo que más me llenaba. Nunca he dudado. Eso sí, cuando estás inmerso en esta vida, te dices a ti mismo: mira, ya he sacrificado tanto que más me vale dar el cien por cien y no el noventa. Y la diferencia es poca para echar el resto. Porque para eso hubiera sido mejor haber hecho otra cosa. - ¿En qué se podría traducir lo de hacerse un nombre? - En ganar todas las carreras que he soñado desde pequeño. Intentar crear un palmarés bonito. Disfrutar. No porque no gane quiere decir que sea un fracaso, pero quiero hacerlo. Mi ambición es ser el mejor. Toma ya! Gritando su primera victoria como profesional, obtenida al sprint en el Circuito de Getxo ante Piccolo y Kelderman. "Estoy creciendo" SUS AMBICIONES... Y LAS DE TADEJ POGACAR Con toda la madurez que despliega en sus palabras, es hora de preguntar a Juan Ayuso por los posibles choques que puedan aparecer entre su ambición sin límites y la de su compañero Tadej Pogacar. Y, al igual que durante toda la entrevista, aquí tampoco escurre el bulto. "Es cierto que yo estoy creciendo y que pueden aparecer posibles problemas en el futuro, pero nos llevamos muy bien. Tenemos una gran relación y hay que hacerlo de manera inteligente", dice acerca de la convivencia de ambos en el seno del UAE Team Emirates. "Hay un montón de carreras durante el año y coincidir también nos viene muy bien". Puede ser una ventaja, señala, porque "si yo sigo mejorando y estoy a su nivel podremos apoyarnos el uno en el otro". Aunque es tajante al analizar que "a día de hoy eso no se da todavía porque yo no estoy a su nivel, y por eso, coincidir es bueno para mí, porque aprendo de él". Tiene tatuada en la mente una frase del bicampeón del Tour, "que me dijo en una concentración y me gusta mucho: Quiero llegar a ser el mejor, no sé si lo conseguiré, pero lo que sí tengo claro es que nunca dejaré de intentarlo". Se la aplica a sí mismo. "Él está viviendo lo que yo aspiro a vivir: ganar el Tour y todas las carreras que tiene en su palmarés ya. Y creo que esa frase es muy buena porque no hay que esconderse ni dejar de decir que quieres ser el mejor. Porque cualquier persona en todos los ámbitos de la vida quiere dar lo mejor de sí mismo. Luego puede que salga o no, pero una cosa no quita la otra". "Quiero volver a La Vuelta" ASPIRA A MEJORAR LA TEMPORADA PASADA En pleno crecimiento como está y con tantos sueños y ambiciones, no es de extrañar que Juan Ayuso no dude un segundo en responder rápido y sin dudarlo a sus objetivos para esta nueva temporada. "Quiero volver a la Vuelta a España -apunta-. Ya se lo dije a Matxin al bajar del podio en septiembre, que quería regresar para intentar mejorar lo que conseguí aunque sé que es muy difícil. Pero siempre es mejor tener esa presión de intentar repetir un resultado que no aspirar a algo que no has logrado", razona. Sin embargo, hay mucho más. "También quiero confirmarme a mí mismo que puedo ser competitivo en carreras durante todo el año. Por eso mi calendario tendrá muchas vueltas de una semana, como Valencia o Cataluña que es donde sé que puedo destacar, y La Vuelta". La intención es que además corra Amstel Gold Race y Flecha Valona. Sueña en grande, cómo no. "Prefiero ir con la mentalidad de ganar La Vuelta antes que ir a probar el Tour de Francia. Creo que es un paso lógico el de volver con la aspiración de ganarla". La del año pasado "me dio un aprendizaje muy grande en todos los aspectos, desde acostumbrarme a empezar el día ya con dolor de piernas a correr con COVID".

Juan Ayuso: "Mi ambición es ser el mejor"

Cautivan sus ojos llenos de ambición y su forma de hablar. Es difícil reconocer a un niño de veinte años en sus palabras, en las ideas tan claras que tiene y que sabe que puede conseguir. El mundo se despliega a sus pies y no le dice que no a nada. "Quiero hacer cosas grandes".

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