EL CICLISMO NO ES MUY POPULAR EN AUSTRIA. Vengo de un país con poca afición al ciclismo. Por la calle sólo me reconocen los de mi pueblo, si voy a grandes ciudades como Viena o Innsbruck no me tengo que parar por la calle a firmar autógrafos precisamente. Paso bastante desapercibido. Si me hubiese decantado por el esquí tendría un problema, porque en Austria son muy famosos. Pero nadie se fija en mí y me agrada ese anonimato.
NACÍ EN UN PUEBLO PEQUEÑO. St. Veitan der Glan está al sur de Austria, muy cerca de Eslovenia e Italia. Comencé con la bicicleta a eso de los cinco años, hace ya demasiado tiempo. Sólo era uno de los deportes que me gustaban, practicaba todos los que podía al aire libre como esquí, fútbol, hockey hielo... Me decanté por el ciclismo por una razón: era el único en el que ganaba. De pequeños a todos nos gusta ganar, ¿no?
DI EL SALTO CON EL TYROL DE MI PAÍS. Después estuve una temporada en el Adria Mobil esloveno y en 2012, con veinte años, pasé al Katusha. Fue como llegar al Real Madrid, era el mejor equipo del momento. Estabas allí con Freire, con Purito Rodríguez, con Menchov, con Dani Moreno y con Luca Paolini, que acabó siendo mi mejor amigo en la bici.
ME CURTÍ EN EL KATUSHA. Allí me hice ciclista profesional, cada carrera era un aprendizaje para mí. Estaba al lado de los mejores y era muy sencillo extraer
enseñanzas de ellos. Adquirí el rol de gregario; me tocaba trabajar tanto en las clásicas como en las grandes vueltas. Nunca he tenido problema para ello. Aunque cuento con cierta punta de velocidad y he podido ganar algunas carreras, sacrificarme por un compañero nunca ha sido un inconveniente para mí. Si el equipo es el que gana, yo me siento feliz. El trabajo que hacíamos los gregarios en Katusha casi siempre se transformaba en victoria. Fueron años increíbles en los que disfruté mucho.
MEDIA DOCENA. Con el maillot de Katusha, que defendí ocho años, gané etapas en el Tour de Pekín, la Vuelta a Austria y la general del Tour de los Fiordos en Noruega, así que alguna vez me tocó ir de líder. Pero el triunfo que más me llenó en esa época fue el Campeonato de Austria en 2015. Luego me incorporé al Bahrain de cara a las temporadas 2020 y 2021. En 2022 llegué al BORA-hansgrohe, con el que conseguí la victoria más importante de mi vida, la Clásica de Hamburgo, por delante de Wout van Aert. Además se celebraba en Alemania, donde tiene la sede el equipo. Tres meses antes me había adjudicado al sprint una etapa de 232 kilómetros en la Vuelta a Noruega.
AL TUDOR CON GALONES. En el BORA ya era el capitán de ruta del equipo, el ciclista que se encarga de ejercer como enlace entre los corredores y el coche del director deportivo. Ahora, que acabo de fichar por el Tudor Pro Cycling Team, asumiré un papel similar. Mi objetivo será sobre todo guiar a los más jóvenes y procurar que el bloque ruede unido en el pelotón.

¿FRÍO YO? ¡NUNCA! Me mudé a unos cuarenta minutos de mi pueblo natal cuando me casé. Es cierto que en invierno resulta complicado entrenar por el frío, aunque dispongo de buenas marcas que me proveen de ropa ciclista. También es verdad que por estas fechas pasamos mucho tiempo en campus de entrenamiento en España y la temporada puede empezar temprano en Australia. Así que realmente no son demasiados los días en los que me toca entrenar en casa con frío.
CAPUCHINO Y DOLOMITAS. Lo mejor de la zona donde vivo es cuando llega el buen tiempo porque en una ruta de entrenamiento puedo pasar por los tres países, Austria, Eslovenia e Italia, y tomar un buen capuchino. Si alargo un poco más, y con solo una hora de coche, me puedo adentrar en los Dolomitas y los puertos más duros de Austria.
CASI NUNCA HE TENIDO UNA GRUPETA. Me he pasado muchos años sin ningún ciclista profesional austriaco residiendo por mi zona. Cuando debuté únicamente estaba Bernhard Eisel, que ahora es director del Red Bull-BORA. Así que he entrenado mucho solo. Ahora sí tengo a otro profesional cerca, el italiano Jonathan Milan (Lidl-Trek), que se mudó a Austria y vive a escasos diez kilómetros.
JOHNNY. Con quien sí suelo entrenar es con el neerlandés Johnny Hoogerland. Muchos le recodaréis de la caída del Tour de Francia 2011 cuando iba escapado con Juan Antonio Flecha y le tuvieron que dar 33 puntos de sutura porque un coche le embistió hacia una alambrada. Se retiró en 2016, pero todavía se machaca lo suyo preparando las marchas gran fondo. Vive por aquí, así que es un buen compañero de rodaje.
CUANDO DEJE LA BICI... Pues sólo quiero ser un buen marido y un buen padre. Creo que pasaré bastantes horas en el garaje y dedicaré parte de mi tiempo al golf, que es mucho más tranquilo.