Mark Cavendish: el último sprint

Puntual a la cita como buen inglés, Mark Cavendish se aproxima al lugar fijado recién levantado de la siesta. Después del masaje y de la etapa que ha tocado hoy, la vida ciclista que se va acabando. Su modo de vida desde siempre, desde que de pequeño dejó los bailes de salón y su profesión de bróker para convertirse en una leyenda viva de este deporte. No hay secretos, dice el misil de Man, para mantenerse casi dos décadas reinando en la jungla sin ley que son los sprints: "Amar lo que haces; amar el ciclismo". Optimista. Sonriente durante la entrevista junto a Ainara Hernando, Mark Cavendish recalca en ella su amor por el ciclismo. LOS NIÑOS CRECEN - Entonces, ¿esta vez sí que de verdad es la última temporada? - Sí. Bueno, a ver, nunca sabes qué es lo que va a pasar. Lo iremos viendo. Yo sigo disfrutando muchísimo del ciclismo, pero mi familia va creciendo, los niños se hacen mayores y necesito pasar más tiempo con ellos. Estoy un mes fuera, regreso a casa por dos días y luego me vuelvo a marchar durante semanas a otra parte del mundo a correr. Y así continuamente. Necesito compartir tiempo con mis hijos. - ¿Lo peor del ciclismo es estar lejos de los tuyos? - Sí, seguro. Tengo amigos militares y ellos se tiran meses y meses lejos de sus casas. Siempre hay gente que lo pasa peor, pero esta es mi situación y mi vida, lo que he hecho siempre. Mis niños nunca han conocido a un papá de otra manera, siempre encima de la bici y disputando carreras por el mundo. Eso también les ha dado a ellos una buena vida. Además, yo amo lo que hago. Y el tiempo que estoy en casa es de calidad. Si trabajas en una oficina de lunes a viernes, de nueve de la mañana a cinco de la tarde, muchas veces no ves apenas a tus hijos. Yo puedo decir que soy un afortunado por hacer lo que hago y disfrutar del tiempo que estoy con ellos. - ¿Te sientes un afortunado? - Cuando tu modo de vida es lo que más amas del mundo, sin duda. Somos unos pocos los que podemos decir algo así, y a mí me pasa. - ¿Qué emociones tienes en 2024 que todo lo que haces como ciclista profesional es por última vez? - ¡También lo sentía el año pasado! Todo lo apreciaba mucho y cuando es así, no das nada por sentado. Durante años me ha ocurrido, das por hechas ciertas cosas: los viajes, las carreras, colgarte un dorsal, los gritos de ánimo de los fans en las cunetas, etc. Cuando te das cuenta de que eso no va a ser eterno, le concedes mucho más valor. Tenemos un deporte precioso, crecí viéndolo por la televisión y mi sueño era dedicarme a ello. Disfrutarlo al máximo es muy bonito. Me he divertido mucho y he tenido la suerte de estar en grandísimos equipos que han marcado la historia de este deporte con enormes profesionales a mi alrededor. Creo que hay una gran diferencia entre un ciclista profesional y alguien que ama de verdad este deporte y no lo hace sólo porque es un modo de ganarse un sueldo, sino como modo de vida, porque lo ama y es el motor de su corazón. Y cuando es así, esto te hace latir, sentirte vivo. No entiendes el día a día de otra forma y por eso te quedas más tiempo en este mundo. Sereno. Mark Cavendish posando para Ciclismo a Fondo durante el Tour Colombia, la primera carrera que disputó en 2024. - ¿En qué momento decidiste que tenías que continuar un año más? - Me costó un poco. Los niños al principio me animaban, mi mujer también. Vinokourov daba por hecho que tenía que seguir. Soy muy pasional pero también realista. Y pensaba que yo era la única persona en el mundo que sabía si podía hacerlo o no, que nadie estaba en mi posición. Nadie iba a vivirlo y a sufrirlo en mi piel. Pensé en todo lo que me iba a costar volver, que no sería fácil porque ya no soy el ciclista joven que enseguida se recuperaba de una lesión. Sabía el sufrimiento que me esperaba si quería llegar hasta aquí, e iba a ser muy grande. Todo lo que me costaría recuperarme y ponerme otra vez en forma. Nunca, ¡en toda mi carrera!, me había roto la clavícula hasta el Tour de Francia del año pasado. Estaba tan bien en el Tour... pero además era consciente de todo lo que había sacrificado y trabajado para llegar así de bien. Todo lo que me había costado y tener que volver a pasar por eso pesaba. Lo que más me gusta del mundo es andar en bici con mis amigos. Cuando tenía 11 años era lo mejor del mundo para mí. Luego empecé a competir y salíamos a entrenar juntos..., pero ahora todo ha cambiado y debes salir solo. Tú con un ordenador, que es el potenciómetro. Solo. Y mi mente ya se había hecho a la idea que eso se terminaba, hasta que me caí en el Tour. Y entonces tuve que pensar en repetir de nuevo el proceso otro año más. Mi cabeza iba por días. Uno pensaba en continuar; otro me daba el bajón y me decía a mí mismo que todo se había terminado. Entonces el equipo me llamó y me pidió que fuese al Tour de Turquía. Vinokourov me comentó que acudiese sin ningún tipo de presión, que si iba en la grupeta todas las etapas no pasaba nada pero que fuese a correr. ¡Uf! Pero fui. Y ahí estuve, en la grupeta todos los días. Pero me divertí muchísimo y eso cambió mi idea. TRABAJAR DURO - ¿Te sigues divirtiendo como cuando tenías once años? - Sí, claro. Amo competir y amo montar en bicicleta. ¡Menos cuando hay que entrenar! Por ese trabajo solitario que hay que hacer y se me hace duro, aunque tiene su parte de motivación. A mis hijos trato de inculcarles que se trata de trabajar y empeñarse duro, porque nada llega porque sí. Todo lo que das es lo que después recibes. Siempre lo he creído así. Pero lo que más me cuesta es esa parte en soledad, en especial después de los problemas de salud que sufrí y casi me dejan fuera de todo esto antes de tiempo. - ¿Aquel fue un momento clave de tu vida, no sólo como ciclista? - Sí, el Epstein-Barr. Pasarlo me ha hecho ser una persona totalmente diferente, me cambió por completo. Tres años sin ganar una carrera, me quedé sin equipo... la perspectiva de mi vida dio un giro radical. Llevaba una década como ciclista profesional y de repente me puse enfermo. Tuve que empezar desde cero. Más que un ciclista distinto, de aquello salió una persona diferente. Pasé horas metido en un velódromo en Grecia, sudando, exprimiéndome para recuperar mi peso y mi estado de forma. Sabía todo lo que tenía que hacer para volver a estar bien y lo hice. Tú conoces como deportista tu cuerpo y sabes el trabajo necesario. Yo lo hacía, y aun así no daba el nivel. Siempre he sido una persona muy positiva y ese periodo fue muy duro porque no tenía nada a lo que agarrarme. Nada a mi alrededor me hacía ser optimista. Tuve que lidiar con eso y cambió mi forma de ser. Es que no podía ni subir las escaleras de casa. Al principio lo tomé a la ligera, una simple fiebre, pero me pasaba durmiendo 18 horas al día y pese a ello estaba destrozado. No podía hacer nada; no sólo en cuanto a los entrenamientos, tampoco en casa. Un icono. La figura de uno de los mejores velocistas de la historia continúa acaparando la atención de los aficionados. - ¿Llegaste a pensar en una retirada forzosa? - Nunca quise dejarlo. A veces se me pasaba por la cabeza, pero sabía que si ponía todo de mi parte podría volver a mi nivel. Tocar fondo te cambia la perspectiva de la vida, no se lo deseo a nadie. Fue muy duro pasar por eso porque te llega hasta la mente. Hay gente que no logra salir de algo así y te destroza. Pero si lo consigues, aprecias cada pequeño detalle de la vida. Para mí fue como un túnel oscuro en el queno veía la luz, no encontraba la salida. Y cuando al fin lo logras, compruebas que la vida es preciosa. - ¿Saliste más fuerte de aquello? - Umm (se lo piensa unos segundos). No, de verdad que no. - ¿Por qué? - No lo sé. Solamente quieres volver a la normalidad, a tu vida de siempre. - Hablemos de todas las generaciones a las que has amargado. Desde Petacchi hasta Philipsen, pasando por Freire, Zabel, Greipel o McEwen. A todos les has ganado. - ¿Y sabes lo más bonito de todo? Que de pequeño yo veía a esos corredores que mencionas, los más mayores. Y me brillaban los ojos sólo de mirarlos en televisión. Después me he medido con ellos. ¡Buah! Me siento muy afortunado de haber competido con campeones de diferentes generaciones. Primero de todo soy un amante de este deporte y he aprendido tanto de todos ellos. Aprendí de Petacchi, lo inteligente que era corriendo. Las veces que me ganaba procesaba cómo lo había hecho. Y de Freire, cómo entrenaba, cómo corría... cómo apuntaba a un objetivo e iba a por ello. En él me fijaba muchísimo. - ¿Quién ha sido el más duro de batir? - Marcel Kittel. Me costó dos años de trabajo muy duro ponerme a su nivel, a su tremenda potencia. Tuve que esforzarme muchísimo hasta llegar a él. La 1ª de 34. En Châteauroux, quinta etapa del Tour de Francia 2008, se estrenó superando a Óscar Freire y Erik Zabel. FACTOR DE CAMBIO - ¿Eres consciente de que has marcado una era en el ciclismo? - Creo que de una manera más práctica que histórica, sí. Sé lo que he hecho en todos estos años, he cambiado el paisaje del sprint en el ciclismo. Cómo trabajar una llegada con un equipo, cómo lo organizábamos, pero también me he tenido que adaptar al cambio de los tiempos. - ¿Cuántas veces has tenido la sensación de que te ha tocado adaptarte a esos cambios y evolucionar? - Constantemente. Recuerdo cuando llegó el Sky y el ciclismo cambió por completo. Desde entonces se corre de principio a fin y siempre deprisa. Y se gana por explosiones, cuando la gente revienta porque no puede más por el ritmo. Hay menos romanticismo en la forma de competir, se hace por eliminación. Personalmente disfrutaba más en mis primeros años de ciclista. También porque era más joven, pero todo era diferente. Hacías esto mucho más por pasión y no por lo que podías obtener de la bici. El pelotón era más una familia que ahora y las relaciones eran más estrechas. - ¿Hablas con nostalgia del romanticismo de ese ciclismo? - Sí, pero creo que es bonito recordarlo así porque no sólo el ciclismo, el mundo en general, ha cambiado. Y yo como persona, también. Cuando me convertí en profesional no tenía miedo de cometer fallos, a todo dices que sí. Pero luego te casas, tienes hijos y te das cuenta de lo que es importante en la vida. Debes educarlos para que sean buenas personas. Casper, mi hijo menor, está totalmente loco por el ciclismo. Es lo único que ve en la tele, coge mis maletas y se pasea por casa diciendo que se va de concentración. Se piensa que es ciclista. Así es como me he dado cuenta de hasta dónde puedes inspirar a los niños. Gracias a él he comprendido lo mucho que merece la pena esforzarse, seguir un año más, sacrificarte dando lo mejor de ti para volver al Tour de Francia y ganar una vez más porque hay niños que te están mirando y a ellos les inspiras. Eso es muy bonito. - ¿Cuál es el secreto para mantenerse casi veinte años al máximo nivel? - Amor. Amar lo que haces. Amar el ciclismo y disfrutar de cada paso. En construcción. El de Isla de Man, que cumplirá 39 años en mayo, no se obsesiona con el récord del Tour y disfruta del camino. - ¿Un sprinter necesita ganar? - Sí. Sobre todo en mis primeros años, ahora no me importa tanto. La mayor parte de los corredores del pelotón no ganan de manera continua. Así que lo aceptas y sigues adelante. Me tengo que demostrar cosas a mí mismo, a nadie más. - ¿Piensas mucho en el récord del Tour de Francia? - ¡En realidad ya lo tengo! (ríe). Ahora es batirlo. - ¿Cuál es el legado que dejarás en este deporte? - No me corresponde a mí decirlo, pero cuando era un adolescente recuerdo que pensaba que si había un libro con los grandes nombres del ciclismo me gustaría que el mío estuviese en esa lista. Y ahora es exactamente lo mismo. Ver mi nombre en el palmarés de ciertas carreras tan prestigiosas como la Milán-San Remo al lado de mitos y leyendas del ciclismo de quienes he leído tantas historias es muy bonito. - ¿Te sientes orgulloso de lo que has hecho? - Sí. Ha merecido mucho la pena todo por lo que he pasado para tener una carrera como la mía. "Quiero seguir aportando al ciclismo" BARAJA VARIAS OPCIONES PARA EL DÍA DESPUÉS Enfrentarse al día después es la gran frontera, la más temida para muchos ciclistas profesionales. Después de toda una vida dedicada a darle a los pedales, cuando eso se acaba, ¿qué sucede? Por ahora, lo único que tiene claro Mark es que "quiero seguir vinculado al ciclismo. Es lo que amo. Ha sido mi vida durante más de 25 años y ya forma parte de mí. He vivido un sueño, he viajado por el mundo y he conocido gente maravillosa. Quiero que así siga siendo porque le debo mucho a este deporte -afirma-. He pensado mucho en lo que voy a hacer después y tengo varias opciones encima de la mesa". Ofertas no le van a faltar, desde ser comentarista en televisión hasta estar dentro de cualquier equipo en el rol que quiera o incluso con la potente Federación Británica como entrenador. "Hay muchas vías abiertas que quiero explorar -confirma- y todas son para continuar dentro de este mundo. Me encanta el ciclismo y creo que puedo aportar cosas para mejorarlo una vez me retire". Eso junto a seguir criando a su numerosa familia y montando en bicicleta, que es "el lugar más feliz del mundo en el que puedo estar", sentencia. Todo al Tour de Francia... y a conseguir puntos para Astana ABRIÓ SU CUENTA DE VICTORIAS EN EL TOUR COLOMBIA Mark Cavendish no oculta que "un sprinter necesita ganar" sea donde sea. Las victorias confirman el estado de forma y tranquilizan a la mente y la suya obtuvo la confirmación que necesitaba en el Tour Colombia. En su primera carrera del año, Cav logró anotarse el triunfo en la cuarta etapa batiendo a Fernando Gaviria, que le había ganado en la jornada inaugural. Un debut en 2024 que a Cavendish, además de para estrenar el casillero de éxitos, le permitió trabajar con el nuevo orden de su treno en el que su inseparable Morkov -en la foto- será este año el primer hombre sacrificado, el que haga el trabajo sucio, y Bol se encargará de lanzarle como último hombre antes del sprint. "Ese trabajo ha sido muy importante y tenerles me da mucha confianza. Una vez consigues ganar la primera del año, todo está bien", reconoce. Todo funciona, dice, a pesar de que del UAE Tour se retiró prematuramente "por enfermedad", declararon desde su equipo. Pero la temporada prosigue y todos los esfuerzos están centrados en una única carrera, el Tour de Francia, para desempatar el récord que ahora comparte con Eddy Merckx. Aunque en su entorno relajan la presión y dicen que "no es algo que le agobie", Astana Qazaqstan, que tan bien le ha tratado, le ha pedido que se centre también en carreras menores en la búsqueda de los ansiados puntos que el equipo de Vinokourov necesita para no perder la categoría World Tour. "El ciclismo ha cambiado y ahora esto funciona así", responde con resignación.

Mark Cavendish: el último sprint

163 victorias engrosan su palmarés: un Mundial, una Milán-San Remo, las 34 del Tour de Francia... Una vida por y para el ciclismo al que le ha concedido un año más de prórroga, no sólo para batir el récord de Eddy Merckx en la ronda gala; es cuestión de amor.

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