SOBRE EL PAPEL SOY ESCALADOR. Pero me defiendo en todos los terrenos. De pequeño hice mucha pista y tenía un buen sprint. Con los años te vas especializando y con el poco peso que tengo -53 kg- y siendo tan chiquitajo, debía centrarme en las subidas. Ya en amateur logré buenos puestos en carreras duras como la Subida a Gorla y gané en Urraki. También hice dos top10 en el Valenciaga. Sabía que tenía que dedicarme a la montaña. Pero en profesionales, aunque subas mucho, todo el mundo va bien para arriba y cuesta. ME SIENTO UN PROFESIONAL MÁS. Hago todo lo que puedo todos los días para serlo, aunque la primera temporada ha sido atípica, con el parón y pocos días de competición. Me lo voy creyendo un poco más. Me he dado cuenta que es fundamental tener confianza en uno mismo porque si no, te comen. Me digo a mí mismo que aquí estoy yo y voy a por todas, porque de lo contrario es un mundo que mentalmente es muy duro. Debes estar preparado. DEL FÚTBOL A LA BICI. Como todos los niños, de pequeño jugaba al fútbol y me lo pasaba muy bien con los compañeros de clase, pero algo hizo clic en mi cabeza y quise probar otra cosa. Mi padre salía con la grupeta y tenía amigos cuyos hijos estaban en la escuela de ciclismo.Así comencé de infantil. Luego me arrepentí de no haber empezado antes. Esos años de juveniles y cadetes conocí a un montón de gente que ahora son amigos con los que estoy siempre. Fue una época muy bonita. Luego me fichó Juanjo Oroz para el Lizarte cuando me vio escalar los puertos en la Vuelta a Castellón, que subía como un loco y gané la montaña. Pasé tres años en el Equipo Lizarte antes de dar el salto al Kern Pharma. BUEN PRIMER AÑO COMO PRO. Aunque no ha habido tiempo de demostrarlo, cuando todo paró sentí que iba a más. Debuté en Mallorca con un poco de miedo, 'madre mía, me van a sacar los ojos', pensaba. Pero te vas metiendo en carrera. Y ya en Andalucía iba como pez en el agua. ¡No quería que se acabara la carrera! Me tocaba disputar Alentejo cuando llegó el parón. El confinamiento lo pasé bien porque en casa disponía de espacio al aire libre. Tenía un rodillo de los viejos, sin simuladores, pero no me cebaba a meter horas porque no había objetivos cercanos. Antes de volver a competir estuvimos todo el equipo en Isaba y también en Andorra haciendo altura. Volví con muchas ganas en la Route d'Occitanie, pero nos faltó continuidad. No ha habido muchas carreras que se me adaptaran para sacar mi potencial. LOS PROFESIONALES VAN MUY RÁPIDO. En la etapa reina de la Volta a la C. Valenciana llegué con los mejores a pie del último puerto, Bernia, y ya veía en negro todo. Subí a la marcheta con Rojas y me decía que notaba que cada año se iba más rápido. Si lo dice él, que lleva 15 años aquí... Se va muy deprisa en todos los terrenos y eso se nota mucho al dar el salto, especialmente los ciclistas españoles que maduramos poco a poco y en amateur no nos juntamos tanto con los profesionales. DE NO HABER SIDO CICLISTA... Es difícil decirlo porque llevo tantos años en esto que se ha convertido en mi modo de vida. Desde niño todo lo que he hecho está relacionado con el ciclismo. Y gracias a este deporte me he dado cuenta de lo mucho que me gusta la nutrición. Leo y me informo mucho y quizás me habría dedicado a ello. Estudiaba el módulo de Educación Física cuando me fichó Lizarte. Tuve que irme a Pamplona y con la distancia no lo pude llevar porque muchas clases eran presenciales. Cuando el ciclismo se acabe quizá podría montar algo relacionado con el deporte y con la nutrición. SOY UN COCINILLAS. Me gusta muchísimo. Es otra cosa a la que podría dedicarme, ser cocinero con una estrella Michelin. ¡Soñar es gratis! Mi casa parecía un restaurante durante el confinamiento. Mi madre también es cocinera e hicimos muchos platos. Cuando fui a Andorra en verano, estuve con José Félix Parra y Martí Márquez y les cocinaba todos los días. Risotto, lasaña, pollo al horno... ¡los tenía como reyes! Todo lo que es comida de carbohidratos como el arroz y la pasta lo tengo bien dominado; a muchos amigos de la grupeta les aconsejo. ME ENCANTA LEER. Es otra de mis aficiones, aunque cuando era estudiante lo odiaba. Pero encontré un tema que me atraía, la nutrición, y con el desarrollo personal y la cultura general empecé a leer más. Ahora estoy con Invicto, de Marcos Vázquez, que también tiene podcast y los escucho. Estoicismo, entrenamiento mental, con eso te nutres por todos los sitios y ayuda mucho a la hora de competir. LA MEJOR VICTORIA FUE LA DE MI MADRE. Consiguió superar un cáncer de mama y justo entonces gané en Urraki. Lo habíamos pasado muy mal y a esa carrera vinieron mis padres y mi abuela. Me vieron ganar arriba y me hizo muchísima ilusión que estuviesen allí después de la mala racha que habíamos atravesado. PUEDO MEJORAR EN TODO. Cada día te levantas con un montón de cosas que hacer para ser mejor, pero si pretendes lograrlo de golpe te volverías loco. Hay que ir poco a poco, buscando tu sitio y creciendo dentro del pelotón. Sé que mientras disfrute y haga las cosas bien, iré a más. Estoy contento con mi rendimiento y hasta donde llegue. EL SUEÑO DEL GIRO. Soy ciclista de fondo, voy a más con los días y me encantan las grandes vueltas. Me fascina el Giro de Italia desde pequeño. Ganarlo sería lo mejor, pero para eso hay que currar mucho. Primero intentaremos correrlas, a ver si en 2021 logramos participar en La Vuelta [NOTA: la entrevista se realizó antes de conocerse las invitaciones para la ronda española], a lo que aspira el equipo. Pero esa es mi meta. Debes tener un propósito para levantarte cada día y acostarte pensando que estás un poco más cerca de conseguirlo.