Fast sprinter, faster talker. Así se define Mark Cavendish, uno de los hombres más rápidos que ha dado jamás este deporte y que, según él mismo, lo es aún más hablando, algo de lo que ha dado numerosas muestras a lo largo de su ya dilatada carrera deportiva, marcada por un sin fin de victorias y por su afilada lengua.
El habitante más famoso de la Isla de Man, una pequeña dependencia de la corona británica que se encuentra situada en el Mar de Irlanda, entre Irlanda y Gran Bretaña, es, a sus 31 años, una leyenda viva del ciclismo: solo Mercxk e Hinault han vencido en más etapas del Tour que él, que cuenta con 27 en la Grand Boucle y un total de 45 en grandes vueltas, unas cifras espectaculares a las que suma el arcoíris de 2011, una Milán-San Remo, varios títulos mundiales en pista y desde ayer el maillot de líder de la carrera más importante del mundo. "Ha sido un momento tan especial para conseguirlo, con tanta gente especial a mi alrededor. Mis tres últimos hombres, Edvald (Boasson-Hagen), Mark (Renshaw) y Bernie (Eisel), han estado conmigo durante toda mi carrera. Nadie se imagina lo emocionante que es para mí. En este equipo corremos más que para un sponsor, lo hacemos para que crezca la iniciativa solidaria Qhubeka que pretende aportar 5.000 bicicletas a niños africanos. Y no hay mejor forma de promocionarla que vistiendo el maillot más icónico de la historia del ciclismo", confesaba exhultante desde el podio ayer Mark Cavendish, instantes después de conquistar el amarillo, que seguro que ha puesto en especial valor dados los cambios que se han producido en su vida en los últimos años. Su indiscutible reinado en las llegadas masiva ha llegado a su fin: Kittel ha ocupado su lugar como punta de lanza en el Etixx-Quick Step de Patrick Lefevere, una de los grandes translánticos del mundo del ciclismo, y a su vez él ha recalado en un equipo de segundo fila dentro del World Tour como el Dimension Data. En el plano personal, ha asentado su vida tras casarse con Peta Todd, ex modelo que recientemente ha superado un cáncer, con la que tiene dos hijos. "Desde que debuté como profesional cuando tenía 20 años hasta ahora, que tengo más de 30, he cambiado en todos los aspectos. Tengo tres hijos y la responsabilidad de asegurarles una buen futuro y ser un ejemplo para ellos. Hacerte viejo implica cambiar", reflexionaba Mark sobre estos virajes y el paso del tiempo durante el encuentro que tuvimos con él en el Cycling Center de Manchester, un complejo deportivo para la tecnificación ciclista que es responsable de muchos de los éxitos que ha logrado Gran Bretaña en el mundo del pedal en los últimos años.
Durante la entrevista nos sorprendió el carácter de Cavendish que, siempre bajo la atenta mirada de su manager, Jonathan, mostró gran interés en temas de calado social como el Brexit -algo que ha quedado patente en su Twitter- o los problemas en el continente africano y la impagable labor que realiza Qhubeka, la iniciativa solidaria que apoya su equipo que pretende mejorar la calidad de vida de la población poniendo a su disposición bicicletas que les sirvan como medio de transportes. "Viajé con el equipo a África, visitamos una comunidad local y allí me di cuenta de la increíble diferencia que puede suponer tener una bicicleta para ellos. Les facilita el día a día, les permite llegar a las escuela y ver la alegría de un niño cuando monta por primera en una bicicleta es increíble. Yo lo hago todos los días y comprobar cómo alguien que no ha montado nunca descubre ese sentimiento de libertad, es extraordinario", relata Cavendish que es, por encima de cualquier otra cosa, un apasionado de la práctica del ciclismo. Hace años aseguro que independientemente de las demás circunstancia, "mientras pueda disfrutar de mi bicicleta, seré el tipo más afortunado del mundo", un amor por este deporte que le ha ayudado a afrontar a sus 31 años una preparación muy específica y exigente para poder ofrecer la mejor versión de sí mismo en el Tour de Francia y en los Juegos Olímpicos, en la carretera y en la pista, en un intervalo de apenas un mes. "Ha sido muy duro tanto a nivel físico como mental. Probablemente más difícil de lo que hubiera imaginado nunca. He tenido que hacer que cada día, cada hora, cuente en mi preparación. Al final, aunque es ciclismo, mezclar las dos disciplinas es como si Hamilton quiere ser campeón del mundo en Formula 1 y en Rally, es conducción pero es muy diferente. En mi caso, es ciclismo, pero no tiene nada que ver la pista y la carretera", nos relataba de forma muy gráfica Cav .
Prácticamente al mismo tiempo que nos citamos con él, la Federación de Gran Bretaña hizo público su convocatoria para Río, donde Cavendish competirá en la disciplina de Omnium. "Gaviria va a ser mi gran rival. Estuvo fenomenal en marzo en el Campeonato del Mundo pero las cosas pueden cambiar mucho hasta el mes de agosto. Yo estaré en mejor condición que entonces", amenaza sin dejar pasar la oportunidad de deshacerse en elogios hacia el prometedor velocista colombiano del Etixx-Quick Step. "Me encanta este chico. Es mi amigo. La primera vez que competí contra él y me ganó, pensé: '¿quién es este chaval?' Después compartimos equipo durante todo el 2015 y comprobé que es un gran tipo. Hablamos a menudo a través de Whatsapp y para mí es el futuro del ciclismo".
A su derecha, sobre el sofá en el que nos atiende, el velocista de la Isla de Man tiene dos recipientes llenos de pistachos, y en su mano un peluche de American Pistachio, uno de sus patrocinadores. Le preguntamos por tal circunstancia y nos detalla que "a todo el mundo le extraña, pero siempre he comido pistachos. Para comer entre horas, son más sanos que otros alimentos y tienen proteínas, lo que me ayuda a controlar mi peso sin perder la masa muscular de mis piernas", un aspecto clave de la constitución física de Cavendish pues tras verle en persona parece increíble que pese los 70 kilos que declara su equipo en la web oficial. Abulta poco, menos que escaladores de similar tamaño, y transmite una tremenda sensación de ligereza en su tren superior, que contrasta con la privilegiada musculatura de sus piernas donde concentra la mayoría de su peso. En relación con los que serán sus grandes contrincantes en el Tour, entre los que no duda en señalar a "Kittel y Greipel" como los hombres a batir, Mark es mucho más pequeño, algo que él considera una ventaja pues "me permite moverme y elegir mi camino más ágilmente en el final. Creo que veo bien los espacios y no necesito gastar tanta energía para colocarme".
Más allá de la que ayer le dio el liderato, la Grand Boucle en esta edición comprende otras siete oportunidades claras de sprint para los velocistas incluyendo la de los Campos Elíseos, donde es una auténtica incógnita si llegará u optara por bajarse antes y terminar de pulir su preparación para los Juegos Olímpicos. "No tengo planeado retirarme, pero el año pasado, por ejemplo, la última semana fue muy calurosa. A consecuencia estuve varios días malo y en la cama, pero aguante porque no había un condicionante después como los Juegos. Este año habrá que ver como se plantea la carrera cada día y ya veremos que hacemos finalmente".
Una de las salidas de tono más sonadas de Cavendish en los últimos tiempos fueron las declaraciones en las que calificó de "estupido" el recorrido de la Vuelta a España. Durante nuestra conversación quiso aclarar que "me gustaría volver a rodar en España. No es solo la Vuelta, a lo largo de mi carrera he hecho muchas carreras en vuestro país. Pero en estos momento, no hay demasiadas oportunidades de llegar a un sprint masivo. ¿Qué sentido tiene que mi equipo me lleve a mí en lugar de a un escalador cuando hay 10 u 11 finales en alto? Lo que sucedió con esas declaraciones fue que hubo un fallo de traducción; lo que yo pretendía decir es que no tiene mucha lógica ir". De sus palabras y del lenguaje corporal extraemos que será prácticamente imposible verle correr nuestra grande en este curso ciclista 2016, que podría ser uno de los mejores de su carrera deportiva cuando ya muchos vislumbraban una decadencia en su rendimiento. Ha cumplido su ilusión de portar el amarillo del Tour y no es descabellado pensar que en un mes pueda estar en el podio del Velódromo de Rio con una medalla colgada al cuello, un éxito al que podría añadir un segundo maillot arcoíris en Qatar, donde se disputará el Campeonato del Mundo bajo un circuito en el que parece imposible que se dé un desenlace distinto a un sprint masivo. "Sería un sueño ganar otro Mundial, no es muy frecuente que el circuito esté pensado para velocistas así que me gustaría aprovechar la oportunidad. He corrido varias veces el Tour de Qatar y he ganado allí, conozco bien el trazado y además Gran Bretaña tendrá un gran equipo", comentaba al respecto de conseguir otro maillot arcoíris que complicaría enormemente la defensa de su postura a aquellos que aún consideran que Mark Cavendish no es el mejor sprinter de todos los tiempos.