Era el gran favorito para ganar la segunda etapa con un final explosivo en la Itzulia y no ha fallado. Julian Alaphilippe ha dado una nueva lección de clase y maestría al alzarse con el triunfo en el repecho de Gorraiz por delante de Lambrecht y Kwiatkowski. “Mi objetivo era ganar una etapa en esta carrera y ya lo he conseguido. Vine sin presión así que ahora tengo menos".
Sin presión pero, eso sí, con muchas ganas. Porque con su triunfo en Gorráiz, Alaphilippe se ha colocado a 5’’ del líder Schachmann. El liderato a tiro. “Estoy preparado para luchar por la general pero queda mucho para el final, iré día a día y sin ninguna presión", afirmó. De hecho, ha querido explicar que “hoy estaba concentrado en la etapa y no pensaba en la general. Cuando Schachmann ha arrancado a por las bonificaciones yo no me he ido con él porque no quería dispersarme y porque el mensaje que iba a trasmitir era que he venido a luchar por la general".
Sobre el final de etapa, Alaphilippe narró que “en el último kilómetro veía a Lambrecht con mucha energía y apretando. Estaba pendiente de él porque me apretaba los talones. Los últimos kilómetros no eran fáciles y había que conservar fueras. Lo he tenido en el punto de mira todo el rato".
También contó que “he pinchado a quince o veinte kilómetros del final y he tenido que cambiar dos veces de bicicleta. He tenido que hacer un tramo con la bici de mi compañero Dries Devenyns pero por suerte he podido recuperar la posición para disputar la etapa".
Sobre el tan temido y comentado ‘sterrato’ el ciclista del Deceuninck dijo que “ha hecho la carrera más nerviosa y difícil pero la verdad es que me ha gustado bastante. Había que buscar una buena colocación para intentar perder el menor tiempo posible porque los tramos hacían que se estirara el pelotón antes, durante y después del sterrato. Antes del primer sector ha habido un corte en el pelotón y eso ha añadido nerviosismo y se ha endurecido la carrera".